Lunes, 16 de Junio 2025
Suplementos | Vicente García Remus

Veredas

Valle de Caxitlán

Por: EL INFORMADOR

En un plan, al oeste del cerro Caleras, y delimitado por el río Armería, se localiza el histórico valle de Caxitlán.

Luego de haber disfrutado de la arquitectura de El Banco, seguimos una brecha que atravesó el río Armería, nos paramos a acariciar el agua, percibir su frescura y a mirar unas garzas tricolores que se refrescaban río arriba.

Pasando la vera del río llegamos a La Cruz, ranchería que ostenta de una cruz. Seguimos el sendero a Caleras, después de unos platanares nos desviamos a la derecha por el camino a Pechiquegual, donde un camino real nos regaló sombra por un buen tramo, enseguida nos desviamos a la izquierda, por un camino de tierra que acompaña el trayecto de un canal de riego, fuimos contemplando los hermosos palmares, tupidos, alineados, esbeltos y expresivos. Los rayos de sol se fraccionaban y las sombras danzaban cuando el viento tocaba los doseles.

En 1869, Albert S. Evans manifestó: “Los cocos se cortan cuando sólo han crecido dos terceras partes y cuando aún el líquido o el jugo está tan claro y cristalino como el agua de manantial más pura. Esto se llama “agua de coco” y es una bebida favorita, muy saludable y sabrosa…Cuando se saca el agua, queda en el coco una sustancia mucilaginosa como una costra, la que se raspa y se come utilizando un trozo de la cáscara verde como cuchara, tiene mucho sabor”.

Pasando el rancho La Ceiba llegamos al valle de Caxitlán. Diego leyó en una barda: “Fundación de la primera villa de Colima y el primer ayuntamiento español en el occidente de la Nueva España. Dominada la resistencia de los colimecas, Sandoval, acatando las órdenes de Hernán Cortés fundó la villa Colimán en términos de Tecomán.

El 25 de julio de 1523, escogiendo como asiento para la nueva puebla un lugar a la rivera grande de Caxitlán. Como dos leguas de distancia del mar del sur, calculando probablemente la eventualidad de poder ser habilitado como puerto fluvial con fácil salida al océano.

Poblándose la villa, según la refiere Hernán Cortés, con más de 120 europeos, de los cuales 25 eran a caballo y el resto peones, la traza y fundo se proyectó en las cercanías de Caxitlán, uno de los principales poblados de la región, populoso, rodeado de tupida vegetación y de extensas tierras de humedad, muy apropiadas para el laboreo y cultivo de árboles frutales; sitio que seguramente Sandoval considero estratégico, para conservar la paz del señorío vencido y para el inicio de futuras conquista”.

Como testimonio de la legendaria villa quedaron los muros de lo que fuera el mesón de Caxitlán, de planta arquitectónica rectangular, con ventanas verticales. De cuatro corredores en su exterior, delimitados por arcos de medio punto. Los gruesos muros fueron tejidos con ladrillos adobón. Miramos una preciosa parota posando sobre la esquina de un muro, sus raíces han cubierto con gracia los adobones.

Sentimos una peculiar emoción al encontrarnos en el sitio donde Sandoval fundó la primera villa de Colima, para la cual hubo nombramiento para alcalde y regidores. Bello suelo el de Caxitlán, embellecido por bosques cocoteros, refrescado por el río Armería y elegido por Sandoval.         

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