Jueves, 09 de Octubre 2025
Suplementos | La inquieta mente de Edward James dejó en San Luis Potosí un paraje de maravillas

Xilitla: la razón de la sin razón

La inquieta mente de Edward James, un inglés que llegó a México, dejó en San Luis Potosí un paraje de maravillas al más puro estilo del surrealismo

Por: EL INFORMADOR

Laberinto. Cual ciudad perdida de novela de ciencia ficción, aparece Xilitla entre la selva potosina.  /

Laberinto. Cual ciudad perdida de novela de ciencia ficción, aparece Xilitla entre la selva potosina. /

GUADALAJARA, JALISCO (22/DIC/2013).- Allá por los años de 1960, un ejército de artesanos, albañiles, carpinteros, herreros y lugareños, trabajando con extrañas formas de concreto entre la selva potosina, con muchos millones de dólares imbricados en la inquieta mente de Edward James —extraño personaje nacido en Inglaterra en 1907— pudieron materializar en concreto —literalmente hablando— cientos de formas surrealistas inverosímiles e inquietantes.

A buen resguardo del jet set adinerado, artístico, filosófico y social al que James pertenecía, las cuasi fantasmagóricas ideas que a borbotones salían de su alma, tan inquieta como atribulada, encontraron su lugar en un reducto tropical y selvático mexicano llamado Xilitla.

Xilitla es un pequeño pueblito rodeado de ríos, de arroyos y de selva lluviosa en la Sierra Madre Oriental del Estado de San Luis Potosí, al sur y no muy lejos de Ciudad Valles.

Una buena ruta para llegar ahí, es manejar por la carretera que después de pasar Querétaro se interna por la “Sierra Gorda”, pasando por el singular y bello Bernal, del que tanto su gran peñón como el pueblo mismo ¡y los dulces de cajeta!, valen la pena reservar una visita calmada y gozadora para alguna otra ocasión.

Más delante, preparados para unas cuantas horas de camino con curvas y más curvas, que si se toman con calma y haciendo paradas en los lugares de vistas espectaculares, o bien en las singulares misiones de tiempos coloniales, harán que el viaje sea todo un acontecimiento.

En Xilitla, uno se puede hospedar tanto en las cabañas que están dentro del mismo sitio de “Las Pozas”, rodeados por las extravagantes construcciones salidas de la imaginación (y caprichos) de Edward James —diligentemente construidas por Plutarco Gastelum, artesano del lugar, siguiendo los sueños de su mecenas James, y actualmente administradas por los hijos de Plutarco, sobrinos adoptivos de James—, como en “El Castillo”, otra edificación surrealista donde se combina el concepto de hotelería de los descendientes de Plutarco. Ambos lugares son una experiencia.

Experiencia que nos preparará para… disfrutar al día siguiente —con la mente abierta y sin emitir juicio alguno— de uno de los lugares más extraños y surrealistas que existen en México. Fantásticas construcciones de impúdico concreto emergen de la lujuriosa selva sin otro objeto que estar ahí, sin más oficio ni beneficio que realizar los sueños de su creador.

Grandes columnas de tamaños y grosores diferentes están preparadas para jamás sostener cosa alguna. Soberbios arcos góticos marcan la entrada a ninguna parte. Escaleras que suben, solamente para bajar. Puertas que se abren para encontrar la sólida roca de la montaña. Enormes flores en las que se puede caminar sobre sus pétalos de concreto. Grandes albercas hechas para nunca ser llenadas.

Edificios de cinco pisos que sólo tienen tres. Recintos majestuosos que fueron hechos sólo para satisfacer la imaginación y los sueños, miles de sueños que aparecen sin previo aviso en cualquier enlamado pedazo de concreto.

Son muchos los espíritus de los personajes que parecen seguir danzando entre esas construcciones: Dalí, Leonora Carrington, Remedios Varo, André Bretón, Picasso, Max Ernst, René Magritte, Lorca, y muchos más con quienes convivió James, formando parte importante de los gritos de su alma que quedaron —no sin un dejo de rebeldía— ahí mezclados en el concreto entre el bucólico paisaje surrealista de la sierra mexicana.

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