Un estudio japonés sugiere que el llamado “bostezo contagioso” en los humanos se establece de igual forma entre aquellos que son conocidos como los mejores amigos del hombre, ya que también los perros pueden sentir fatiga y –en una posible demostración de empatía– se unen a sus compañeros humanos en un bostezo.De esta manera, los perros bostezan luego de que sus dueños lo hacen, pero el contagio es menor si se trata de otras personas. Así lo asegura un equipo de investigadores de la Universidad de Tokio en un estudio publicado por la revista Plos One.“Nuestros resultados demuestran que existe una base empática para contagiar un bostezo, y que ésta está modulada por el apego emocional que sienten el can y su dueño”, dijo la bióloga Teresa Romero.El experimento se realizó con 25 perros de razas tan variadas como pit bull, pequinés, husky y pastor alemán, entre otras, y concluyó que la mayoría de las veces en que una persona bosteza el perro lo imita.Así mismo, durante el experimento el equipo de Romero midió la frecuencia cardíaca de los perros mientras se observaba su respuesta al bostezo humano. Esta medida le permitió a los investigadores descartar la posibilidad de que los bostezos de los perros se debían a una respuesta al estrés.En el estudio se demostró que los animales se contagiaron hasta tres veces más con los bostezos de sus dueños que con los de un extraño, lo que –según los autores del trabajo– apunta a su capacidad de generar empatía y a la proximidad emocional con el dueño.Al respecto, Miguel Ibáñez Talegón, director del Centro de Medicina del Comportamiento Animal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), afirma que los animales tienen la capacidad de imitación porque la necesitan para su supervivencia, lo cual ha quedado demostrado en diversos estudios realizados con diferentes especies animales, publicó el diario español ABC."La imitación permite, entre otras cosas, facilitar la realización de tareas que otros individuos u otras especies animales han desarrollado a lo largo de mucho tiempo y trabajo”, dice Ibáñez. En este caso, el también profesor de Etología y Bienestar Animal en la UCM, agrega que la “naturaleza siempre busca el camino más corto y el que menos energía requiera. Si hay que imitar… se imita.”Sin embargo, en cuanto a la empatía existente entre el ser humano y otros animales, parecen ser los cáninos aquellos que comparten un nexo estrecho entre las reacciones humanas y las suyas como no se observa con otras especies.Por otra parte, ya en 2011, un panel austriaco de científicos intentó buscar esta misma respuesta en las tortugas terrestres de patas rojas sin éxito, por lo que se deduce que la interacción cercana entre perros y humanos se apunta como la principal razón de esta reacción compartida.No obstante, el artículo de los científicos japoneses afirma que “si el contagio del bostezo, en efecto, está relacionado con la capacidad de empatía, podría convertirlo en una poderosa herramienta para explorar las raíces de la empatía en la evolución animal mediante el estudio del contagio del bostezo entre diferentes especies. Por lo tanto, hay una necesidad de experimentación adicional sobre esta cuestión, especialmente en especies no primates.”