Deportes
Jorge Cantú se vuela la cerca en el Zócalo
El pelotero mexicano se impuso en la Final del Derby de Jonrones al venezolano Frank Díaz
CIUDAD DE MÉXICO (15/JUN/2015).- El mexicano Jorge Cantú, ex jugador de Grandes Ligas, gano ayer el Derby de Jonrones que se llevó a cabo en el
Zócalo de la Ciudad de México, acto con el que la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) celebró su 90 aniversario.
Cantú se impuso en la Final al venezolano Frank Díaz. La Final del evento tuvo un formato de muerte súbita, y el jugador de los Tigres de Quintana Roo la botó en su segunda oportunidad en la caja de bateo.
El mexicano, quien jugó entre 2004 y 2011 en cinco equipos del beisbol estadounidense, se acreditó 16 vuelacercas en la primera ronda y 14 en la segunda, mientras que Díaz, de los Broncos de Tamaulipas, con sus 31 de la ronda inicial clasificó directo a la Final, ya que los otros tres semifinalista, entre ellos Cantú, no lo superaban con la suma de sus dos rondas.
“Es uno de los trofeos más importantes en mi carrera, pues a quién no le va a gustar pararse en el plato y en el Zócalo. No todos los días te levantas y dices: voy a batear a la plancha, es algo para la historia. Estar aquí presente es un honor y más cosechando éxitos”, dijo Cantú.
Aseguró que el duelo en la Final ante el venezolano Frank Díaz fue uno de los momentos con mayor presión en toda su carrera, ya que se trató de un mano a mano y de un solo golpe para llevarse la victoria a casa.
El reto de los peloteros era conectar la mayor cantidad de cuadrangulares antes de completar 10 “outs”, los cuales eran marcados cuando la pelota no salía del diamante.
El equipo mexicano estuvo compuesto por Cantú, Japhet Amador, Saúl Soto y Refugio Cervantes, y su capitán fue el puertorriqueño Roberto Alomar, quienes se midieron ante el panameño Rubén Rivera, el venezolano Frank Díaz, el dominicano Miguel Tejada y el cubano José Julio Ruiz, y su capitán fue el puertorriqueño José Vidrio.
La dosis de beisbol se dio sobre la plaza pública más grande y representativa de México, en la que se instaló un campo de beisbol de césped artificial en una superficie de ocho mil 900 metros de césped con distancias para los jardines de 97.6 metros para el izquierdo y el derecho, y 122 metros por el central, y cuyas tribunas reunieron a 12 mil aficionados, aunque alrededor del “campo” había al menos otras 10 mil.
A la presentación del evento asistieron el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera; el presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, Plinio Escalante, y el titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes ( Conade), Alfredo Castillo.
Cantú se impuso en la Final al venezolano Frank Díaz. La Final del evento tuvo un formato de muerte súbita, y el jugador de los Tigres de Quintana Roo la botó en su segunda oportunidad en la caja de bateo.
El mexicano, quien jugó entre 2004 y 2011 en cinco equipos del beisbol estadounidense, se acreditó 16 vuelacercas en la primera ronda y 14 en la segunda, mientras que Díaz, de los Broncos de Tamaulipas, con sus 31 de la ronda inicial clasificó directo a la Final, ya que los otros tres semifinalista, entre ellos Cantú, no lo superaban con la suma de sus dos rondas.
“Es uno de los trofeos más importantes en mi carrera, pues a quién no le va a gustar pararse en el plato y en el Zócalo. No todos los días te levantas y dices: voy a batear a la plancha, es algo para la historia. Estar aquí presente es un honor y más cosechando éxitos”, dijo Cantú.
Aseguró que el duelo en la Final ante el venezolano Frank Díaz fue uno de los momentos con mayor presión en toda su carrera, ya que se trató de un mano a mano y de un solo golpe para llevarse la victoria a casa.
El reto de los peloteros era conectar la mayor cantidad de cuadrangulares antes de completar 10 “outs”, los cuales eran marcados cuando la pelota no salía del diamante.
El equipo mexicano estuvo compuesto por Cantú, Japhet Amador, Saúl Soto y Refugio Cervantes, y su capitán fue el puertorriqueño Roberto Alomar, quienes se midieron ante el panameño Rubén Rivera, el venezolano Frank Díaz, el dominicano Miguel Tejada y el cubano José Julio Ruiz, y su capitán fue el puertorriqueño José Vidrio.
La dosis de beisbol se dio sobre la plaza pública más grande y representativa de México, en la que se instaló un campo de beisbol de césped artificial en una superficie de ocho mil 900 metros de césped con distancias para los jardines de 97.6 metros para el izquierdo y el derecho, y 122 metros por el central, y cuyas tribunas reunieron a 12 mil aficionados, aunque alrededor del “campo” había al menos otras 10 mil.
A la presentación del evento asistieron el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera; el presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, Plinio Escalante, y el titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes ( Conade), Alfredo Castillo.