Deportes

* Camisetas

A propósito por Jaime García Elías

Hace medio siglo, cuando se inauguró el Estadio Jalisco, los precios de entrada de los boletos fluctuaban entre los cinco y los quince pesos. Nada que ver con los 700 que costará el más barato para el partido de inauguración, el próximo viernes 30, del estadio de las Chivas. Vaya: ni siquiera con los 200 que costará la entrada más barata para el México-España del próximo 11 de agosto en el Estadio Azteca.

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Lo peor, sin embargo, no es tanto el precio, sino la calidad del espectáculo que se ofrece a los aficionados. Si la calidad de un espectáculo futbolístico, a priori, es directamente proporcional al prestigio de los jugadores que están anunciados para participar en él, cualquiera percibe que una cosa eran los torneos internacionales --los pentagonales, sobre todo-- que antaño se intercalaban como colofón de cada temporada, y otra muy diferente partidos de exhibición como los que ahora mismo se ofrecen en las carteleras.

En el caso del Manchester United, queda claro que la invitación al encuentro inaugural del estadio de las Chivas fue meramente circunstancial: fue una cláusula que de manera oportunista se incluyó en el contrato relacionado con la transferencia del “Chicharito” Hernández al club inglés: de tenerle que pagar un dineral al Barcelona, por ejemplo, a hacerlo prácticamente “de gorra” con el Manchester, en el entendido de que en uno u otro caso el lleno en las tribunas --y el éxito en la taquilla, por ende-- estaría asegurado, pues...

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En los felices tiempos de los pentagonales, los elencos extranjeros comprometían la presencia de sus astros. El San Lorenzo de Almagro trajo a Sanfilippo y Boggio --autor del primer gol en esa cancha-- al torneo inaugural en el Jalisco; el Sao Paulo, a De Sordi, Dino Sani y Gino, campeones mundiales con Brasil dos años antes. El Santos ponía a Pelé a la cabeza de la lista cuando viajaba a México. El Botafogo hacía lo propio con Garrincha. El River Plate, ídem con Rossi y Labruna. Etcétera.

Y todo ello --hay que decirlo--, por respeto al público... y por respeto a su propio prestigio.

O, si se prefiere, por profesionalismo... y por amor propio.

Del Manchester United y de la selección española, lo único que pueden tener la certeza de que verán los aficionados que acudan a sus partidos en Guadalajara y México, serán... las camisetas.

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