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Ocurrencias medievales

El peculiar humor de Spamalot, cortesía de los hermanos Freddy y Germán Ortega, conquista al público del Teatro Diana

GUADALAJARA, JALISCO (28/MAR/2012).- Música, comedia, humor de doble sentido y muchas risas. Esa es la fórmula básica de Spamalot, puesta en escena que ayer logró conquistar a los tapatíos en un par de funciones en el Teatro Diana.

Con Freddy y Germán Ortega a la cabeza de un elenco que también incluyó a una brillante Regina Orozco y a un Omar Chaparro en buena forma, la obra demostró que el humor negro, político y colorado también tiene lugar en el género de la comedia musical, que tradicionalmente está asociada a los “chistes blancos”.

La premisa de Spamalot no es nueva. Narra la conocida historia del Rey Arturo en su búsqueda por el Santo Grial, en compañía de sus fieles caballeros de la Mesa redonda. Lo brillante, e hilarante, es la forma en que se ejecuta la trama.

Lo primero que se derrumba es la tradicional imagen de los paladines medievales en armadura brillante, carentes de defectos. Los valientes caballeros bailan, se “alburean”, lanzan y reciben bromas de doble sentido y cantan, casi siempre de forma desafinada. ¿El resultado? Más de dos horas de risas continuas.

Tropicalización perfecta

Freddy y Germán, “Los Mascabrothers”, demuestran que si hay algo que dominan bien en el mundo de la comedia teatral, además del “ritmo” con el que ejecutan sus bromas, es que son excelentes adaptadores de la comedia extranjera.

Con el Tenorio Cómico ya habían desplegado una gran habilidad para trasladar el sentido del humor europeo a México, pero con Spamalot dan un paso más allá. La puesta está repleta de referencias a la cultura popular, a los políticos, a los deportes y a los medios de comunicación. Nadie salió bien parado y el público lo celebró todo.

Los constantes números musicales no rompen el ritmo de la obra ni hacen que se sienta demasiado larga. Cada canción está diseñada para aprovechar las voces (tanto buenas como malas) de los histriones, así como sacar provecho de la magnífica escenografía y los efectos especiales de Spamalot.

Para los Mascabrothers, la obra significó una de las apuestas más arriesgadas en su carrera, y a juzgar por la carretada de risas que cosecharon anoche en el Teatro Diana, ganaron.

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