Deportes
* Dos figuras
A propósito por Jaime García Elías
El Guadalajara ya dejó en el camino al Vélez Sarsfield argentino, y tiene en la lona al Libertad de Asunción. La próxima semana debe consumarse —como el diablo en persona no meta la cola— la clasificación de las “Chivas” a la fase de semifinales de la Copa Libertadores...
Su rival, en esa etapa, saldrá del doble duelo entre dos equipos con mucha más prosapia que los que han sido sus víctimas: Flamengo y Universidad de Chile. Para entonces —finales de julio y principios de agosto—, el Mundial habrá terminado... Para entonces, en otras palabras, el Guadalajara será otro: mejor, presumiblemente, que el actual.
*
En el entendido de que el Guadalajara de las jornadas más recientes ha sido un poco candil de la calle y oscuridad de su casa —luz en la Libertadores, sombra en el Torneo Bicentenario—, viene al caso poner las correspondientes estrellitas en la frente a los héroes en sus victorias sobre Vélez y Libertad: Omar Bravo merced a sus goles, y Liborio Sánchez por sus notables aciertos en la defensa del marco.
Uno es un veterano cuyas posibilidades de continuar en el elenco rayado están en entredicho. Otro es un novato a quien el destino facilitó el debut —a diferencia de lo que sucedió con Michel, el titular, ausente a raíz de su llamado a la Selección— muy temprano en su carrera.
*
Porque su productividad ha sido sumamente raquítica desde que tomó la decisión de emprender la malhadada aventura europea, y porque con el Deportivo La Coruña, Tigres y de nuevo Guadalajara, no ha sido ni sombra del goleador que llegó a ser, Bravo parece tener sus días contados con el equipo que lo proyectó a la fama.
Liborio, en cambio, sobresaliente en la Libertadores, ha pagado, en buena medida, la deuda que contrajo con las legiones de simpatizantes del “chiverío” a raíz de los graves errores —propios de un novato: lo que es al final de cuentas...— en el primer partido de la “liguilla” ante el Morelia.
Uno, con todo y su legítimo derecho a soñar con resurgir de sus cenizas, como el Ave Fénix, sería, salvo prueba en contrario, un jugador con pasado. El otro, en la medida en que ha confirmado sus facultades innatas de buen portero y evidentemente ha trabajado para corregir sus imperfecciones técnicas, es un jugador con futuro.
Su rival, en esa etapa, saldrá del doble duelo entre dos equipos con mucha más prosapia que los que han sido sus víctimas: Flamengo y Universidad de Chile. Para entonces —finales de julio y principios de agosto—, el Mundial habrá terminado... Para entonces, en otras palabras, el Guadalajara será otro: mejor, presumiblemente, que el actual.
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En el entendido de que el Guadalajara de las jornadas más recientes ha sido un poco candil de la calle y oscuridad de su casa —luz en la Libertadores, sombra en el Torneo Bicentenario—, viene al caso poner las correspondientes estrellitas en la frente a los héroes en sus victorias sobre Vélez y Libertad: Omar Bravo merced a sus goles, y Liborio Sánchez por sus notables aciertos en la defensa del marco.
Uno es un veterano cuyas posibilidades de continuar en el elenco rayado están en entredicho. Otro es un novato a quien el destino facilitó el debut —a diferencia de lo que sucedió con Michel, el titular, ausente a raíz de su llamado a la Selección— muy temprano en su carrera.
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Porque su productividad ha sido sumamente raquítica desde que tomó la decisión de emprender la malhadada aventura europea, y porque con el Deportivo La Coruña, Tigres y de nuevo Guadalajara, no ha sido ni sombra del goleador que llegó a ser, Bravo parece tener sus días contados con el equipo que lo proyectó a la fama.
Liborio, en cambio, sobresaliente en la Libertadores, ha pagado, en buena medida, la deuda que contrajo con las legiones de simpatizantes del “chiverío” a raíz de los graves errores —propios de un novato: lo que es al final de cuentas...— en el primer partido de la “liguilla” ante el Morelia.
Uno, con todo y su legítimo derecho a soñar con resurgir de sus cenizas, como el Ave Fénix, sería, salvo prueba en contrario, un jugador con pasado. El otro, en la medida en que ha confirmado sus facultades innatas de buen portero y evidentemente ha trabajado para corregir sus imperfecciones técnicas, es un jugador con futuro.