Jalisco

Encuentran a madre e hijos arrastrados por el agua

Los cuerpos de familia que desapareció el viernes son hallados en canal de Tlajomulco

GUADALAJARA, JALISCO (07/SEP/2013).- Una tarde de tormenta y una crecida sorpresiva tomaron la vida de una joven madre y de dos de sus pequeños hijos; el tercero aún está desaparecido y lo buscan en algún lugar de Tlajomulco, en lo profundo y a lo largo de un canal pasa por Lomas del Sur.
 
Los testimonios son pocos y los motivos que desencadenaron la muerte son un misterio. Marcelina Lizete Ávalos Ferrer, de 25 años, salió de su casa la tarde del viernes con su hijo de dos años y medio, Juan Carlos. Con la carriola, la joven fue hacia la escuela por sus otros dos niños. Dulce Paola, de siete años; y Miguel Ángel, de seis. Iban en segundo y primer grado de primaria.
 
Los viernes salen a las seis de la tarde de la escuela, contó el marido, Juan Carlos González Domínguez, por lo que Marcelina debió salir antes. No regresó.
 
El esposo dijo que trabajaba como obrero en una fábrica de acero, de la cual salió hacia las 22:00 horas. Su familia no se hallaba en la casa y comenzó a buscar; al parecer, preguntó entre sus amistades y acaso haya pensado que los motivos económicos por los que de cuando en cuando discutían estaban relacionados con la ausencia. Lo cierto que no fue sino hasta la mañana de este sábado cuando acudió a la Comisaría de Tlajomulco a reportar la desaparición.
 
Antes, por la noche, los medios de comunicación divulgaban el hallazgo del que se presumía un asesinato: "Mujer violentada, hallada desnuda en Tlajomulco", era el sesgo de la nota. Hacia las 22.00 horas, las autoridades locales fueron advertidas de que una mujer se encontraba tirada junto a un canal, semidesnuda. Se dijo que presentaba huellas de violencia por moretones y demás marcas en su cuerpo, por lo que se creyó que se trataba de un crimen sexual.
 
Sin embargo, tras los primeros peritajes, se descubrió que la causa de la muerte había sido "inmersión", es decir, que murió ahogada por agua, y los moretones se derivaron del arrastre de la corriente que la estrelló contra piedras y palos. La Fiscalía llegó la noche del viernes y tras levantar el cuerpo se retiró del lugar.
 
Fue por la mañana de este sábado que una mujer que caminaba por un sendero a un lado del cauce encontró a una niña con vestido escolar, varada sobre los escombros del mismo canal junto al cual se encontró a la mujer la noche anterior.
 
Las autoridades regresaron y se percataron de que ya había una denuncia de desaparición. Continuaron la búsqueda a lo largo del río artificial y hallaron a unos cien metros de la niña el cadáver del bebé de dos años y medio; a un lado de éste, la carriola donde lo llevaban. Mandaron a llamar al padre.
 
Llegó al sitio y reconoció los cuerpos de los pequeños como los de dos de sus hijos. Lo comenzaron a interrogar los policías. Dos ancianos lugareños que presenciaron el interrogatorio sacaban conclusiones:
 
--Y el esposo, ¿dónde está? --preguntó uno a un policía.
 
--Lo tenemos amarrado --bromeó el gendarme.
 
--Pos le preguntaban y estaba tartamudeando --siguió el anciano.
 
--¡Pos sí! ¡Pos perder a su familia, a su esposa, a sus tres hijos! --replicó el otro adulto.
 
Unos vecinos del canal contaron que el viernes, el agua creció hacia las seis y media de la tarde, la hora en la que al parecer Marcelina estaba en la calle: "El agua se viene de un de repente, baja de allá (Lomas del Sur) y sube (el nivel). Cuando está así el canal no pasamos, porque nos entrelleva (sic), nos esperamos a que se baje", comentó una mujer que vive a unos 20 metros del cauce de agua.
 
El esposo no se explicaba la razón de las muertes, porque el camino de su casa a la escuela no pasaba por el canal; la escuela estaba en la otra dirección: "Les pregunté a mis vecinos que si la habían visto, nadie sabía nada, y tan chismosos que son los hijos de la ch..., me extraña. (...) No entiendo qué estaba haciendo de este lado, la escuela queda para allá".
 
El personal de Protección Civil seguía con la búsqueda del otro niño; mientras, un elemento de la Fiscalía cuestionaba a Juan Carlos sobre su relación con Marcelina. Le respondió entre sollozos lo que ya le había dicho a los policías municipales y hasta a su cuñada: que sí discutían, pero que sus riñas no pasaban a mayores. De cuando en cuando el hombre lloraba un llanto quedo, interior.
 
Le pidieron ir por las actas de nacimiento de los menores para agilizar el trámite, y si se podía, de una vez por las cuatro: "Ahorita de una vez los puedes identificar", dijo el Ministerio Público, para ahorrarle la vuelta a Guadalajara.
 
Por un momento quedó el hombre solo. Exclamó: "Le voy a pedir que me lleve a mí también. ¿Qué chin... voy a hacer sin ellos?". Los señalamientos parecían no importarle: "¿Y por qué los voy a aventar al canal, para qué?".
 
Las autoridades verificarán su coartada y seguirán buscando al tercer niño, quien recién ingresó al primer año, dijo orgulloso Juan Carlos, por un momento de olvido.

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