Deportes

* Quedó corto

A propósito por Jaime García Elías

Viene al caso uno de los más célebres aforismos del ínclito maestro Perogrullo: “Una cosa es una cosa... y otra cosa es otra cosa”.

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El del sábado fue, sin duda, el mejor partido del Guadalajara en lo que va del Torneo Bicentenario. (Esa es una cosa)... Y, sin embargo, con todo respeto para sus más furibundos partidarios, que decidieron que la ocasión era propicia para echar a vuelo las campanas, el desempeño de los rayados aún estuvo muy lejos del inalcanzable ideal de la perfección. (Esa es la otra cosa).

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Fue el mejor partido de las “Chivas” en lo que va del certamen, en efecto, porque tuvieron que remar contra la corriente. La regla, en los famosos ocho triunfos consecutivos de las primeras jornadas, fue que el “Rebaño” tuviera el gol a favor: (“El táctico por excelencia del futbol”, como solía decir, con muy buen sentido, Carlos Miloc). Con el gol a favor, corresponde al adversario la obligación de tomar la iniciativa; de correr riesgos, pues. El Guadalajara supo combinar, así, la necesidad de cerrar espacios atrás con la posibilidad de abrirlos adelante, para atacar con la ventaja de los espacios abiertos.

El sábado, en cambio, los rayados cometieron un par de graves yerros defensivos —lo cual ya va en detrimento de la calificación— que propiciaron los goles con que Santos Laguna dio la voltereta al marcador. Y fue entonces que mostraron su mejor cara: una agresividad bien entendida, que —sin lanzarse “a lo Gorras” al abordaje del marco rival— les permitió mandar tácticamente en el partido, adueñarse del balón, ocupar criteriosamente todas las zonas del campo. Y lo mejor: plantear las oportunidades que les permitieron ir de nuevo al descanso con ventaja en el marcador.

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El resto fue volver a lo de antes: permitir que el rival tuviera la pelota y la hiciera circular en una zona determinada; aplicarse para recuperar el orden y la solidez en el aspecto defensivo, y aprovechar los espacios que le regalaba un adversario desequilibrado, para masacrarlo a punta de contraataques.

Si no se consiguió el 10 de calificación fue porque, independientemente de los dos goles que Oswaldo Sánchez les robó, plantearon las oportunidades necesarias para clavarle por lo menos dos más.

(O sea que, a como jugó el sábado el Guadalajara, tenía que haber ganado por 8-0 para ponerle 10 y estrellita en la frente).

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