Deportes

* Despertares

A propósito, por Jaime García Elías

Sería por la proximidad del “Clásico”; sería por la debilidad de los adversarios; sería por las señales de mejoría que dieron ambos...

Por lo que haya sido. El hecho es que Atlas y Guadalajara (o Guadalajara y Atlas, que “tanto monta...”) despertaron en el momento preciso para calentar el “Clásico” del próximo sábado, aún a tiempo para que el vencedor, si hay alguno, reanime sus esperanzas de abandonar la zona de los tabuladores en que predominan --como dice el evangelio-- el llanto y el crujir de dientes.

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Para conseguir apenas su segunda victoria del certamen, al Guadalajara le bastó con acusar progresos significativos en el departamento defensivo. Aunque quedó en el aire la duda de si el cero atrás se preservó porque se recuperó la solvencia que en torneos precedentes caracterizaba a la zaga rojiblanca --el vaso medio lleno-- o si ese fenómeno fue la consecuencia lógica de la total inoperancia de los Jaguares --el vaso medio vacío--, lo cierto es que los defensores rayados estuvieron más sólidos y ordenados que en la generalidad de los partidos anteriores, y que Sergio Rodríguez tuvo una jornada relativamente apacible en el marco.

También quedaron dudas con respecto al arbitraje del bisoño Ricardo Arellano Nieves: en el penalty con que sancionó la carga, por detrás, de Razo sobre Omar Arellano, estuvo impecable. En cambio, al hacer el tancredo en una falta tan clara o más que la anterior, en el área de enfrente, y en otra, en los linderos del rectángulo, dio la sensación de aplicar el criterio de todos los jueces pusilánimes que hay en el mundo: “En las claras, lo que es; en las dudosas... a favor del público”.

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En Ciudad Juárez, mientras tanto, el Atlas hilvanaba su segunda victoria consecutiva a las órdenes de Darío Franco. Con todo y el atenuante de que se consiguió ante el benjamín Ciudad Juárez --que por ese mismo hecho, más la modestia de su plantel, está virtualmente condenado a pasar buena parte de la campaña en terapia intensiva... o en la incubadora, como los bebés prematuros--, no deja de tener su mérito que se haya logrado en calidad de visitante, después de estar dos veces abajo en el marcador, con cuatro goles como botín del bloque ofensivo, y con Ariel Bogado convertido, de golpe y porrazo, en líder solitario de los artilleros.

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