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* Porterazos

A propósito por Jaime García Elías

Se decía, en tiempos muy pretéritos, anteriores a aquellos en que los goles de Hugo Sánchez con el Real Madrid dieron pie a que se proclamara el cuento chino --como luego quedaría demostrado-- de que “el futbol mexicano es productor nato de materia prima de exportación”, que “México era tierra de buenos porteros”...

Eran los tiempos en que Antonio Carbajal coleccionaba en las solapas las medallas correspondientes a los cinco mundiales en que participó... y en que acumulaba en su historial, en compensación, los goles determinantes de las derrotas que de ordinario sufría México en esas competencias, hasta que el empate ante Gales en Suecia-58 y la victoria sobre Checoslovaquia en Chile-62 rompieron, por fin, el maleficio.


Ningún portero mexicano ha salido a jugar de planta en algún club extranjero. De los que han sido arqueros de la Selección Nacional, alguno mereció elogios mayúsculos: César Luis Menotti (quien fue, en forma efímera, técnico nacional en México) se refirió al estilo de Jorge Campos, a su solvencia para desprenderse del marco y jugar el balón con los pies cuando las circunstancias se lo exigían, llamándolo, aún en el Siglo XX, “El portero del Siglo XXI”.

Otro oyó cantar, muy de lejos, a las sirenas: fue cuando se decía que el Santos de Brasil --muy lejos de ser siquiera la sombra del que Gentil Cardoso llamó “Pelé y su Corte”-- se interesaba en sus servicios... pero a condición de que accediera a cobrar menos de la mitad de lo que cobraba a la sazón con las “Chivas”.

Vienen al caso esas reminiscencias para ponderar el desempeño que dos guardametas mexicanos, de los que nunca --hasta ahora-- se ha dicho que sean “material de Selección” o “de exportación”, en varios episodios de la historia reciente con sus respectivos equipos...

Uno, Liborio Sánchez, por las intervenciones en que evitó goles que pudieron significar la derrota en los encuentros decisivos del Guadalajara ante Vélez Sarsfield y Libertad de Asunción en la Copa Libertadores. Otro, Alfredo Talavera --rebautizado “Coladera” por los maloras, en una etapa aciaga de su carrera--, por haberse convertido en la figura del Toluca en lances que hubieran podido cambiar la historia del primer partido de la final del Torneo Bicentenario, la noche del jueves en Torreón.

Para que se vea cuánto se parece el futbol a la Rueda de la Fortuna.

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