Deportes
* ‘‘¡Arriba Imperio...!’’
A propósito por Jaime García Elías
Por favor: una cosa es que el Guadalajara, a base de aplicación, esfuerzo, disciplina --y lo mejor de todo: victorias-- esté haciendo historia en el torneo pomposamente denominado “Bicentenario”... y otra muy diferente que su desempeño permita afirmar que en los ocho partidos en que ha hecho méritos --y goles-- para anotarse otras tantas victorias, el “Rebaño Sagrado” haya dado sendas exhibiciones de la cacareada “filosofía Chiva”.
*
La “filosofía Chiva”, según algunos jilgueros, consistiría en buscar obsesivamente el marco adversario y desentenderse del propio, con el “Viva la Virgen” como divisa. Se trataría de eliminar cuanto tenga que ver con el juego defensivo, como una ursulina desecha un mal pensamiento, y poner todos los huevos, en cambio, en la canasta del juego ofensivo.
Sucede, sin embargo, que no es exactamente así...
Sucede que el actual Guadalajara, que tiene a José Luis Real como mentor, al “Bofo” Bautista como ídolo restaurado y al “Chícharo” Hernández como goleador, tiene, también, a Luis Michel como baluarte.
*
En el partido del sábado ante San Luis, por ejemplo, y por lo menos en tres o cuatro de los otros encuentros que se han resuelto con triunfos, hubo un héroe y un villano. El villano, por los pecados que se tradujeron en goles y determinaron el resultado, fue Óscar Mascorro. El héroe, porque sin sus aciertos posiblemente donde se habló de la octava victoria pudo haberse hablado de la primera derrota, fue Michel.
Además, un análisis serio, objetivo, desapasionado, forzosamente llevará a la conclusión de que el secreto del éxito de las “Chivas” está en el equilibrio: en la agresividad bien entendida (y, sobre todo, en una virtud poco común en la materia prima del futbol mexicano: la contundencia) cuando se tiene la pelota... y en la aplicación para defender cuando el balón es del adversario.
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El sábado, de hecho, a semejanza de lo que había sucedido en la jornada anterior, ante el Puebla, y en varios encuentros más, el Guadalajara no consiguió los goles que le dieron el triunfo a base de lanzarse sobre el adversario como lo sugiere la dichosa “filosofía Chiva”. Al contrario: aprovechó el dominio del rival para matarlo a base de contraataques.
En resumen: una cosa es la “filosofía Chiva” --variante del añejo “¡Arriba Imperio...!”--, y otra muy diferente lo que está haciendo el Guadalajara de José Luis Real: jugar con inteligencia.
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La “filosofía Chiva”, según algunos jilgueros, consistiría en buscar obsesivamente el marco adversario y desentenderse del propio, con el “Viva la Virgen” como divisa. Se trataría de eliminar cuanto tenga que ver con el juego defensivo, como una ursulina desecha un mal pensamiento, y poner todos los huevos, en cambio, en la canasta del juego ofensivo.
Sucede, sin embargo, que no es exactamente así...
Sucede que el actual Guadalajara, que tiene a José Luis Real como mentor, al “Bofo” Bautista como ídolo restaurado y al “Chícharo” Hernández como goleador, tiene, también, a Luis Michel como baluarte.
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En el partido del sábado ante San Luis, por ejemplo, y por lo menos en tres o cuatro de los otros encuentros que se han resuelto con triunfos, hubo un héroe y un villano. El villano, por los pecados que se tradujeron en goles y determinaron el resultado, fue Óscar Mascorro. El héroe, porque sin sus aciertos posiblemente donde se habló de la octava victoria pudo haberse hablado de la primera derrota, fue Michel.
Además, un análisis serio, objetivo, desapasionado, forzosamente llevará a la conclusión de que el secreto del éxito de las “Chivas” está en el equilibrio: en la agresividad bien entendida (y, sobre todo, en una virtud poco común en la materia prima del futbol mexicano: la contundencia) cuando se tiene la pelota... y en la aplicación para defender cuando el balón es del adversario.
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El sábado, de hecho, a semejanza de lo que había sucedido en la jornada anterior, ante el Puebla, y en varios encuentros más, el Guadalajara no consiguió los goles que le dieron el triunfo a base de lanzarse sobre el adversario como lo sugiere la dichosa “filosofía Chiva”. Al contrario: aprovechó el dominio del rival para matarlo a base de contraataques.
En resumen: una cosa es la “filosofía Chiva” --variante del añejo “¡Arriba Imperio...!”--, y otra muy diferente lo que está haciendo el Guadalajara de José Luis Real: jugar con inteligencia.