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* “Caras nuevas”

A propósito, por Jaime García Elías

El campeón defensor de la Eurocopa, Grecia, la gran sorpresa de la edición anterior del certamen, regresa a casa con las manos vacías. Austria, con más prestigio por los valses de Strauss que por el futbol, hace historia como uno de los más modestos --futbolísticamente hablando-- anfitriones del torneo, y queda, igualmente, al margen del mismo...

En pocas palabras: las aguas vuelven a sus cauces normales.

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Aquí, mientras tanto, se reedita, con bombo y platillos, la historia de cada año: el “draft” de jugadores exhibe las limitaciones de la materia prima que se produce en México...

Los afanes de los equipos mejor dotados económicamente para pujar por los pocos jugadores “made in México” que ya han dejado constancias reiteradas de que saben hacer diferencia en la cancha a lo largo de una temporada, demuestran que en el medio hay “pocos arquitectos y muchos albañiles”. El desinterés de los equipos europeos por enganchar a las supuestas figuras de los cuadros mexicanos, sugieren que no les ven piernas de jinetes.

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De manera complementaria, informaciones como las relacionadas con la transferencia de Giovani dos Santos, promesa en el Barcelona, al futbol inglés, y la muy probable de Nery Castillo --mexicano por accidente geográfico, pero en manera alguna futbolista “made in México”--, de Inglaterra al Betis o al Sevilla, son sintomáticas de que ninguno de los dos jugadores mexicanos de exportación supuestamente más talentosos, ha conseguido echar raíces en el futbol europeo. Ambos han hecho carrera en aquellas latitudes, es cierto... pero se han limitado a ser jugadores del montón.

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Adicionalmente, las contrataciones al mayoreo realizadas por equipos como Puebla e Indios, resultan ofensivas para los “héroes” que en la temporada finalizada hace algunas semanas hicieron sendas hazañas: uno, salvarse de la quema; otro, llegar al circuito máximo por la vía del ascenso. O, mejor dicho, resultarían ofensivas para ellos si no se supiera de antemano que sus dirigentes harían lo que hicieron en el “draft”: prescindir de jugadores a los que queda grande la Primera División, y buscar entre la pedacera, entre el material de desecho de los demás equipos, a las “caras nuevas” que de alguna manera prometan algún cambio... necesariamente para mejorar, porque empeorar, en su caso, parece imposible.

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En síntesis, lo que queda, después del “draft”, son --como dice el dicho-- “las mismas gatas... nada más que revolcadas”.

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