Cultura
Documentan 100 años de fotos femeninas
La especialista Emma Cecilia García Krinsky recopila en un libro el trabajo fotográfico de mujeres, desde la Revolución Mexicana y hasta la fecha
CIUDAD DE MÉXICO (26/DIC/2012).- En 1871 el entonces presidente Benito Juárez creó la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Señoritas en la que, entre otros, se impartían cursos de fotografía. Pero en esos años, cuando las mujeres comenzaban a exigir derechos, prácticamente sólo había fotógrafos varones.
Sin embargo, la apertura de la escuela y el espíritu de justicia e igualdad que cobijó a las mujeres de la época, significó el arranque en el país de la participación femenina en este terreno. Hacia los albores de la Revolución, las mujeres fotógrafas ya ocupaban un sitio importante dentro de ese quehacer.
Ahora, un siglo después, el trabajo realizado por las damas en el campo de la fotografía, a partir de la Revolución Mexicana y hasta la fecha es recuperado por la especialista Emma Cecilia García Krinsky, en el libro Mujeres detrás de la lente, que incluye varios textos.
Palabras escritas de las especialistas Eli Bartra, Carmen Boullosa y Blanca Ruiz complementan la obra, una selección de imágenes que no es ni aspira a ser el corpus completo del trayecto de la mujer en esta labor, pero que sí permite reconstruir, en todo caso, dos importantes aspectos simultáneos.
Por un lado, las fotografías en su calidad estética y las condiciones en que fueron realizadas en diferentes momentos a lo largo del último siglo. Por otro, es una historia contada por sus protagonistas, acompañada de unos textos que, como mínimo homenaje, intentan rescatar lo esencial de esa liada aventura.
De acuerdo con la autora, fue a partir del inicio de la lucha armada que empezó en 1910 cuando la comunidad de fotógrafas y de obras se incrementó. Algunas de ellas fueron referencia importante en los diversos planos en que se ramificó su actividad, y desde entonces no han dejado de forjar historias con sus cámaras.
Florecimiento en el siglo XX
Esas mujeres se han desempeñado lo mismo en la reproducción de imágenes del movimiento revolucionario y de hechos relacionados con los cambios de poder, que en la difusión de los estudios fotográficos, retratos de personajes de la época y reproducción de escenas de la calle, el teatro y la cultura en general.
Lo cierto es que desde mediados del siglo XX se comenzó a percibir de manera palpable en México el florecimiento de la fotografía femenina, con un nivel destacado de profesionalización. Tanto, que esta actividad sería hoy impensable sin recordar los nombres de Ruth Deutsch Lechuga, Eva Sulzer, Úrsula Bernath, Mariana Yampolsky, Kati Horna, o Colette Urbajtel.
Extranjeras que decidieron quedarse en México. Tampoco se debe omitir a fotógrafas locales como Lola Álvarez Bravo, Alicia Ahumada, Flor Garduño, Paulina Lavista o Lourdes Almeida, entre otras, quienes aprendieron el oficio de aquellas y hoy son ejemplo a seguir por las nuevas generaciones.
Este libro es el recuento de una multitud de obras de la historia fotográfica del país. Y hurgando en tales imágenes, se hallan los signos que permiten matizar la percepción de la vida que la fotografía femenina logró recrear a partir de épocas y lugares que han dejado una huella de luz a través de la mirada.
Sin embargo, la apertura de la escuela y el espíritu de justicia e igualdad que cobijó a las mujeres de la época, significó el arranque en el país de la participación femenina en este terreno. Hacia los albores de la Revolución, las mujeres fotógrafas ya ocupaban un sitio importante dentro de ese quehacer.
Ahora, un siglo después, el trabajo realizado por las damas en el campo de la fotografía, a partir de la Revolución Mexicana y hasta la fecha es recuperado por la especialista Emma Cecilia García Krinsky, en el libro Mujeres detrás de la lente, que incluye varios textos.
Palabras escritas de las especialistas Eli Bartra, Carmen Boullosa y Blanca Ruiz complementan la obra, una selección de imágenes que no es ni aspira a ser el corpus completo del trayecto de la mujer en esta labor, pero que sí permite reconstruir, en todo caso, dos importantes aspectos simultáneos.
Por un lado, las fotografías en su calidad estética y las condiciones en que fueron realizadas en diferentes momentos a lo largo del último siglo. Por otro, es una historia contada por sus protagonistas, acompañada de unos textos que, como mínimo homenaje, intentan rescatar lo esencial de esa liada aventura.
De acuerdo con la autora, fue a partir del inicio de la lucha armada que empezó en 1910 cuando la comunidad de fotógrafas y de obras se incrementó. Algunas de ellas fueron referencia importante en los diversos planos en que se ramificó su actividad, y desde entonces no han dejado de forjar historias con sus cámaras.
Florecimiento en el siglo XX
Esas mujeres se han desempeñado lo mismo en la reproducción de imágenes del movimiento revolucionario y de hechos relacionados con los cambios de poder, que en la difusión de los estudios fotográficos, retratos de personajes de la época y reproducción de escenas de la calle, el teatro y la cultura en general.
Lo cierto es que desde mediados del siglo XX se comenzó a percibir de manera palpable en México el florecimiento de la fotografía femenina, con un nivel destacado de profesionalización. Tanto, que esta actividad sería hoy impensable sin recordar los nombres de Ruth Deutsch Lechuga, Eva Sulzer, Úrsula Bernath, Mariana Yampolsky, Kati Horna, o Colette Urbajtel.
Extranjeras que decidieron quedarse en México. Tampoco se debe omitir a fotógrafas locales como Lola Álvarez Bravo, Alicia Ahumada, Flor Garduño, Paulina Lavista o Lourdes Almeida, entre otras, quienes aprendieron el oficio de aquellas y hoy son ejemplo a seguir por las nuevas generaciones.
Este libro es el recuento de una multitud de obras de la historia fotográfica del país. Y hurgando en tales imágenes, se hallan los signos que permiten matizar la percepción de la vida que la fotografía femenina logró recrear a partir de épocas y lugares que han dejado una huella de luz a través de la mirada.