Deportes
* Enanos
A propósito por Jaime García Elías
Aunque ya se sabe que “hay castas”, un partido amistoso, casi cualquiera lo gana. (Que México, clasificado en el escalón número 17 del tabulador mundial, por ejemplo, venza a Italia, campeón defensor en el Mundial inminente, es perfectamente posible... como acaba de demostrarse).
Un partido de Copa del Mundo, en cambio, difícilmente se resuelve en detrimento de la lógica. Y un Campeonato Mundial de Futbol, en su instancia suprema, más difícilmente se resuelve a favor de la sorpresa... Por eso la historia enseña que, aunque no todas las finales se han resuelto a favor del favorito universal (Brasil, en los mundiales de 1950 y 2002, llegó a la Final con los momios a favor), ninguna ha tenido lo que pudiera llamarse un campeón absolutamente sorpresivo.
*
Que la Selección Mexicana venciera a su similar --es un decir...-- de Italia, el jueves pasado en Bruselas, no necesariamente modifica, a su favor, los momios para el Mundial que arranca el viernes próximo. Es posible que ese resultado haya deteriorado más la cotización de los “azzurri”, que acrecentado las perspectivas del “Tri” en las consideraciones de los analistas.
Hubo, desde luego, dos beneficios indiscutibles para los filibusteros de Javier Aguirre. El primero, que el estado de ánimo mejoró y la autoestima del grupo y de los protagonistas del episodio se robusteció considerablemente, especialmente porque los pobres resultados y, sobre todo, las limitaciones exhibidas y las poco convincentes actuaciones del equipo en los encuentros de preparación disputados previamente ante Inglaterra y Holanda, encendieron luces amarillas entre los observadores.
El segundo, que el desempeño colectivo, en un encuentro que llevaba implícita una gran motivación, fue un indicio de que el “Vasco” eligió, en efecto, a los jugadores más idóneos... y de que hay, al margen de los aciertos o desaciertos individuales, una noción muy clara de lo que se tiene que hacer en la cancha tanto cuando se tiene la pelota como cuando la tiene el adversario.
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El punto en contra más serio que podría encontrarse tanto al resultado como al comportamiento futbolístico del “Tri” en el examen de la semana pasada, estriba en que el 2-1 a favor, más el consenso de propios y extraños en el sentido de que el resultado fue un fiel reflejo de lo que sucedió sobre la cancha, puso sobre aviso a sudafricanos, uruguayos y franceses, de que los enanos, a veces, crecen...
Un partido de Copa del Mundo, en cambio, difícilmente se resuelve en detrimento de la lógica. Y un Campeonato Mundial de Futbol, en su instancia suprema, más difícilmente se resuelve a favor de la sorpresa... Por eso la historia enseña que, aunque no todas las finales se han resuelto a favor del favorito universal (Brasil, en los mundiales de 1950 y 2002, llegó a la Final con los momios a favor), ninguna ha tenido lo que pudiera llamarse un campeón absolutamente sorpresivo.
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Que la Selección Mexicana venciera a su similar --es un decir...-- de Italia, el jueves pasado en Bruselas, no necesariamente modifica, a su favor, los momios para el Mundial que arranca el viernes próximo. Es posible que ese resultado haya deteriorado más la cotización de los “azzurri”, que acrecentado las perspectivas del “Tri” en las consideraciones de los analistas.
Hubo, desde luego, dos beneficios indiscutibles para los filibusteros de Javier Aguirre. El primero, que el estado de ánimo mejoró y la autoestima del grupo y de los protagonistas del episodio se robusteció considerablemente, especialmente porque los pobres resultados y, sobre todo, las limitaciones exhibidas y las poco convincentes actuaciones del equipo en los encuentros de preparación disputados previamente ante Inglaterra y Holanda, encendieron luces amarillas entre los observadores.
El segundo, que el desempeño colectivo, en un encuentro que llevaba implícita una gran motivación, fue un indicio de que el “Vasco” eligió, en efecto, a los jugadores más idóneos... y de que hay, al margen de los aciertos o desaciertos individuales, una noción muy clara de lo que se tiene que hacer en la cancha tanto cuando se tiene la pelota como cuando la tiene el adversario.
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El punto en contra más serio que podría encontrarse tanto al resultado como al comportamiento futbolístico del “Tri” en el examen de la semana pasada, estriba en que el 2-1 a favor, más el consenso de propios y extraños en el sentido de que el resultado fue un fiel reflejo de lo que sucedió sobre la cancha, puso sobre aviso a sudafricanos, uruguayos y franceses, de que los enanos, a veces, crecen...