Entretenimiento
Danny Boyle sale de su zona de confort
El británico, que hoy compite por seis premios Oscar, asegura que 127 horas es un proyecto que consideraba como asignatura pendiente
CIUDAD DE MÉXICO (27/FEB/2011).- Danny Boyle nació en Manchester, Inglaterra, en 1956 y comenzó su carrera en el teatro, en The royal court en Londres y la Royal Shakespeare Company, y después comenzó a trabajar en televisión como productor y como director.
Su primer largometraje fue el thriller de culto Tumba al ras de la tierra y siguió con el exitazo de Trainspotting, la vida en el abismo, que estableció sus credenciales como uno de los directores más atrevidos de Gran Bretaña. Los otros créditos de Boyle incluyen Vidas sin reglas, La playa, Exterminio, Sunshine: alerta solar y claro, Quisiera ser millonario.
La producción de Frankenstein, de Danny Boyle, con Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller, se estrena en el National Theatre de Londres este mes. Además es el director creativo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres y el pasado viernes estrenó en México 127 horas, que compite hoy por seis premios Oscar, incluidos Mejor actor (James Franco) y película.
- Después de “Quisiera ser millonario” debió tener muchas ofertas y pudo elegir cualquier cosa.
- (Rísas) Sí te ofrecen muchas cosas, sí. Pero siempre quise hacer 127 horas, porque pensé que lo peor que podía hacer era reaccionar al éxito de Quisiera ser millonario en esa forma.
- ¿Por qué no hacer un documental?
- Porque mi argumento era que se podía lograr mucho más con un actor. Es una de las cosas raras de nuestro mundo, en las artes interpretativas, esperamos que los actores cuenten nuestras historias. Le dije a Aron (el joven en cuya historia está basado el filme): “si tú la actúas, será terrible porque nadie lo creerá”. Aunque él haya sido el que haya vivido la experiencia. El poder que obtienes contando historias con actores talentosos es fenomenal y también catártico.
- ¿Cómo enfocó la escena de la amputación; en algún momento surgió la preocupación de que no resultara?
- Lo hicimos como en el libro, porque sabíamos que era potencialmente muy controversia si lo llevábamos demasiado hacia el horror, pero igual de peligroso si lo trivializábamos al hacerlo demasiado fácil, demasiado rápido. Tratamos de mostrarlo de una forma fidedigna, porque es una pieza de literatura extraordinaria.
- Ha disfrutado de un gran éxito recientemente. ¿Cómo mantiene los pies en la tierra?
- (Ríe) ¡Salgo de esta habitación y es el infierno! Digo “¿dónde está mi capuchino? ¿Dónde está?”. Ya en serio, vivo en Londres y creo que eso ayuda. James Franco tampoco vive en Hollywood; vive en Nueva York y creo que si fuera estadounidense viviría en Nueva York porque personalmente me gusta esa mentalidad de la Costa Este, aunque no tiene nada de malo vivir en Hollywood.
- ¿Qué hay de la producción teatral de “Frankenstein”?
- Bueno, es una adaptación de Frankenstein que hacemos en el National Theatre con un par de actores británicos (Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller), que ambos interpretan a la creatura y al Dr. Victor Frankenstein, que lo creó, turnándose cada noche. Porque son el creador y el creado pensamos que sería interesante si pudieran verse cada noche y actuar el papel del otro. Es algo dual y ese es el motor de esta pieza. La experiencia es agradable porque pone el acento en la actuación y no en el maquillaje. Es una historia extraordinaria e interesantemente, fue adaptada para el escenario tan pronto como fue publicada. Nunca parece perder potencia como historia y la estrenaremos pronto.
- ¿Cómo va la producción, también a su cargo, de las Olimpiadas en Londres?
- Estamos tratando de aprender de las Olimpiadas de Beijing, lo que puede ser muy intimidante. Pero he aprendido a aceptar su poder, su majestuosidad, y que Beijing completó un ciclo de un cierto tipo de show que introdujo los juegos. No creo que ninguna nación en el mundo, con la posible excepción de India en algunos años, pueda tratar de hacer algo en esa escala. No tenemos ese tipo de presupuesto y no creo que nadie tenga el apetito de ese tipo de gasto y ese tipo de control. Así que realmente trataremos de hacer algo más íntimo, y tratar de empezar un nuevo ciclo para este tipo de ceremonias. También queremos recordar su función propia, que es dar la bienvenida a los atletas a la ciudad para sus juegos.
Negado a las redes
Pese a la popularidad y el contacto que ofrecen las redes sociales entre los creativos y su público, Danny Boyle se cuenta en esa lista, cada vez más pequeña, de artistas y directores que no tienen Twitter o Facebook, aunque como suele suceder, el hueco es llenado por cuentas falsas e imitadores.
Su primer largometraje fue el thriller de culto Tumba al ras de la tierra y siguió con el exitazo de Trainspotting, la vida en el abismo, que estableció sus credenciales como uno de los directores más atrevidos de Gran Bretaña. Los otros créditos de Boyle incluyen Vidas sin reglas, La playa, Exterminio, Sunshine: alerta solar y claro, Quisiera ser millonario.
La producción de Frankenstein, de Danny Boyle, con Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller, se estrena en el National Theatre de Londres este mes. Además es el director creativo de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres y el pasado viernes estrenó en México 127 horas, que compite hoy por seis premios Oscar, incluidos Mejor actor (James Franco) y película.
- Después de “Quisiera ser millonario” debió tener muchas ofertas y pudo elegir cualquier cosa.
- (Rísas) Sí te ofrecen muchas cosas, sí. Pero siempre quise hacer 127 horas, porque pensé que lo peor que podía hacer era reaccionar al éxito de Quisiera ser millonario en esa forma.
- ¿Por qué no hacer un documental?
- Porque mi argumento era que se podía lograr mucho más con un actor. Es una de las cosas raras de nuestro mundo, en las artes interpretativas, esperamos que los actores cuenten nuestras historias. Le dije a Aron (el joven en cuya historia está basado el filme): “si tú la actúas, será terrible porque nadie lo creerá”. Aunque él haya sido el que haya vivido la experiencia. El poder que obtienes contando historias con actores talentosos es fenomenal y también catártico.
- ¿Cómo enfocó la escena de la amputación; en algún momento surgió la preocupación de que no resultara?
- Lo hicimos como en el libro, porque sabíamos que era potencialmente muy controversia si lo llevábamos demasiado hacia el horror, pero igual de peligroso si lo trivializábamos al hacerlo demasiado fácil, demasiado rápido. Tratamos de mostrarlo de una forma fidedigna, porque es una pieza de literatura extraordinaria.
- Ha disfrutado de un gran éxito recientemente. ¿Cómo mantiene los pies en la tierra?
- (Ríe) ¡Salgo de esta habitación y es el infierno! Digo “¿dónde está mi capuchino? ¿Dónde está?”. Ya en serio, vivo en Londres y creo que eso ayuda. James Franco tampoco vive en Hollywood; vive en Nueva York y creo que si fuera estadounidense viviría en Nueva York porque personalmente me gusta esa mentalidad de la Costa Este, aunque no tiene nada de malo vivir en Hollywood.
- ¿Qué hay de la producción teatral de “Frankenstein”?
- Bueno, es una adaptación de Frankenstein que hacemos en el National Theatre con un par de actores británicos (Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller), que ambos interpretan a la creatura y al Dr. Victor Frankenstein, que lo creó, turnándose cada noche. Porque son el creador y el creado pensamos que sería interesante si pudieran verse cada noche y actuar el papel del otro. Es algo dual y ese es el motor de esta pieza. La experiencia es agradable porque pone el acento en la actuación y no en el maquillaje. Es una historia extraordinaria e interesantemente, fue adaptada para el escenario tan pronto como fue publicada. Nunca parece perder potencia como historia y la estrenaremos pronto.
- ¿Cómo va la producción, también a su cargo, de las Olimpiadas en Londres?
- Estamos tratando de aprender de las Olimpiadas de Beijing, lo que puede ser muy intimidante. Pero he aprendido a aceptar su poder, su majestuosidad, y que Beijing completó un ciclo de un cierto tipo de show que introdujo los juegos. No creo que ninguna nación en el mundo, con la posible excepción de India en algunos años, pueda tratar de hacer algo en esa escala. No tenemos ese tipo de presupuesto y no creo que nadie tenga el apetito de ese tipo de gasto y ese tipo de control. Así que realmente trataremos de hacer algo más íntimo, y tratar de empezar un nuevo ciclo para este tipo de ceremonias. También queremos recordar su función propia, que es dar la bienvenida a los atletas a la ciudad para sus juegos.
Negado a las redes
Pese a la popularidad y el contacto que ofrecen las redes sociales entre los creativos y su público, Danny Boyle se cuenta en esa lista, cada vez más pequeña, de artistas y directores que no tienen Twitter o Facebook, aunque como suele suceder, el hueco es llenado por cuentas falsas e imitadores.