Deportes
* Altibajos
A propósito por Jaime García Elías
De la cima a la sima...
Una semana antes, cuando el bisoño arquero del Guadalajara fue el gran protagonista del empate a un gol ante Cruz Azul, bueno para que las “Chivas” rompieran la racha de derrotas que acumularon desde que la salida de los seleccionados nacionales exhibió impúdicamente las carencias de su banca, hubo quienes se apresuraron a canonizarlo: “San Liborio”, lo proclamaron con todas sus letras.
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Ahora, al incurrir en dos pifias garrafales, que costaron sendos goles y se tradujeron en que se perdiera con amplitud (4-2) un partido que se estaba ganando (1-2) de chiripa, los mismos que lo entronizaron se encargaron de derribarlo, en medio de chanzas inmisericordes: “El Oso”, fue lo menos que le dijeron.
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El tiempo (“supremo juez”, lo llamaba sabiamente Paul Dukas) dirá la última palabra con respecto a Liborio Sánchez y su aún incipiente carrera. Cuando fue el héroe del resultado positivo ante Cruz Azul, mostró decisión, valentía y reflejos; es decir, atributos de buen portero, con los que se nace. Cuando fue “chivo expiatorio” de la derrota en Morelia, mostró crasas imperfecciones técnicas: algo que puede corregirse a base de empeño del jugador y de aplicación de sus mentores.
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Éstos, por cierto, harían bien en transmitirle a Liborio la enseñanza de Amadeo Carrizo, una de las leyendas del futbol argentino y uno de los mejores arqueros de su época: “Un portero sólo empieza a serlo después de que le anotan 200 goles —decía; y agregaba, sentencioso—: ...a condición de que no se los anoten en un solo campeonato”.
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Liborio y las “Chivas”, por cierto, solventarán, este martes, una prueba de fuego. Seguramente técnico y jugadores del Vélez Sársfield se enteraron de lo sucedido el sábado en Morelia. Seguramente tendrán acceso al video de ese partido. Se darán cuenta, por tanto, que la aplanadora que a media semana les pasó por encima y los aplastó por 3-0 en el Estadio Jalisco, no es precisamente la réplica del Barcelona que a algunos les pareció.
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En todo caso, sin que nada pueda darse por descontado, es probable que el viaje a Buenos Aires y la presión que habrá que soportar para mantener la ventaja del partido de ida, dentro de la Copa Libertadores, represente un desgaste que reduzca la capacidad del Guadalajara para remontar, el sábado, ante su público, la desventaja de dos goles ante el Morelia.
Una semana antes, cuando el bisoño arquero del Guadalajara fue el gran protagonista del empate a un gol ante Cruz Azul, bueno para que las “Chivas” rompieran la racha de derrotas que acumularon desde que la salida de los seleccionados nacionales exhibió impúdicamente las carencias de su banca, hubo quienes se apresuraron a canonizarlo: “San Liborio”, lo proclamaron con todas sus letras.
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Ahora, al incurrir en dos pifias garrafales, que costaron sendos goles y se tradujeron en que se perdiera con amplitud (4-2) un partido que se estaba ganando (1-2) de chiripa, los mismos que lo entronizaron se encargaron de derribarlo, en medio de chanzas inmisericordes: “El Oso”, fue lo menos que le dijeron.
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El tiempo (“supremo juez”, lo llamaba sabiamente Paul Dukas) dirá la última palabra con respecto a Liborio Sánchez y su aún incipiente carrera. Cuando fue el héroe del resultado positivo ante Cruz Azul, mostró decisión, valentía y reflejos; es decir, atributos de buen portero, con los que se nace. Cuando fue “chivo expiatorio” de la derrota en Morelia, mostró crasas imperfecciones técnicas: algo que puede corregirse a base de empeño del jugador y de aplicación de sus mentores.
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Éstos, por cierto, harían bien en transmitirle a Liborio la enseñanza de Amadeo Carrizo, una de las leyendas del futbol argentino y uno de los mejores arqueros de su época: “Un portero sólo empieza a serlo después de que le anotan 200 goles —decía; y agregaba, sentencioso—: ...a condición de que no se los anoten en un solo campeonato”.
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Liborio y las “Chivas”, por cierto, solventarán, este martes, una prueba de fuego. Seguramente técnico y jugadores del Vélez Sársfield se enteraron de lo sucedido el sábado en Morelia. Seguramente tendrán acceso al video de ese partido. Se darán cuenta, por tanto, que la aplanadora que a media semana les pasó por encima y los aplastó por 3-0 en el Estadio Jalisco, no es precisamente la réplica del Barcelona que a algunos les pareció.
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En todo caso, sin que nada pueda darse por descontado, es probable que el viaje a Buenos Aires y la presión que habrá que soportar para mantener la ventaja del partido de ida, dentro de la Copa Libertadores, represente un desgaste que reduzca la capacidad del Guadalajara para remontar, el sábado, ante su público, la desventaja de dos goles ante el Morelia.