Suplementos | Por: Vicente García Remus Veredas Río Tuxpan Por: EL INFORMADOR 6 de febrero de 2011 - 01:47 hs El arroyo de la Sierra del Tigre se va uniendo con gracia, para formar el hermoso Río Tuxpan.V.GARCÍA / GUADALAJARA, JALISCO (06/FEB/2011).- Luego de haber apreciado el bizarro molino arrocero de La Esperanza, nos detuvimos a mirar una alta, pero muy alta palmera, antaño las palmeras fueron referencias distantes de las fincas rurales. La palmera se distinguía fácilmente en aquel claro del cañón de Tuxpan, que toma el nombre de su río y éste de la población a la que se acerca. José María Arreola, citó: “Tuxpan-Tuchpan, pan, desinencia de lugar, que significa arriba del río; tochtli, conejo -lugar de conejos-, situado arriba del río”. A un costado de la peculiar palma vimos una serie de columnas rectangulares y entre ellas, columnas cuadradas, elementos que en un pasado sostuvieron un techo a un agua, y hoy por hoy solo sostienen zacate, al lado de las columnas había también zacate, ocres que contrastaban con palos verdes. El camino de tierra nos fue mostrando preciosos parajes del cañón, planes divididos por el río y delimitados por verticales laderas, tapizadas por diversas plantas, manifestando múltiples colores. El río le brindaba vida al cañón, parafraseando “El agua es vida”, sencilla frase pero bastante profunda, esa agua del cañón alimenta a la vegetación colindante, creando un microclima. El insólito rocío que se da en la garganta nutre a una infinidad de seres vivos. Vida, mucha vida genera el río. Le platiqué a Diego, que hace unas semanas había admirado el río en las cercanías a la estación de Villegas, y que desde el puente del ferrocarril había apreciado su belleza. Y cuando hablaba justamente del ferrocarril, miramos un túnel ferrocarrilero entre peñascos, túnel que atravesaba formidablemente un gran cerro. La brecha fue descendiendo un poco y después de una curva vimos un puente, estacioné el coche y nos bajamos emocionados para después subir al puente, los puentes son magníficos observatorios, al pisar el puente fuimos maravillados por el bello río. Al norte, o sea río arriba, el agua serpenteaba entre la espesura de follajes dorados y verdes, hacia tres recodos y al fondo miramos un bonito cerro en forma de cono y con pliegues, en la cresta sobresalía un frondoso árbol, los pliegues bajaban a una ladera vertical, con tres salientes, parecía una fortaleza medieval. El río al acercarse al puente hacía una atractiva y ancha fosa delimitada por piedras. Al sur, continuaba el espejo de la tinaja, pero a los márgenes, había pintorescas playas de arena fina, acompañadas por sauces, muchos sauces. Enseguida de la tinaja, unas piedras obligaban al río a hacer un giro a la derecha, después a la izquierda, donde había un pilar grande, y otros dos, tierra adentro, vestigios del antiguo puente. El río se perdía entre unas ramas al virar nuevamente a la izquierda, en lontananza, tres cerros bajaban en diagonal al río, atrás del primero se le adhería el arroyo del Muerto, antes se le habían sumado los arroyos: Atenquique, Platanar y Beltrán. Río abajo se funde con el Coahuayana, que separa a Colima de Michoacán y finalmente desemboca en el Pacífico. Del puente bajamos a la playa oeste, caminamos pausadamente y descalzos, por aquellas suaves arenas, nos arriscamos los pantalones para percibir el agua diáfana y fresca, que corría alegremente por el sauzal, murmurando existencia. Nos sentamos plácidamente a contemplar el río azul, que apenas se movía en la ancha fosa aledaña, donde se reflejaban unos sauces y unos fresnos, el entorno nos alegró nuestra estadía. Julia Preciado Zamora escribió: “Dos días antes de que lo mataran, Enrique Schöndube (12-5-27), conocido entre sus trabajadores por su pericia para implementar adelantos materiales que beneficiaran la hacienda de La Esperanza, escribió una carta al director de caminos del Estado de Jalisco, Fernando Martín del Campo. En dicha misiva el hacendado alemán propuso se construyera un puente sobre el río, inmediato a la estación de Tonilita. Según sus planes, el puente podría enlazar con Tuxpan -lo que quiere decir con Guadalajara, México y Veracruz-. Schöndube planeaba abrir el camino carretero que conectaría a su productiva hacienda con los puntos más importantes del país”. Otto Schöndube (hijo de Enrique) vendió el molino de caña, Francisco Ávalos comentó: “se vendió la maquinaría, el molino grande, las piezas grandísimas… nosotros mismos las bajamos pa’ bajo con carretas de bueyes, los mecánicos… desarmaron (el molino) y se lo llevaron. Todo se llevaron, en grandes barcazas, lo bajamos al río, allá por Tonilita, se lo llevaron”. El río zarco y el cañón verde, nos envolvieron con su encanto. Temas Pasaporte Veredas Lee También Zacatecas y La Antigua: Viaje a dos joyas históricas de México El arte de saborear Nayarit Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Abrazo otoñal en la Riviera Nayarit Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones