Cultura
Gabriel Orozco y su obra en la Tate Modern
La mayor exposición organizada hasta la fecha en el Reino Unido, abarca más de 20 años de trayectoria
LONDRES, INGLATERRA (18/ENE/2011).- Los objetos de la vida cotidiana reinterpretados casi como si fuera un juego por el artista mexicano Gabriel Orozco, llegan al museo Tate Modern de Londres, que le dedica una retrospectiva.
La mayor exposición de Gabriel Orozco organizada hasta la fecha en el Reino Unido, abarca los más de 20 años de trayectoria de este veracruzano (Xalapa, 1962) que se ha impuesto en poco tiempo como uno de los más importantes y cotizados artistas contemporáneos.
Aunque la muestra incluye esculturas, pinturas, dibujos e incluso fotografías, visualmente destacan sobre todo las instalaciones creadas durante su experimentación con diversos objetos.
“No invento, sólo reinterpreto”, ha dicho en varias ocasiones el artista. “Mis esculturas hablan del cuerpo, del movimiento, del cuerpo actuando en la vida cotidiana de muchas maneras diferentes. Para mí es importante el cuerpo, no como identidad, en términos de sexualidad o nacionalidad, sino como generador de residuos, de erosión”.
Este concepto está presente en su última obra, Chicotes, creada a partir de los pedazos de ruedas reventadas, colocada como si fuera un paisaje en un espacio del museo situado en una antigua central eléctrica a orillas del Támesis.
Según Jessica Morgan, comisaria de la muestra, Orozco ha hecho una “pequeña revolución en su mundo. Con él, las obras e ideas cambian, siempre hay una nueva aproximación. Esto ha cambiado la manera de pensar de toda una generación, sobre la forma de hacer arte”.
La retrospectiva, que podrá verse hasta el 25 de abril, confirma también el compromiso creciente de la Tate Modern, que el año pasado cumplió 10 años, con el “vibrante” arte latinoamericano.
La mayor exposición de Gabriel Orozco organizada hasta la fecha en el Reino Unido, abarca los más de 20 años de trayectoria de este veracruzano (Xalapa, 1962) que se ha impuesto en poco tiempo como uno de los más importantes y cotizados artistas contemporáneos.
Aunque la muestra incluye esculturas, pinturas, dibujos e incluso fotografías, visualmente destacan sobre todo las instalaciones creadas durante su experimentación con diversos objetos.
“No invento, sólo reinterpreto”, ha dicho en varias ocasiones el artista. “Mis esculturas hablan del cuerpo, del movimiento, del cuerpo actuando en la vida cotidiana de muchas maneras diferentes. Para mí es importante el cuerpo, no como identidad, en términos de sexualidad o nacionalidad, sino como generador de residuos, de erosión”.
Este concepto está presente en su última obra, Chicotes, creada a partir de los pedazos de ruedas reventadas, colocada como si fuera un paisaje en un espacio del museo situado en una antigua central eléctrica a orillas del Támesis.
Según Jessica Morgan, comisaria de la muestra, Orozco ha hecho una “pequeña revolución en su mundo. Con él, las obras e ideas cambian, siempre hay una nueva aproximación. Esto ha cambiado la manera de pensar de toda una generación, sobre la forma de hacer arte”.
La retrospectiva, que podrá verse hasta el 25 de abril, confirma también el compromiso creciente de la Tate Modern, que el año pasado cumplió 10 años, con el “vibrante” arte latinoamericano.