Entretenimiento
González Iñárritu busca la catarsis con sus filmes
El director se prepara para los Globos de Oro, donde Biutiful está nominada en la terna de Mejor película de habla no inglesa
LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS (30/DIC/2010).- El cineasta Alejandro González Iñárritu considera que su película Biutiful, que llegó esta semana a las salas de Nueva York y Los Ángeles en Estados Unidos, es “como una pintura negra de Goya”, en la que tras una densa capa de dolor se esconde gran luminosidad y belleza.
Iñárritu narra en esta cinta (que competirá en la próxima edición de los Globos de Oro como Mejorcinta en habla no inglesa) la caída libre de Uxbal (Javier Bardem) en un mundo violento, en que los inmigrantes se convierten en marionetas del primer mundo con la inusual belleza propia de las estampas de Goya.
“Si quieren nada más que alguien los entretenga, que busquen un payaso. Creo que el arte debe crear catarsis y provocar en el espectador emociones, incomodarlo y ponerlo en zonas inestables”, afirmó el realizador mexicano.
El filme, según la crítica, funciona como un golpe directo a la cara del espectador, al que, sin ningún tipo de concesión, se le obliga a enfrentarse a esa realidad que se suele esconder tras las imágenes de postal de las ciudades.
Sin maquillaje
Para González Iñárritu, la “obsesión de maquillar la realidad y de observar la parte chabacana de la belleza es un poco naif (ingenua)”, motivo por el que decidió mostrar la parte olvidada de Barcelona, la de los inmigrantes ilegales que luchan por sobrevivir, un lado que “es igual o más bello” que el que ya conocemos.
A pesar de ello, el director no se cansa de repetir que la película no es sobre la ciudad condal, demasiado acostumbrada a ser la protagonista, si no “sobre la esclavitud del siglo XXI”, que es la inmigración ilegal.
Un problema “inevitable” para el que Iñárritu no propone soluciones, pero sí reclama “un profundo plan de aceptación que permita a las personas ser globalizadas”.
“Es muy complejo, no hay buenos ni malos en el mundo. Detrás de todos los personajes hay una cierta belleza porque todos están convencidos que están ayudando al prójimo”, señala Iñárritu.
Otra estructura
Durante todo el largometraje, Iñárritu incita al espectador a afrontar las cosas a las que se suele dar la espalda, como los transtornos mentales, representados por la bipolaridad del personaje de Marambra (Maricel Álvarez).
Con Biutiful el director mexicano abandona su habitual estructura de rompecabezas, presente en el tríptico compuesto por Amores perros, 21 gramos y Babel, para construir una historia circular que gira en torno del personaje de Uxbal.
Una estructura que no sabe si volverá a usar en sus próximos proyectos, ya que “cada historia debe encontrar su manera de ser explicada, sin subordinarla a un esquema predeterminado”.
Iñárritu narra en esta cinta (que competirá en la próxima edición de los Globos de Oro como Mejorcinta en habla no inglesa) la caída libre de Uxbal (Javier Bardem) en un mundo violento, en que los inmigrantes se convierten en marionetas del primer mundo con la inusual belleza propia de las estampas de Goya.
“Si quieren nada más que alguien los entretenga, que busquen un payaso. Creo que el arte debe crear catarsis y provocar en el espectador emociones, incomodarlo y ponerlo en zonas inestables”, afirmó el realizador mexicano.
El filme, según la crítica, funciona como un golpe directo a la cara del espectador, al que, sin ningún tipo de concesión, se le obliga a enfrentarse a esa realidad que se suele esconder tras las imágenes de postal de las ciudades.
Sin maquillaje
Para González Iñárritu, la “obsesión de maquillar la realidad y de observar la parte chabacana de la belleza es un poco naif (ingenua)”, motivo por el que decidió mostrar la parte olvidada de Barcelona, la de los inmigrantes ilegales que luchan por sobrevivir, un lado que “es igual o más bello” que el que ya conocemos.
A pesar de ello, el director no se cansa de repetir que la película no es sobre la ciudad condal, demasiado acostumbrada a ser la protagonista, si no “sobre la esclavitud del siglo XXI”, que es la inmigración ilegal.
Un problema “inevitable” para el que Iñárritu no propone soluciones, pero sí reclama “un profundo plan de aceptación que permita a las personas ser globalizadas”.
“Es muy complejo, no hay buenos ni malos en el mundo. Detrás de todos los personajes hay una cierta belleza porque todos están convencidos que están ayudando al prójimo”, señala Iñárritu.
Otra estructura
Durante todo el largometraje, Iñárritu incita al espectador a afrontar las cosas a las que se suele dar la espalda, como los transtornos mentales, representados por la bipolaridad del personaje de Marambra (Maricel Álvarez).
Con Biutiful el director mexicano abandona su habitual estructura de rompecabezas, presente en el tríptico compuesto por Amores perros, 21 gramos y Babel, para construir una historia circular que gira en torno del personaje de Uxbal.
Una estructura que no sabe si volverá a usar en sus próximos proyectos, ya que “cada historia debe encontrar su manera de ser explicada, sin subordinarla a un esquema predeterminado”.