Deportes
* Competencia
Javier Aguirre
Desde que concluyó la eliminatoria zonal de la Concacaf, ya con el boleto en la bolsa, Javier Aguirre ha desquitado el salario que devenga como técnico nacional, dividiendo su tiempo en dos tipos de ejercicio: uno, hablar; otro, barajar nombres...
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Lo primero comenzó con una entrevista a un canal de la televisión española, que por poco le cuesta, en México, que los medios de comunicación lo designen, por unanimidad, para el papel principal de la próxima “Pasión” de Iztapalapa, con una variante con respecto a las tradicionales: que al “Vasco”, por el escandaloso pecado de atreverse a decir lo que piensa con respecto a un medio en que considera haber alcanzado todas las metas posibles, de veras lo crucifiquen: clavos, lanza, látigos y corona de espinas reales; nada de simulaciones.
Después, claro, vino la oscilación del péndulo para el lado contrario: Javier, los días de partido de la Selección, convertido en el gran motivador, machacón en sus mensajes orientados a mantener las banderas del optimismo izadas al máximo. Y cuando no, dedicado a hacer declaraciones inspiradas por el mismo afán: “¡Sueñen, aficionados mexicanos...; ya despertarán!”.
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Lo otro: para los partidos de preparación que se han disputado --hasta ahora ante rivales de medio pelo, a los que se ha inmolado (simbólicamente) en la piedra de los sacrificios--, Aguirre se ha dedicado, aparentemente, a incentivar la sana competencia entre los aspirantes a participar en el Mundial; a difundir el mensaje tácito de que los puestos aún no tienen dueño.
De ahí que tres porteros, 14 defensas, 9 mediocampistas y doce atacantes hayan sido llamados para esos compromisos. Es decir, casi tres jugadores y medio para cada uno de los puestos disponibles. Y aunque es un secreto a voces que la mayoría de los integrantes del equipo que saltará a la cancha para el partido inaugural, el 11 de junio ante Sudáfrica, ya están asignados, se antoja razonable mantener los ojos abiertos ante la posibilidad de que algunos jugadores que no habían sido considerados mantengan viva la posibilidad de ganarse un lugar en la Selección a base de mostrarse en sus equipos --como parece haberlo hecho el “Chicharito” Hernández, por citar el ejemplo más notorio--... y parece saludable generar una sana competencia entre los aspirantes a ganarse con su propio esfuerzo, en los partidos de la competencia doméstica, las plazas que aún están vacantes.
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Lo primero comenzó con una entrevista a un canal de la televisión española, que por poco le cuesta, en México, que los medios de comunicación lo designen, por unanimidad, para el papel principal de la próxima “Pasión” de Iztapalapa, con una variante con respecto a las tradicionales: que al “Vasco”, por el escandaloso pecado de atreverse a decir lo que piensa con respecto a un medio en que considera haber alcanzado todas las metas posibles, de veras lo crucifiquen: clavos, lanza, látigos y corona de espinas reales; nada de simulaciones.
Después, claro, vino la oscilación del péndulo para el lado contrario: Javier, los días de partido de la Selección, convertido en el gran motivador, machacón en sus mensajes orientados a mantener las banderas del optimismo izadas al máximo. Y cuando no, dedicado a hacer declaraciones inspiradas por el mismo afán: “¡Sueñen, aficionados mexicanos...; ya despertarán!”.
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Lo otro: para los partidos de preparación que se han disputado --hasta ahora ante rivales de medio pelo, a los que se ha inmolado (simbólicamente) en la piedra de los sacrificios--, Aguirre se ha dedicado, aparentemente, a incentivar la sana competencia entre los aspirantes a participar en el Mundial; a difundir el mensaje tácito de que los puestos aún no tienen dueño.
De ahí que tres porteros, 14 defensas, 9 mediocampistas y doce atacantes hayan sido llamados para esos compromisos. Es decir, casi tres jugadores y medio para cada uno de los puestos disponibles. Y aunque es un secreto a voces que la mayoría de los integrantes del equipo que saltará a la cancha para el partido inaugural, el 11 de junio ante Sudáfrica, ya están asignados, se antoja razonable mantener los ojos abiertos ante la posibilidad de que algunos jugadores que no habían sido considerados mantengan viva la posibilidad de ganarse un lugar en la Selección a base de mostrarse en sus equipos --como parece haberlo hecho el “Chicharito” Hernández, por citar el ejemplo más notorio--... y parece saludable generar una sana competencia entre los aspirantes a ganarse con su propio esfuerzo, en los partidos de la competencia doméstica, las plazas que aún están vacantes.