Cultura
Fue Yampolsky una mujer de enormes cualidades y gran generosidad
Charla celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes como parte de las actividades de la exposición ''Mariana Yampolsky, mirada que cautiva la mirada'', que se presenta en el Museo de Arte Popular
CIUDAD DE MÉXICO (03/MAY/2012).- Como una artista que trabajó en la vida cultural de México, un personaje de grandes cualidades artísticas pero, sobre todo, como una mujer de enorme generosidad, amigos, familiares y colegas recordaron la víspera a la fotógrafa Mariana Yampolsky (1925-2002), a 10 años de su muerte.
Durante una charla celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, los fotógrafos Pedro Valtierra, Pablo Ortiz Monasterio, Rebeca Monroy, Alicia Ahumada y Arjen Van Der Sluis, viudo de la artista, destacaron la vida y obra de quien es una de las figuras más sobresalientes de la fotografía mexicana.
Como parte de las actividades de la exposición "Mariana Yampolsky, mirada que cautiva la mirada", que se presenta en el Museo de Arte Popular (MAP), Carmen Galán Benítez, de la coordinación de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, aseguró que dicha charla era un pequeño homenaje que el INBA realiza a la también grabadora, a una década de su aniversario luctuoso.
Al tomar la palabra, Arjen Van Der Sluis, presidente de la Fundación Cultural Mariana Yampolsky, resaltó las cualidades artísticas y la visión de Mariana sobre el arte y la cultura, a la par de su gran generosidad.
En su intervención, el compañero de vida de Yampolsky por más de 35 años, habló de las visitas, amistad, viajes y demás convivencia que tuvo con la creadora nacida en Chicago, Estados Unidos.
Recordó que haber vivido con Yampolsky "fue muy bello y un gran reto" y agregó que ambos compartieron mucho a lo largo de más de 35 años.
"Viajes al extranjero, visitas a exposiciones, fiestas, bodas y bautizos", dijo Van Der Sluis, al tiempo que aclaró que nunca fungió como secretario particular de la creadora.
Al respecto, Rebeca Monroy, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, pidió reconocer y revalorar la obra de Yampolsky, al tiempo que recordó con cariño la "imagen" de la creadora.
Indicó que la imagen que más le duele de Yampolsky, tiene una década de fabricada, "aquella cuando en sus últimos días estuvimos cerca de ella, Laura González, quien por cierto, le dio un masaje en sus piececitos de largo andar".
Monroy recordó los últimos días de la artista de la lente, quien padecía cáncer y agregó que quienes la conocieron en vida, "la tienen hoy fresca en su mente".
Tras describirla como una mujer de ojos azules, joven, de largos rizos rubios, dulce, risueña, incansable, Monroy la calificó como una gran fotógrafa.
Dijo que no obstante su vasto legado fotográfico, en el que capturó a un México que pocos han visto, con una mirada inquisitiva, que no perdona el abuso y que extraía la belleza de los pueblos, pocos conocen su trabajo.
"Captó los temas más variados, intensos como la arquitectura vernácula, la cultura material de nuestros pueblos que se han ido olvidando entre la vida urbana, la modernización. Fotografío las mazorcas y las puntas de los magueyes, enclavadas en cielos azules que en el blanco y negro de su cámara se convertían en un alto contraste inigualable", expresó.
En su oportunidad, la fotógrafa Alicia Ahumada recordó el día en que conoció a Yampolsky y aseguró que en esa ocasión, se hicieron amigas.
Mencionó que la destacada artista de la lente era una mujer a la que le gustaba ir al campo, manejar y además, era una "gran" observadora.
"Mariana era de esas mujeres que la distancia con las personas la rompía con alegría y ligereza. Era una mujer que ganaba confianza mientras caminaba, reía, gozando del buen gusto y sentido común de las persona sencillas, se sorprendía de las locuras creadas por los excesos de la arquitectura del horror", dijo.
Comentó que a pesar de que otros colegas le solicitaron sus servicios, por espacio de 20 años, trabajo de manera exclusiva para Mariana.
"Con las fotografías de Mariana caminé, aprendí las caminatas cortas bajo la luz ámbar, bailé de las ampliadoras, a las charolas, agudicé el ojo observando sus negativos y los cansé hasta perder el foco", indicó, al tiempo que mencionó que en el cuarto rojo, descubrió el ojo certero de Yampolsky y su amor por un pueblo lleno de creatividad.
Tras elogiar el trabajo fotográfico que realizó la homenajeada, Ahumada consideró que México debería llevarla en el alma.
Durante una charla celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, los fotógrafos Pedro Valtierra, Pablo Ortiz Monasterio, Rebeca Monroy, Alicia Ahumada y Arjen Van Der Sluis, viudo de la artista, destacaron la vida y obra de quien es una de las figuras más sobresalientes de la fotografía mexicana.
Como parte de las actividades de la exposición "Mariana Yampolsky, mirada que cautiva la mirada", que se presenta en el Museo de Arte Popular (MAP), Carmen Galán Benítez, de la coordinación de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, aseguró que dicha charla era un pequeño homenaje que el INBA realiza a la también grabadora, a una década de su aniversario luctuoso.
Al tomar la palabra, Arjen Van Der Sluis, presidente de la Fundación Cultural Mariana Yampolsky, resaltó las cualidades artísticas y la visión de Mariana sobre el arte y la cultura, a la par de su gran generosidad.
En su intervención, el compañero de vida de Yampolsky por más de 35 años, habló de las visitas, amistad, viajes y demás convivencia que tuvo con la creadora nacida en Chicago, Estados Unidos.
Recordó que haber vivido con Yampolsky "fue muy bello y un gran reto" y agregó que ambos compartieron mucho a lo largo de más de 35 años.
"Viajes al extranjero, visitas a exposiciones, fiestas, bodas y bautizos", dijo Van Der Sluis, al tiempo que aclaró que nunca fungió como secretario particular de la creadora.
Al respecto, Rebeca Monroy, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, pidió reconocer y revalorar la obra de Yampolsky, al tiempo que recordó con cariño la "imagen" de la creadora.
Indicó que la imagen que más le duele de Yampolsky, tiene una década de fabricada, "aquella cuando en sus últimos días estuvimos cerca de ella, Laura González, quien por cierto, le dio un masaje en sus piececitos de largo andar".
Monroy recordó los últimos días de la artista de la lente, quien padecía cáncer y agregó que quienes la conocieron en vida, "la tienen hoy fresca en su mente".
Tras describirla como una mujer de ojos azules, joven, de largos rizos rubios, dulce, risueña, incansable, Monroy la calificó como una gran fotógrafa.
Dijo que no obstante su vasto legado fotográfico, en el que capturó a un México que pocos han visto, con una mirada inquisitiva, que no perdona el abuso y que extraía la belleza de los pueblos, pocos conocen su trabajo.
"Captó los temas más variados, intensos como la arquitectura vernácula, la cultura material de nuestros pueblos que se han ido olvidando entre la vida urbana, la modernización. Fotografío las mazorcas y las puntas de los magueyes, enclavadas en cielos azules que en el blanco y negro de su cámara se convertían en un alto contraste inigualable", expresó.
En su oportunidad, la fotógrafa Alicia Ahumada recordó el día en que conoció a Yampolsky y aseguró que en esa ocasión, se hicieron amigas.
Mencionó que la destacada artista de la lente era una mujer a la que le gustaba ir al campo, manejar y además, era una "gran" observadora.
"Mariana era de esas mujeres que la distancia con las personas la rompía con alegría y ligereza. Era una mujer que ganaba confianza mientras caminaba, reía, gozando del buen gusto y sentido común de las persona sencillas, se sorprendía de las locuras creadas por los excesos de la arquitectura del horror", dijo.
Comentó que a pesar de que otros colegas le solicitaron sus servicios, por espacio de 20 años, trabajo de manera exclusiva para Mariana.
"Con las fotografías de Mariana caminé, aprendí las caminatas cortas bajo la luz ámbar, bailé de las ampliadoras, a las charolas, agudicé el ojo observando sus negativos y los cansé hasta perder el foco", indicó, al tiempo que mencionó que en el cuarto rojo, descubrió el ojo certero de Yampolsky y su amor por un pueblo lleno de creatividad.
Tras elogiar el trabajo fotográfico que realizó la homenajeada, Ahumada consideró que México debería llevarla en el alma.