Cultura
Javier Garciadiego y el cómic de la Revolución
La adaptación gráfica intenta acercar la historia “de colegio” a los jóvenes respetando el rigor de datos e imágenes
GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2010).- Es difícil imaginar a Pancho Villa, Emiliano Zapata o a Morelos en recuadros de cómics y con viñetas de diálogos saliendo de sus bocas. Es inédito ver el fondo de la hoja negro y la presencia de un prócer vestido típicamente, con un texto impecable pero sin lo aburrido que puede resultar un libro de historia académico. Esta adaptación de la historia, si algo tiene, es que no es el convencional relato que se contaría en un aula.
“Nueva historia mínima de México no es un libro clásico pero sí de referencia” aclara Javier Garciadiego cuando se le pregunta por la novela gráfica La revolución. Dice que el Colegio de México se aventuró a realizar un proyecto de este tipo ya que la seriedad en la que esta inmiscuida la institución –y también el historiador- le prohibiría contundentemente realizar un cómic de los hechos de la Revolución Mexicana que tan seriamente los profesores invierten años en enseñar.
“El objetivo es acercar la historia a un público más joven” cuenta el historiador y presidente del Colegio de México quien dejó de lado su aspecto convencional de “hombre de la historia” para acercarse a una experiencia infrecuente. “Me enamoré de la docencia” asume y considera que si este proyecto permite enseñar la historia de México, ¿por qué no?.
Francisco de la Mora, el joven ilustrador que acerca a los protagonistas a una realidad de cuento, comenta que el género del cómic esta tan prostituido en México que es preferible llamar a la adaptación “novela gráfica”, por que es un concepto más elegante y le da al texto la seriedad que tiene.
La editorial española Turner se da el gusto de publicar este año los dos primeros fascículos de los nueve que se estarán realizando hasta el 2012, del libro original en el que Garciadiego revive la coyuntura revolucionaria. También se presenta la adaptación gráfica de La Independencia, ambos con motivo del Bicentenario.
La historia es relatada por un abuelo que la revive, un narrador, un “cliché” según De la Mora, pero que funciona.
La Revolución y La Independencia fueron presentados el domingo 28 de noviembre en el salón Mariano Azuela, de la Expo Guadalajara. Feria Internacional del Libro 2010.
EL INFORMADOR/ PATRICIA MIGNANI
“Nueva historia mínima de México no es un libro clásico pero sí de referencia” aclara Javier Garciadiego cuando se le pregunta por la novela gráfica La revolución. Dice que el Colegio de México se aventuró a realizar un proyecto de este tipo ya que la seriedad en la que esta inmiscuida la institución –y también el historiador- le prohibiría contundentemente realizar un cómic de los hechos de la Revolución Mexicana que tan seriamente los profesores invierten años en enseñar.
“El objetivo es acercar la historia a un público más joven” cuenta el historiador y presidente del Colegio de México quien dejó de lado su aspecto convencional de “hombre de la historia” para acercarse a una experiencia infrecuente. “Me enamoré de la docencia” asume y considera que si este proyecto permite enseñar la historia de México, ¿por qué no?.
Francisco de la Mora, el joven ilustrador que acerca a los protagonistas a una realidad de cuento, comenta que el género del cómic esta tan prostituido en México que es preferible llamar a la adaptación “novela gráfica”, por que es un concepto más elegante y le da al texto la seriedad que tiene.
La editorial española Turner se da el gusto de publicar este año los dos primeros fascículos de los nueve que se estarán realizando hasta el 2012, del libro original en el que Garciadiego revive la coyuntura revolucionaria. También se presenta la adaptación gráfica de La Independencia, ambos con motivo del Bicentenario.
La historia es relatada por un abuelo que la revive, un narrador, un “cliché” según De la Mora, pero que funciona.
La Revolución y La Independencia fueron presentados el domingo 28 de noviembre en el salón Mariano Azuela, de la Expo Guadalajara. Feria Internacional del Libro 2010.
EL INFORMADOR/ PATRICIA MIGNANI