Miércoles, 15 de Octubre 2025
Suplementos | Rodrigo Diego López quería meter goles, pero encontró su vocación en la plataforma

Volar por los sueños

El tapatío Rodrigo Diego López quiso meter goles pero al final su vocación estaría en la plataforma; hoy es un clavadista consolidado que busca la cúspide en los Juegos Olímpicos de 2020

Por: EL INFORMADOR

Rodrigo participó en Los Juegos Olímpicos de Río. ESPECIAL / UAG

Rodrigo participó en Los Juegos Olímpicos de Río. ESPECIAL / UAG

GUADALAJARA, JALISCO (02/JUL/2017).- Su hiperactividad lo llevó a descubrir una de sus grandes pasiones: los clavados. Con siete años de edad, el tapatío Rodrigo Diego López, no podía contener su energía, tenía que buscar la manera de canalizarla y hacer algo positivo de ella, es así que el deporte fue la mejor opción, pero como en todo, antes de descubrir su vocación, experimentó en otras áreas que no llenaron sus expectativas: primero el futbol y después la natación. Sin embargo, fue en los clavados donde todo tuvo sentido, sintió que podía volar y esa fue la mejor respuesta interna para desarrollarse profesionalmente.

“Llevo 13 años practicando clavados -ahora tengo 20 años de edad-. Era un niño muy hiperactivo, buscaba una actividad extra además de ir a la escuela, donde me desarrollara en algún deporte, como buen mexicano, el primer contacto que tuve fue el futbol, pero no se me dio para nada, aunque sigo siendo fanático. En la natación duré dos años, pero era algo que no me llenaba, me sentía con ganas de algo más y es cuando viene un entrenador de clavados y me presenta la fosa”.

Rodrigo es hijo único, su madre es maestra jubilada -Rosa María López- en su familia nadie se dedica al deporte más que él. Entonces, el universo de los clavados era un territorio poco explorado para él y su mamá. “Me animó a hacer la prueba física de flexibilidad y de aptitudes, la última era la de valor, aventarme de una plataforma de tres metros. Cuando me voy a aventar de esta plataforma vi que estaba alto, muchos niños se quedaron ahí, pero yo decidí aventarme y es una decisión de la cual no me arrepiento para nada, me sentí muy completo, sentí que volaba, lo quise a hacer mi veces más y ahora lo sigo haciendo, me enamore de este deporte”.

Apunta alto

Actualmente Rodrigo es estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y medallista olímpico juvenil. Su sueño es convertirse en director del CODE y así poder ayudar a otros deportistas a cumplir sus metas, pues sabe que son retos difíciles los que se afrontan cuando se desarrolla una carrera deportiva, las carencias y la falta de apoyo de instituciones gubernamentales a veces obligan a los jóvenes a buscar otras vías para cumplir sus sueños.

“Parece muy polarizado, pero al final del día todo se puede juntar, siempre me ha llamado la atención la política, me gustaría ser director del CODE o de alguna institución pública que tenga que ver con el deporte. Si yo como deportista sé las carencias y lo que se puede mejorar, estudiando esta carrera me puede servir mucho para poder mejorar el deporte en nuestro país, esa es mi visión”.

Rodrigo está en tercer cuatrimestre y agradece a todos los involucrados por estar cuidando sus pasos para lograr sus proyectos de vida. “Mi mamá siempre ha estado apoyándome, es la razón de mi desarrollo como persona y como clavadista, mis entrenadores siempre han estado conmigo también a lo largo de los años, se ha formado una familia donde todos nos apoyamos, tanto en momentos difíciles como en los momentos buenos”.

Actividad para los próximos meses

Rodrigo desde hace cuatro años lleva un arduo trabajo de entrenamiento, participó en Los Juegos Olímpicos de Río y desde entonces sus metas han sido claras. “Tienes que trabajar para estar dentro de los mejores del mundo, la preparación es muy diferente de lo que se piensa, se cree que el entrenamiento en clavados es aventarte a la fosa mil veces, y pues no, siempre hay un trabajo previo, acondicionarnos físicamente para empezar la temporada, tenemos que hacer cardio y diferentes ejercicios en el gimnasio, el 70 por ciento del tiempo lo pasamos ahí para poder realizar un clavado, es un proceso muy largo donde se necesitan muchas repeticiones, tanto de fuerza de abdomen, fuerza de pierna, de brazo, es un deporte muy completo para hacer un clavado que dura cuatro o cinco segundos”.

Ahora mismo se encuentra en la Ciudad de México en concentración para los eventos deportivos que vienen: el Campeonato Mundial de Natación en Budapest, Hungría 2017 que se realiza cada dos años, esta vez será del 14 al 30 de julio y buscará, junto con Adán Zúñiga, conseguir los primeros lugares en clavados sincronizados de trampolín de tres metros.

Para la Universiada Mundial en Taipéi, China 2017 estará representando a la UAG, el evento se realiza en agosto y van representantes de todo el mundo que estén afiliados a una universidad, pero antes de estas justas, viajará al Grand Prix de Italia, que es la próxima semana. Ahí el tema es la preparación, aún no sabe si va a competir o sólo va de campamento. Y mientras todo eso sucede, ya tiene en mente a Los Juegos Olímpicos del 2020 en Tokio, Japón, en 2019 será cuando se enteré si formará parte de la comitiva, el objetivo es ganar todos los certámenes previos para generar currículo, irse “rankeando” y que más jueces lo conozcan.

Los retos y los sacrificios

Como deportista, reconoce que hay muchas carencias en el deporte amateur, él que está en clavados también sabe que sí es un deporte de los favoritos y de los apoyados porque siempre hay buenos resultados a nivel mundial. “Pero no te apoyan hasta que llegas, hasta que ya eres un exponente fuerte, antes tienes que sufrir un poco en cuanto a becas y esfuerzo, porque a veces no te lo reconocen”. Sin embargo, entre sus mejores experiencias está el subirse al pódium, “el beneficio de poder estar en primer lugar en un país que no es el tuyo, en Rusia cuando quedé campeón mundial y sonó el himno mexicano, la verdad es que ese sentimiento no lo cambio por nada, es indescriptible que me hace motivarlo para poderlo repetir”.

Entre los sacrificios que tiene que sortear Rodrigo, es dejar a su familia por prolongados periodos de tiempo. “Aprender a vivir tus tiempos, porque se consume mucho estando aquí en clavados, yo en el CODE estoy 10 horas, prácticamente me quedan dos o tres para estar con mi familia, llegar a estudiar, hacer tarea, entre semana está complicado tener tiempo para mí. Cuido mi alimentación, no tengo una vida social tan plena como los chavos de mi universidad cuyas actividades son diferentes a las mías, pero es una pasión que tengo y me encanta hacer lo que hago”.

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