Jalisco
Aplican consulta pública para el desarrollo Mirasierra
Desarrolladores reconocen que analizan opciones para resolver el abasto de agua para los próximos habitantes del fraccionamiento
GUADALAJARA, JALISCO.- Los desarrolladores del proyecto Mirasierra reconocieron ayer, durante la consulta pública de la Manifestación de Impacto Ambiental que solicita el cambio de uso de suelo de 72 hectáreas, que analizan diferentes opciones para resolver el abastecimiento de agua para los próximos habitantes del fraccionamiento, que los estudios de mitigación del impacto a la fauna están en proceso, al igual que el proyecto ejecutivo para la urbanización, “a un lado”, del Bosque El Nixticuil. Y afirman que el complejo habitacional se diseño con esmero y cuidado para preservar el área, “ya que se adquirieron más hectáreas para dejarlas como reserva. Se preservará el bosque” afirman, “el proyecto es un ejemplo de cómo se debe hacer un desarrollo sustentable”.
El evento se realizó en las instalaciones de la Comisión Nacional Forestal y fue convocada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que en las próximas semanas dará a conocer si aprueban o no el cambio de uso de suelo.
Enrique Vázquez, vecino de Los Guayabos y doctor en Ciencias Biológicas, presentó su inconformidad con el fraccionamiento que alojaría “a más de 100 mil habitantes”, debido a que el criterio de desplazamiento de la fauna es simplista y no considera los ciclos críticos de las especies presentes.
“El proyecto contribuirá a la fragilidad de El Bosque El Nixticuil. Habrá una pérdida importante de vegetación nativa, afectaría negativamente al microclima y favorecería la aparición de especies invasoras”.
Otro aspecto fundamental es que el volumen autorizado por la Comisión Nacional del Agua para la extracción de agua, es de un millón 627 mil litros, que permitiría abastecer a 17 mil personas, con una cuota de 250 litros por cada una. Entonces: “¿Cómo abastecerán de agua a 100 mil habitantes?”, cuestionó Héctor Berrón, habitante del fraccionamiento Las Cañadas, quien señaló que se requerirían de nueve millones de litros de agua, lo que representa 500% más de la capacidad de los mantos acuíferos del Valle de Tesistán.
Tanto el director del proyecto Mirasierra, Joseph Rodrick Medina, como la bióloga Blanca Torres, quien realizó la MIA, y el arquitecto Vicente Silva, del Grupo GVA, señalaron que en ese momento no tenían los datos técnicos de cómo resolverían este problema, ya que se encuentran en estudio diversas alternativas.
Héctor Berrón también resaltó que la Manifestación de Impacto Ambiental no precisa las condiciones de veda de los acuíferos, qué sucederá con los caudales y el riesgo que implicaría para la urbanización, y no mencionan las descargas residuales: “Lo autorizado es de 51.6 litros por segundo y con esta cantidad de personas, tendrían que ser 287.25 litros por segundo”.
Los desarrolladores señalaron que colocarían plantas de tratamiento para no contaminar el Río Blanco, que desemboca en el Río Santiago. Sin embargo, esto no está incluido en el estudio que presentaron ante la Semarnat.
Otro cuestionamiento fundamental fue el por qué únicamente presentaron una MIA de siete polígonos, que representa 8.9% del total del polígono de Mirasierra. Rodrick Medina respondió que esto se debe a que el desarrollo será paulatino y se prevé en los próximos 10 años, por lo que no pueden calcular el impacto ambiental del proyecto.
“Por la magnitud del proyecto a gran escala, aún no hay proyecto ejecutivo. (Lo que falta) lo iremos integrando por etapas”.
Para saber
El fraccionamiento Mirasierra es cuestionado por distintos sectores porque representa impactos ambientales para el Área Natural Protegida del Bosque El Nixticuil.
El académico Arturo Curiel Ballesteros, de la Universidad de Guadalajara, revisó la MIA y señaló que, de acuerdo con el ordenamiento ecológico territorial, las áreas a urbanizar no son para asentamientos humanos.
La Semarnat deberá tomar en cuenta las observaciones, para resolver si autorizan el cambio de uso de suelo.
El evento se realizó en las instalaciones de la Comisión Nacional Forestal y fue convocada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que en las próximas semanas dará a conocer si aprueban o no el cambio de uso de suelo.
Enrique Vázquez, vecino de Los Guayabos y doctor en Ciencias Biológicas, presentó su inconformidad con el fraccionamiento que alojaría “a más de 100 mil habitantes”, debido a que el criterio de desplazamiento de la fauna es simplista y no considera los ciclos críticos de las especies presentes.
“El proyecto contribuirá a la fragilidad de El Bosque El Nixticuil. Habrá una pérdida importante de vegetación nativa, afectaría negativamente al microclima y favorecería la aparición de especies invasoras”.
Otro aspecto fundamental es que el volumen autorizado por la Comisión Nacional del Agua para la extracción de agua, es de un millón 627 mil litros, que permitiría abastecer a 17 mil personas, con una cuota de 250 litros por cada una. Entonces: “¿Cómo abastecerán de agua a 100 mil habitantes?”, cuestionó Héctor Berrón, habitante del fraccionamiento Las Cañadas, quien señaló que se requerirían de nueve millones de litros de agua, lo que representa 500% más de la capacidad de los mantos acuíferos del Valle de Tesistán.
Tanto el director del proyecto Mirasierra, Joseph Rodrick Medina, como la bióloga Blanca Torres, quien realizó la MIA, y el arquitecto Vicente Silva, del Grupo GVA, señalaron que en ese momento no tenían los datos técnicos de cómo resolverían este problema, ya que se encuentran en estudio diversas alternativas.
Héctor Berrón también resaltó que la Manifestación de Impacto Ambiental no precisa las condiciones de veda de los acuíferos, qué sucederá con los caudales y el riesgo que implicaría para la urbanización, y no mencionan las descargas residuales: “Lo autorizado es de 51.6 litros por segundo y con esta cantidad de personas, tendrían que ser 287.25 litros por segundo”.
Los desarrolladores señalaron que colocarían plantas de tratamiento para no contaminar el Río Blanco, que desemboca en el Río Santiago. Sin embargo, esto no está incluido en el estudio que presentaron ante la Semarnat.
Otro cuestionamiento fundamental fue el por qué únicamente presentaron una MIA de siete polígonos, que representa 8.9% del total del polígono de Mirasierra. Rodrick Medina respondió que esto se debe a que el desarrollo será paulatino y se prevé en los próximos 10 años, por lo que no pueden calcular el impacto ambiental del proyecto.
“Por la magnitud del proyecto a gran escala, aún no hay proyecto ejecutivo. (Lo que falta) lo iremos integrando por etapas”.
Para saber
El fraccionamiento Mirasierra es cuestionado por distintos sectores porque representa impactos ambientales para el Área Natural Protegida del Bosque El Nixticuil.
El académico Arturo Curiel Ballesteros, de la Universidad de Guadalajara, revisó la MIA y señaló que, de acuerdo con el ordenamiento ecológico territorial, las áreas a urbanizar no son para asentamientos humanos.
La Semarnat deberá tomar en cuenta las observaciones, para resolver si autorizan el cambio de uso de suelo.