Cultura

Danza de primer nivel en el Auditorio Telmex

''Fire of Anatolia'' se presenta exitosamente en el recinto zapopano ante unas cuatro mil 800 personas

Danza de primer nivel en el Auditorio Telmex
GUADALAJARA, JALISCO (22/JUN/2012).- Con aplausos bien pensados, casi reflexivos, indiferentes al griterío desaforado y salvaje de los mexicanos, fue como unos cuatro mil 800 tapatíos apelotonados en el Auditorio Telmex agradecieron el despliegue de energía de los 70 bailarines de origen turco que integraron el show de danza ''Fire of Anatolia'', que se presentó por primera y única vez en Guadalajara.

El espectáculo que inició minutos después de las 21:00 horas presentó la magia de las danzas folklóricas, regionales y modernas de la región de Anatolia, Turquía. En dos actos que duraron alrededor de 40 minutos cada uno, se contó la historia del dios griego Prometeo, que en el lugar donde Occidente se unió con Oriente entregó el fuego de Anatolia a la humanidad, para trasladarla de las tinieblas a la luz y como ofrenda para construir la paz.

Como castigo de los dioses, Zeus, enrabietado por lo hecho por Prometeo, envía a Pandora junto con todo el mal existente. Castiga a Prometeo. La guerra entre el bien y el mal se desata. El bien libera a Prometeo pero Zeus no perdona. Los enfrentamientos se vuelven más encarnizados y luego mujeres y hombres se reconcilian.  Las danzas alegres, que representan la paz, cierran el telón de una noche plagada de emociones.

Como lo prometieron en la rueda de prensa previa a la realización de Fire of Anatolia, el espectáculo de espadas preparado por los turcos para el público mexicano fue el que más emociones despertó en la concurrencia. El chispeante choque de espadas y los movimientos y giros y saltos sin regateos fueron pieza clave en la emoción colectiva del recinto zapopano.

En el escenario, algunos bailarines cambiaron de vestuario hasta ocho ocasiones. La música, dominada por enloquecidos tambores y flautas, viajó entre lo tradicional y moderno, proveniente de la cultura turca.

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI

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