Entretenimiento
Sensualidad y ritmo con Diana Krall
La canadiense ofreció lo mejor de su música en el Auditorio Telmex
GUADALAJARA, JALISCO.- Si el jazz tiene un rostro sensual, ése debe ser idéntico al de Diana Krall. Así lo atestiguaron tanto fieles como escépticos que se dieron cita ayer por la noche en el Auditorio Telmex, en una noche donde la suavidad sonora se apoderó de los oídos y corazones de los asistentes.
El público entró a la sala dividido en dos grandes sectores, quienes como Elizabeth, una chica amante del arte, que confesó tener “tres discos, me encanta”, hasta Katia, quien antes de entrar al recinto aceptó “conocer poco” sobre la obra de la rubia intérprete. Pero una vez adentro no hubo diferencia y las dos, junto con el resto de los asistentes, cayeron rendidas por la magia y precisión que imprime Krall a cada uno de sus temas.
Y es que la artista no defraudó ni escatimó al momento de entregar sobre el escenario lo más selecto de su discografía. Eso sí, la velada sirvió de pretexto para presentar Quiet Nights, su disco más reciente, lanzado en 2009.
Abre sus emociones
La artista saltó al escenario a las 21:15 horas, luciendo su rubia cabellera suelta que caía sobre sus hombros, un vestido ceñido y una actitud relajada. En cuanto se apoderó del piano, magnetizó la atención del público, que otorgó constantes y generosas ovaciones a la diva del jazz nacida en Québec pero amante de los ritmos de todo el mundo.
Coqueteando con la bossa nova pero siempre manteniendo el ancla en el jazz, Diana Krall surfeó a través de diversas emociones con las letras de sus temas cuando así lo ameritó, aunque también cabe destacar la impecable ejecución sonora de la banda, donde los instrumentos como la batería, la guitarra y el bajo fueron la comparsa perfecta para el piano de la intérprete.
El semblante de paz de Krall no le viene solamente por la música. Su situación familiar y profesional se ha visto redondeada en tiempos recientes, primero por su boda con el cantante Elvis Costello, después con el nacimiento de sus gemelos y finalmente con el éxito comercial que logró con Quiet Nights, disco por el que ya ganó un premio Grammy.
Sobre el escenario, Krall revisó lo mejor de su discografía, y sonaron temas que recordaron su espectacular debut en 1993 con Stepping out, pasando por los homenajes a otros artistas (como lo hizo en la placa All for you) y rematando con temas que se desprenden de producciones contemporáneas como From this moment on.
Las cuatro mil 500 personas reunidas en el Telmex recibieron una promesa de parte de Krall al arrancar el concierto: “Sé que el boleto estaba caro, así que haré que valga cada centavo que pagaron”. Y por el rostro que tenían sus fanáticos a la salida, se puede decir que la cuenta quedó bien saldada.
El público entró a la sala dividido en dos grandes sectores, quienes como Elizabeth, una chica amante del arte, que confesó tener “tres discos, me encanta”, hasta Katia, quien antes de entrar al recinto aceptó “conocer poco” sobre la obra de la rubia intérprete. Pero una vez adentro no hubo diferencia y las dos, junto con el resto de los asistentes, cayeron rendidas por la magia y precisión que imprime Krall a cada uno de sus temas.
Y es que la artista no defraudó ni escatimó al momento de entregar sobre el escenario lo más selecto de su discografía. Eso sí, la velada sirvió de pretexto para presentar Quiet Nights, su disco más reciente, lanzado en 2009.
Abre sus emociones
La artista saltó al escenario a las 21:15 horas, luciendo su rubia cabellera suelta que caía sobre sus hombros, un vestido ceñido y una actitud relajada. En cuanto se apoderó del piano, magnetizó la atención del público, que otorgó constantes y generosas ovaciones a la diva del jazz nacida en Québec pero amante de los ritmos de todo el mundo.
Coqueteando con la bossa nova pero siempre manteniendo el ancla en el jazz, Diana Krall surfeó a través de diversas emociones con las letras de sus temas cuando así lo ameritó, aunque también cabe destacar la impecable ejecución sonora de la banda, donde los instrumentos como la batería, la guitarra y el bajo fueron la comparsa perfecta para el piano de la intérprete.
El semblante de paz de Krall no le viene solamente por la música. Su situación familiar y profesional se ha visto redondeada en tiempos recientes, primero por su boda con el cantante Elvis Costello, después con el nacimiento de sus gemelos y finalmente con el éxito comercial que logró con Quiet Nights, disco por el que ya ganó un premio Grammy.
Sobre el escenario, Krall revisó lo mejor de su discografía, y sonaron temas que recordaron su espectacular debut en 1993 con Stepping out, pasando por los homenajes a otros artistas (como lo hizo en la placa All for you) y rematando con temas que se desprenden de producciones contemporáneas como From this moment on.
Las cuatro mil 500 personas reunidas en el Telmex recibieron una promesa de parte de Krall al arrancar el concierto: “Sé que el boleto estaba caro, así que haré que valga cada centavo que pagaron”. Y por el rostro que tenían sus fanáticos a la salida, se puede decir que la cuenta quedó bien saldada.