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* ¡Pobres gigantes...!

Por Jaime García Elías

Váyale sumando, señor: ya perdieron España, Francia y Alemania; apenas empataron Italia e Inglaterra... Analizado el asunto con una dosis de mala leche, cualquiera podría colegir que, al menos hasta ahora, en el Mundial de Sudáfrica están creciendo los enanos.

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El caso de la derrota francesa ante México es mucho más dramático que los demás traspiés que han sufrido los gigantes en Sudáfrica...

Si el martes próximo se consuma la sospecha de que uruguayos y mexicanos firman el armisticio, juegan un especie de “amistoso disfrazado”, cumplen con el trámite de corretear y pelotear durante 90 minutos, resuelven amablemente el enfrentamiento dispuesto por el destino desde el sorteo de los grupos, dividen el botín como si fueran buenos hermanos, e incorporan, sin despeinarse siquiera, el quinto punto a sus respectivas cuentas corrientes, sucederá lo lógico: que ambos pasen a la siguiente ronda, y que Francia (el supuesto gigante del grupo) y Sudáfrica (el anfitrión del Mundial) se queden en la cuneta.

Sudáfrica, si eso sucede, se despedirá del torneo sin menoscabo de su prestigio; después de todo, su historial en estos menesteres es incipiente y modesto; Francia, en cambio, saldría con cajas destempladas.

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De hecho, desde antes del partido del jueves contra México, independientemente de las ironías con que la crítica trataba a Raymond Domenech y a sus pupilos, los propios aficionados franceses aludían, aún con vergüenza, a la forma en que Francia clasificó para el Mundial, con el tristemente célebre “gol sucio” precedido por una mano de Thierry Henry.

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Es diferente el caso de España y Alemania. En el caso de los ibéricos, Xavi, jugador del Barcelona, hizo un diagnóstico puntual: “Jugando como jugamos, ganamos decenas de partidos y perdemos uno. Hoy nos tocó perder”. La crítica ha sido ecuánime: no se puede hacer leña del árbol caído, cuando España dominó durante 70 minutos e hizo 24 tiros a gol; no se puede pasar por alto que un Mundial de futbol ni se gana ni se pierde en el primer partido...

Además, en la historia del futbol abundan los ejemplos de descalabros espectaculares y aun escandalosos. Desde el “Maracanazo” de 1950, entre los espectaculares, hasta la derrota de Francia ante Italia en el Mundial de Alemania-2006, escandaloso por el cabezazo de Zidane a Materazzi.
Ibéricos y germanos aún están vivos. Si tienen personalidad como han demostrado que tienen calidad, van a levantarse. Sin duda.

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