Internacional

La OEA da el primer paso en la readmisión de Honduras

El organismo definirá una comisión que estudie la reincorporación de Tegucigalpa tras el golpe de Estado el año pasado

La OEA da el primer paso en la readmisión de Honduras
LIMA, PERÚ (09/JUN/2010).- La 40 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) introdujo en su agenda la posible readmisión de Honduras en su seno, al anunciar la creación de una “comisión de alto nivel” que estudie el caso.

La cuestión, que ha dividido a los países americanos en los últimos meses, mereció un debate que finalmente se plasmó en una breve resolución y le dio plazo máximo hasta el 30 de julio para presentar sus recomendaciones.

En Tegucigalpa, el presidente Porfirio Lobo acogió la decisión y expresó su deseo de colaborar con el panel.

Los miembros de la comisión serán designados por el secretario general José Miguel Insulza, pero éste dijo que su trabajo no será el de hacer de “comisión de la verdad”.
Insulza dijo que el próximo martes, la comisión se reunirá en Washington, pero no quiso desvelar la identidad de sus componentes pese a que ya tiene una idea de quiénes podrían ser.

Pese a la resolución unánime de la OEA, el reconocimiento internacional no parece ganado con la mera formación de una comisión de la OEA, ya que los 33 países participantes en la Asamblea que se celebró durante tres días en Lima han dejado muy claras sus diferentes visiones al respecto.

Los países centroamericanos, que con excepción de Nicaragua reconocen al Gobierno de Lobo, han multiplicado en el foro de Lima sus mensajes de que urge normalizar las relaciones con Honduras precisamente para contribuir al fortalecimiento de la democracia.

El canciller venezolano Nicolás Maduro dijo que su país mantendrá su rechazo al reingreso de Honduras hasta que se dé “el restablecimiento de las garantías para el ejercicio político de Manuel Zelaya” y se investiguen los “crímenes” del Gobierno interino de Roberto Micheleti instalado durante el golpe.

Zelaya, exiliado en República Dominicana, parecía opuesto a la decisión de la OEA. Dijo que pese a que Lobo ha sido elogiado por algunos ministros en la reunión en Lima, en realidad en Honduras “no se ha restaurado la democracia”.

Pueblo a la deriva


¿Por qué Honduras está fuera de la OEA?


El 28 de junio de 2009 militares expulsaron al entonces presidente hondureño, Manuel Zelaya, lo que motivó la suspensión del país de la OEA. El organismo —junto con otras naciones e instituciones internacionales— presionó al Gobierno interino para restablecer el Estado de derecho.

¿Tiene línea directa para su reincorporación?


No, Brasil y países de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba) como Venezuela, Nicaragua y Bolivia, condicionan al nuevo Gobierno que Manuel Zelaya debe regresar a Honduras con todos sus derechos “restaurados”, una condición innegociable para esos países.

La atención a las violaciones de los derechos humanos que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al igual que el esclarecimiento del golpe de Estado, también son temas prioritarios para la normalización de las relaciones internacionales del Gobierno de Porfirio Lobo.

¿Qué imagen tiene que mejorar Porfirio Lobo?

Tras la asunción de Porfirio Lobo como presidente de Honduras, instituciones de fondos internacionales restablecieron su ayuda económica, en aparente relativo regreso a la estabilidad del Gobierno.

Sin embargo, el regreso de Honduras a la OEA, significaría una prueba para que empresarios internacionales atendieran la invitación de Lobo a confiar en la nueva administración e invertir su dinero en un país que afronta graves problemas económicos.

Análisis

Lula y Obama, sin clavo y canela


“Usted es mi ídolo”, confesó el presidente de Estados Unidos a “Lula” durante una cumbre del G-20 en 2009. “Soy su fan”, aseguró el segundo. Parecía un dialogo extraído de la imaginación de un novelista. El líder de la potencia hegemónica y un sindicalista de izquierda devenido presidente de una nación sudamericana no ocultaban su admiración mutua. América Latina no cabía de gozo. Era el preludio de nuevos tiempos.

No tardó en llegar el anuncio. En silencio Estados Unidos negoció un tratado que le garantiza desplegar efectivos militares en Colombia. La noticia sacudió a “Planalto”. Mientras convocaba el funeral de las injerencias, Obama se aseguraba una cabeza de playa.

Las bases militares quizás eran una herencia más de la anterior administración. A fin de cuentas Obama recién asumía el mando.

La crisis de Honduras trajo definiciones. Estados Unidos adoptó una posición complaciente. Brasil, por su parte, ha sido el abanderado de no concederles nada a los golpistas y al fruto principal de la gestión espuria: el Gobierno de Porfirio Lobo.

El debate sobre las libertades políticas en Cuba marcaría otro desencuentro. Mientras Estados Unidos respalda las acciones de la disidencia interna, el Gobierno de Lula las desconoce.

Un lejano escenario enfrentaría nuevamente a ambos países. Washington no quiere saber nada respecto al plan nuclear de Irán, su prioridad es liquidarlo por cualquier vía. Brasil tiene otra visión y ha mediado activamente a favor del derecho de Irán a disponer de energía nuclear avalando supuestas buenas intenciones.

Las simpatías iniciales no eran falsas. Los buenos augurios eran los incorrectos. Barack Obama es, ante todo, el líder de una potencia imperial. Su supervivencia política y biológica depende del grado en que su administración no afecte intereses expandidos durante decenios. En cambio Lula representa a una potencia emergente. Su perspectiva de las relaciones internacionales es entre actores con iguales derechos, mientras su antaña militancia de izquierda le impide liberarse de ciertos compromisos indefendibles.

Washington anunció la cancelación de la visita de Obama a Brasil. El estado de la relación bilateral no podía ser otro. Sin sabor ni colorido.

Orestes E. Díaz Rodríguez
Maestro de la UdeG

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