Yécora, maravilla de Sonora

GUADALAJARA, JALISCO (12/ABR/2015).- Ubicada en la Sierra Oriental de Sonora, Yécora es una comunidad extraordinaria en la que sus majestuosas cuevas comulgan con bosques de coníferas, un caprichoso paisaje que sólo puede verse en una nación como México. Con música norteña de fondo, el turista puede disfrutar de un recorrido a pie o escalando, la intensidad de su clima que a veces caluroso o frío no hace mella para disfrutar de su enigmática presencia, que hace de la Entidad un atractivo de gran magnetismo para los paseantes que buscan vivir experiencias más en familia.

Al interior de este pueblo también hay cabida para acampar y practicar la caza de especies silvestres como el guajolote, las codornices, patos y gansos.

Yécora es una tierra sagrada. Es un lugar de vestigios de un pueblo que sigue vivo en la memoria sonorense a pesar de los siglos y la modernidad. Es una ciudad que recuerda el origen de las tribus pimas que habitaban las cuevas, llenas de una riqueza ambiental activa. Al día de hoy en estos espacios se siguen descubriendo objetos prehispánicos y huesos de lo que alguna vez fue una población milenaria.

Hay una cueva a la que llaman la Pinta y que resguarda pinturas rupestres y los restos de un miembro Pima, según describe la página web www.sonoraturismo.gob.mx que también da cuenta de lugares muy antiguos como la antigua iglesia San Francisco de Borja construida en 1676 por los Pimas y que fue destruida en 1690 por una guerrilla entre indios tarahumaras contra los españoles que estaban conquistando los territorios nacionales, sin embargo fue vuelta a construir por autoridades eclesiásticas.

El mismo sitio oficial describe que en Yécora son muy famosas las cabañas cercanas al bosque de coníferas que ahí cohabitan en la Sierra de Sonora, lo que sería el equivalente a los pueblos mágicos de Mazamitla y Tapalpa en Jalisco. Estas cabañas son muy concurridas por el turismo nacional y extranjero, que busca alejarse del bullicio de la ciudad para estar en una atmósfera de tranquilidad y aventura, ideal para parejas recién casadas o para vivir unas vacaciones en familia.

En estas tierras del Norte de la República Mexicana también existe la zona El Campanero, un espacio excepcional rico en flora y fauna que se considera como una reserva ecológica por la riqueza natural que resguarda y que representa un oasis en las entrañas de un Estado que goza de un clima desértico; El Campero tiene un bosque de pinos.

Se come... ¡Y bien!

En cuanto a la gastronomía es muy común el uso del chile chiltepín que prácticamente se consume en todo el Estado de Sonora, este sabroso alimento con un picor envidiable se acompaña en carne de cerdo y de res donde las tortillas sobaqueras son las acompañantes fieles de estos suculentos cortes que se producen en el Estado norteño.

Al ser una Entidad para la cría de ganado porcino y bobino lo que más abunda es la cecina, carne deshidratada que se acompaña en muchos platillos norteños o que simplemente se degusta como cualquier otra botana, tiene la peculiaridad de secarse a temperatura ambiente gracias a la sal con la que se cubre en su totalidad que además le da un sabor muy peculiar.

También están los tipos de empanadas que se endulzan con piloncillo llamadas “Coyotas”, un tipo de pan dulce y artesanal muy popular de la región que se puede acompañar del infaltable café de olla y ya encarrilados, seguir el almuerzo con unos frijoles fritos que se aderezan de chile colorado y que son guisados a fuego lento con manteca de cerdo y bañados en queso o requesón.

Y si el calor hace de las suyas una buena cerveza es la ideal para refrescarse y seguir departiendo de la gastronomía sonorense rica en proteínas.

Cercanía y amabilidad

Quien vaya a Sonora y visite sus pueblos como el tradicional Yécora se dará cuenta que la hospitalidad de los habitantes es tal, que el que se va pronto regresa, pues la amabilidad de los lugareños es parte importante para fomentar el turismo en el Estado que conjuga varios paisajes y climas en una misma extensión territorial, además es cuna de las mujeres más bellas y los hombres más galantes. Entonces quien visite la entidad y en especial estos espacios llenos de magia, folclor y tradición, verá que en el Norte de la República hay trato cercano, directo y muy entrañable de persona a persona.

No te quedes con las ganas de visitar Yécora y adentrarte en sus cuevas, sus cerros y sus bosques, será una experiencia que nunca olvidarás y además promoverás los destinos nacionales que son parte de un México multicolor y la derrama que generan se queda ahí mismo en las comunidades para seguir fomentando el cuidado de sus atractivos y ofrecer mejor calidad que con la que cuenta al día de hoy.

TOMA NOTA

¿Cómo llegar?

Partiendo de Hermosillo, Sonora, —Yécora— se encuentra a una distancia de 282 kilómetros en automóvil, lo cual representa aproximadamente tres horas con 20 minutos de recorrido tomando la carretera La Colorada y la Federal 16.

En el camino te encontrarás con poblados como Ónavas, Tepoca, San Nicolás y Mesa del Campanero.

SABER MÁS

Su historia

La página de turismo de Sonora explica que Yécora significa en el lenguaje de los Pimas, “un lugar rodeado de montañas”. En 1673, Alonso Victoria, —misionero jesuita— fundó esta ciudad que al día de hoy es visitada por turismo nacional y extranjero. Yécora se compone de paisajes alpinos, encinos, pinos, madroños, cipreses y tascates. Desde esta comunidad sonorense se puede observar la sierra de Maycoba, Talayotes, Chihuahua y el resto de la Sierra Madre Occidental.