Deportes
Brasil se mueve al ritmo del balón
Sin ser perfecta, la actual Copa del Mundo se está volviendo poco a poco en un evento memorable
GUADALAJARA, JALISCO (19/JUN/2014).- Se temían protestas masivas, estadios incompletos y crimen rampante. Sin embargo, una semana después del inicio del Mundial, Brasil vive un carnaval y las preocupaciones se han disipado en gran parte.
En lo que se conoce como el ‘jeitinho brasileiro’ —o el estilo brasileño de hacer las cosas— el anfitrión de la Copa del Mundo esperó hasta el último momento para tener todo listo y entrar en el espíritu de celebración.
Además, con su selección encabezando momentáneamente la clasificación en su grupo, cientos de miles de hinchas extranjeros inundando el país y las ‘caipirinhas’ fluyendo, la Copa del Mundo de 2014 ha tenido un inicio con bastante éxito.
En el terreno de juego, incluso en la sofocante ciudad amazónica de Manaos, la Copa del Mundo no ha decepcionado.
En este inicio muy prolífico se han anotado 49 goles en 17 partidos, a pesar de dos juegos en el que no hubo anotaciones: el mediocre partido Irán-Nigeria e, irónicamente, uno vibrante entre México y Brasil.
Este último además dio ocasión al surgimiento de un nuevo héroe, el portero mexicano Guillermo Ochoa, un verdadero cancerbero que frustró las intenciones de los anfitriones hasta el final, e incluso atajó magistralmente un cabezazo de Neymar. Las redes sociales celebraron la actuación de Ochoa y la compararon con la hazaña del legendario guardameta inglés Gordon Banks contra Pelé en la Copa del Mundo 1970, en una jugada casi idéntica.
En los ambientes denominados ‘fan fest’, para aquellos que no alcanzan a ver el partido en el estadio, cuentan con pantallas gigantes donde se transmiten los juegos y donde se agolpan miles de personas que conviven en una celebración internacional de fútbol, que se condimenta con alcohol y amor. Pese a ello, en Brasil aún persiste un malestar generalizado frente a casos de corrupción, servicios públicos de mala calidad y la lentitud del crecimiento económico.
Pero esos asuntos pueden esperar para después, cuando se acerquen las elecciones generales de octubre. Por ahora, hay una Copa del Mundo en el ‘pais do futebol’.
En lo que se conoce como el ‘jeitinho brasileiro’ —o el estilo brasileño de hacer las cosas— el anfitrión de la Copa del Mundo esperó hasta el último momento para tener todo listo y entrar en el espíritu de celebración.
Además, con su selección encabezando momentáneamente la clasificación en su grupo, cientos de miles de hinchas extranjeros inundando el país y las ‘caipirinhas’ fluyendo, la Copa del Mundo de 2014 ha tenido un inicio con bastante éxito.
En el terreno de juego, incluso en la sofocante ciudad amazónica de Manaos, la Copa del Mundo no ha decepcionado.
En este inicio muy prolífico se han anotado 49 goles en 17 partidos, a pesar de dos juegos en el que no hubo anotaciones: el mediocre partido Irán-Nigeria e, irónicamente, uno vibrante entre México y Brasil.
Este último además dio ocasión al surgimiento de un nuevo héroe, el portero mexicano Guillermo Ochoa, un verdadero cancerbero que frustró las intenciones de los anfitriones hasta el final, e incluso atajó magistralmente un cabezazo de Neymar. Las redes sociales celebraron la actuación de Ochoa y la compararon con la hazaña del legendario guardameta inglés Gordon Banks contra Pelé en la Copa del Mundo 1970, en una jugada casi idéntica.
En los ambientes denominados ‘fan fest’, para aquellos que no alcanzan a ver el partido en el estadio, cuentan con pantallas gigantes donde se transmiten los juegos y donde se agolpan miles de personas que conviven en una celebración internacional de fútbol, que se condimenta con alcohol y amor. Pese a ello, en Brasil aún persiste un malestar generalizado frente a casos de corrupción, servicios públicos de mala calidad y la lentitud del crecimiento económico.
Pero esos asuntos pueden esperar para después, cuando se acerquen las elecciones generales de octubre. Por ahora, hay una Copa del Mundo en el ‘pais do futebol’.