Economía

'Irene' representa una pesadilla para el sistema de seguros estadounidense

Muchas víctimas del huracán Irene se encuentran molestas porque no existen seguros contra las inundaciones, lo que ocasiona que muchas viviendas se deterioren

NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS (02/SEP/2011) - Lo único peor que ser evacuado una vez por una inundación es tener que ser evacuado dos veces, o incluso muchas.

En 1999, Margaret Wert compró una casa en Wayne, Nueva Jersey, confiando en las garantías dadas por su su agente inmobiliario respecto a que cualquier inundación solo causaría la acumulación de un par de centímetros de agua. Una semana después de firmar el contrato, el huracán Floyd le dejó más de un metro de agua en su sótano.

A comienzos de este año, Wert, de 45 años, sufrió una nueva inundación y recibió cinco mil dólares del Gobierno en concepto de seguro, que a ella le cuesta mil 200 dólares al año. La cifra no fue suficiente para cubrir todos los daños, pero la ayudó a comprar una nueva cocina, un refrigerador y una caldera.

Ahora, todos los nuevos electrodomésticos de Margaret Wert y gran parte de su casa están arruinados otra vez, después de que el huracán Irene inundara vastas extensiones de Nueva Jersey. En esta oportunidad, no obstante, ella tiene un mensaje para el Gobierno.

"Si no me pagan y no me dan lo que quiero, voy a abandonar esta casa y pueden quedársela. Voy a decirle a la compañía de seguros 'dénle el cheque al banco'. Ustedes pueden hacer los arreglos. Ustedes pueden vivir en el moho, ustedes pueden vivir en el mal olor, estoy harta", dice Wert.

En Estados Unidos, asegurar a propietarios contra daños por inundaciones es competencia única del Gobierno Federal, algo excepcional en el primer mundo.

El Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones (NFIP, por su sigla en inglés), que es administrado por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), es virtualmente el único lugar donde se puede encontrar protección contra desastres de inundaciones y tormentas repentinas.

El problema es que el funcionamiento del NFIP es un desastre, pende de una serie de extensiones anuales y es objeto de una reforma estancada en el Congreso. Hace solo seis años, los contribuyentes tuvieron que rescatar el programa después de que las pérdidas por el huracán Katrina resultaran inmanejables.

Pero los rescates financieros no gozan de popularidad en estos días. En un momento en el que se libra una batalla por el déficit y se ciernen temores de recesión, los republicanos ya están advirtiendo que cualquier gasto extra necesita ser compensado con recortes.

Si bien Irene no fue tan fuerte como Katrina, causó severas inundaciones en algunas de las zonas más pobladas y ricas del país. La tormenta dejó al menos 38 muertos en 11 estados, además de otros tres en República Dominicana y uno en Puerto Rico.

En Nueva Jersey, el gobernador Chris Christie ha estimado que las pérdidas podrían ascender a decenas de miles de millones. El estado dispone de casi 52.000 millones de dólares en seguros contra inundaciones vigentes a partir del NFIP.

La pregunta es si el NFIP puede manejar este gasto y si las pérdidas que enfrenta por Irene son suficientes para llevar al Senado a aprobar una gran reforma que el mes pasado pasó por la Cámara de Representantes.

"Lo que lamento es que debido a que el Gobierno puede definir los precios, ahora es la única aseguradora en el ámbito del manejo de inundaciones", explica Joe Allbaugh, director de la FEMA bajo el presidente George W. Bush que ahora dirige su propia compañía de gestión de desastres.

"Pasa la mayor parte de su tiempo con números rojos. Eso es porque se trata de otro programa de Gobierno en el que las primas que se cobran están muy por debajo del valor de mercado", dice Allbaugh.

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