Deportes
* Lo de menos...
Hubo, pues, bien vistas las cosas, cuestiones más importantes...
GUADALAJARA, JALISCO.- Para empezar, el resultado --victoria del Guadalajara, derrota del Atlas-- podrá tener toda la significación que se quiera, especialmente a la vista de los antecedentes que en el terreno de la teoría inclinaban la balanza a favor de los rojinegros, pero que los rojiblancos --como suele suceder-- desmintieron en el de la práctica, no reviste mayor trascendencia: ni los vencedores, por ese simple hecho, se convirtieron en protagonistas del campeonato, ni los vencidos quedaron tan muertos y sepultados como sus verdugos quisieran.
En otras palabras: al preámbulo del verdadero campeonato aún le queda bastante cuerda... y lo más probable es que ninguno de los actores del episodio del sábado pasado en el Estadio Jalisco dé la talla para convertirse, a la postre, en “El Muchacho de la Película”.
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Hubo, pues, bien vistas las cosas, cuestiones más importantes...
Casi todas tuvieron que ver, como ya se está haciendo costumbre, con los incidentes ocurridos, so pretexto del famoso “Clásico”, en las tribunas y en las calles. En el interior del estadio, la quema de bengalas --señal de que la vigilancia “rigurosa” que supuestamente se montó para evitar que se ingresara pólvora al inmueble, fue burlada con relativa facilidad-- y los saltos rítmicos, todo por parte de los porristas del Guadalajara confinados en la planta alta. En los alrededores del estadio, las agresiones y los actos de vandalismo.
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Las bengalas no son tan inocuas como parecen. Se trata de fuegos de artificio. Y el fuego, al entrar en contacto con ellas, puede incendiar las fibras sintéticas con que están fabricadas casi todas las camisetas que viste la inmensa mayoría de los aficionados que concurren a los partidos. En cuanto a los saltos, ya los técnicos explicaron que, aun sin ser potencialmente tan peligrosos como llegó a temerse, no son, ni mucho menos, una práctica recomendable.
En cuanto a la reiteración --incontenible, por lo visto-- de riñas y agresiones vandálicas, demuestran que los operativos y las medidas dizque preventivas que supuestamente realizan de manera conjunta los clubes y las autoridades civiles, resultan insuficientes. Lo cual, lamentablemente, hace que el futbol vaya dejando de ser el “espectáculo familiar” que se preciaba de ser... y --lo peor-- atrae cada vez más a rufianes antisociales, en perjuicio de los aficionados propiamente dichos.
En otras palabras: al preámbulo del verdadero campeonato aún le queda bastante cuerda... y lo más probable es que ninguno de los actores del episodio del sábado pasado en el Estadio Jalisco dé la talla para convertirse, a la postre, en “El Muchacho de la Película”.
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Hubo, pues, bien vistas las cosas, cuestiones más importantes...
Casi todas tuvieron que ver, como ya se está haciendo costumbre, con los incidentes ocurridos, so pretexto del famoso “Clásico”, en las tribunas y en las calles. En el interior del estadio, la quema de bengalas --señal de que la vigilancia “rigurosa” que supuestamente se montó para evitar que se ingresara pólvora al inmueble, fue burlada con relativa facilidad-- y los saltos rítmicos, todo por parte de los porristas del Guadalajara confinados en la planta alta. En los alrededores del estadio, las agresiones y los actos de vandalismo.
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Las bengalas no son tan inocuas como parecen. Se trata de fuegos de artificio. Y el fuego, al entrar en contacto con ellas, puede incendiar las fibras sintéticas con que están fabricadas casi todas las camisetas que viste la inmensa mayoría de los aficionados que concurren a los partidos. En cuanto a los saltos, ya los técnicos explicaron que, aun sin ser potencialmente tan peligrosos como llegó a temerse, no son, ni mucho menos, una práctica recomendable.
En cuanto a la reiteración --incontenible, por lo visto-- de riñas y agresiones vandálicas, demuestran que los operativos y las medidas dizque preventivas que supuestamente realizan de manera conjunta los clubes y las autoridades civiles, resultan insuficientes. Lo cual, lamentablemente, hace que el futbol vaya dejando de ser el “espectáculo familiar” que se preciaba de ser... y --lo peor-- atrae cada vez más a rufianes antisociales, en perjuicio de los aficionados propiamente dichos.