Internacional
Acusaciones sobre vínculos con grupo talibán enrarecen lazos EU y Pakistán
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, subraya la importancia de continuar conjuntamente la lucha contra el terrorismo
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (23/SEP/2011).- Los lazos entre Estados Unidos y Pakistán, siempre complicados, sufren hoy un nuevo deterioro a raíz de las demandas de Washington de que Islamabad elimine sus supuestos vínculos con la red talibán de Haqani.
Ambos Gobiernos intercambiaron hoy declaraciones en las que insistían en sus posiciones, EE.UU. en la necesidad de que Islamabad rompa cualquier vínculo con el grupo de Haqani y Pakistán en que las acusaciones de contactos son completamente infundadas.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declaró hoy a la prensa que "sabemos que la red de Haqani opera desde refugios en Pakistán y que el Gobierno de Pakistán no ha tomado medidas contra esos refugios", algo que EE.UU. ha sacado a relucir "en público y en privado" con las autoridades en Islamabad.
"Es imprescindible que el Gobierno de Pakistán rompa cualquier vínculo que pueda mantener y adopte medidas firmes e inmediatas contra esta red, de modo que deje de ser una amenaza contra EE.UU. o el pueblo de Pakistán", declaró el portavoz.
Carney subrayó que altos funcionarios del Gobierno ya plantearon esas demandas a Pakistán en contactos durante la última semana.
"Seguiremos esas conversaciones y buscaremos medidas por parte de Pakistán", insistió.
Afirmó que el grupo talibán, que opera desde la región tribal fronteriza de Waziristán del Norte, ha sido responsable de atentados como el perpetrado hace diez días contra la Embajada de Estados Unidos en Kabul y la sede de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF, por su sigla en inglés).
Pero Carney insistió en la importancia de la relación entre EE.UU. y Pakistán, en particular en la lucha contra el terrorismo, y aseguró que esa relación continuará.
En un sentido similar se pronunció el capitán John Kirby, portavoz del jefe de Estado Mayor Mike Mullen, quien aseguró que durante los últimos meses la actividad del grupo talibán "ha sido más atrevida, agresiva y letal y hay más información de que esos ataques han sido apoyados, o incluso alentados, por el ISI", el servicio de inteligencia pakistaní..
En una comparecencia ante el Senado el jueves, Mullen describió a la red Haqani como "un brazo estratégico del ISI".
Mullen advirtió que los militantes de Haqani y el grupo Quetta Shura "operan desde Pakistán con impunidad" y atacan a tropas y civiles afganos y soldados estadounidenses.
Esas acusaciones son las más serias pronunciadas hasta ahora por un alto cargo estadounidense contra Pakistán y añaden leña a unas tensiones entre los dos países que no han terminado de disiparse desde que en mayo un comando de EE.UU. diera muerte al líder de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, en la localidad de Abottabad, en las cercanías de Islamabad.
Entonces, las fuerzas armadas paquistaníes, que vieron el episodio como una humillación respondieron cerrando puertas a la colaboración en la zona. A su vez, EE.UU. retiró una ayuda militar de 800 millones de dólares.
En esta ocasión, Pakistán ha rechazado las acusaciones de Estados Unidos con rotundidad.
La portavoz paquistaní de Exteriores, Tehmina Janjua, negó que su país coopere de ninguna forma con el grupo de Haqani y reafirmó el compromiso de Pakistán de colaborar con EE.UU. en la lucha antiterrorista, según varios medios locales.
Janjua se une de esta forma al ministro paquistaní del Interior, Rehman Malik, y a otros altos cargos que se están defendiendo de la ofensiva diplomática de Washington, que ve en la red Haqani uno de los principales obstáculos para el avance de la guerra afgana.
La prensa especula también con la posibilidad de que este grupo, liderado por el ex"muyahidín" Jalaludín Haqani y su hijo Sirajudín, esté detrás del asesinato del ex presidente afgano Burhanudín Rabbani.
Ambos Gobiernos intercambiaron hoy declaraciones en las que insistían en sus posiciones, EE.UU. en la necesidad de que Islamabad rompa cualquier vínculo con el grupo de Haqani y Pakistán en que las acusaciones de contactos son completamente infundadas.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declaró hoy a la prensa que "sabemos que la red de Haqani opera desde refugios en Pakistán y que el Gobierno de Pakistán no ha tomado medidas contra esos refugios", algo que EE.UU. ha sacado a relucir "en público y en privado" con las autoridades en Islamabad.
"Es imprescindible que el Gobierno de Pakistán rompa cualquier vínculo que pueda mantener y adopte medidas firmes e inmediatas contra esta red, de modo que deje de ser una amenaza contra EE.UU. o el pueblo de Pakistán", declaró el portavoz.
Carney subrayó que altos funcionarios del Gobierno ya plantearon esas demandas a Pakistán en contactos durante la última semana.
"Seguiremos esas conversaciones y buscaremos medidas por parte de Pakistán", insistió.
Afirmó que el grupo talibán, que opera desde la región tribal fronteriza de Waziristán del Norte, ha sido responsable de atentados como el perpetrado hace diez días contra la Embajada de Estados Unidos en Kabul y la sede de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF, por su sigla en inglés).
Pero Carney insistió en la importancia de la relación entre EE.UU. y Pakistán, en particular en la lucha contra el terrorismo, y aseguró que esa relación continuará.
En un sentido similar se pronunció el capitán John Kirby, portavoz del jefe de Estado Mayor Mike Mullen, quien aseguró que durante los últimos meses la actividad del grupo talibán "ha sido más atrevida, agresiva y letal y hay más información de que esos ataques han sido apoyados, o incluso alentados, por el ISI", el servicio de inteligencia pakistaní..
En una comparecencia ante el Senado el jueves, Mullen describió a la red Haqani como "un brazo estratégico del ISI".
Mullen advirtió que los militantes de Haqani y el grupo Quetta Shura "operan desde Pakistán con impunidad" y atacan a tropas y civiles afganos y soldados estadounidenses.
Esas acusaciones son las más serias pronunciadas hasta ahora por un alto cargo estadounidense contra Pakistán y añaden leña a unas tensiones entre los dos países que no han terminado de disiparse desde que en mayo un comando de EE.UU. diera muerte al líder de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, en la localidad de Abottabad, en las cercanías de Islamabad.
Entonces, las fuerzas armadas paquistaníes, que vieron el episodio como una humillación respondieron cerrando puertas a la colaboración en la zona. A su vez, EE.UU. retiró una ayuda militar de 800 millones de dólares.
En esta ocasión, Pakistán ha rechazado las acusaciones de Estados Unidos con rotundidad.
La portavoz paquistaní de Exteriores, Tehmina Janjua, negó que su país coopere de ninguna forma con el grupo de Haqani y reafirmó el compromiso de Pakistán de colaborar con EE.UU. en la lucha antiterrorista, según varios medios locales.
Janjua se une de esta forma al ministro paquistaní del Interior, Rehman Malik, y a otros altos cargos que se están defendiendo de la ofensiva diplomática de Washington, que ve en la red Haqani uno de los principales obstáculos para el avance de la guerra afgana.
La prensa especula también con la posibilidad de que este grupo, liderado por el ex"muyahidín" Jalaludín Haqani y su hijo Sirajudín, esté detrás del asesinato del ex presidente afgano Burhanudín Rabbani.