Suplementos | Leí hace días sobre el asesinato de un aficionado al futbol a manos de otro Usted qué sabe Leí hace días sobre el asesinato de un aficionado al futbol a manos de otro, entusiasta del equipo rival Por: EL INFORMADOR 29 de mayo de 2016 - 01:01 hs ¿Por qué creamos esos lazos de hierro con equipos, libros, grupos musicales o peinados? ¿Por qué nos sentimos personalmente ofendidos? EL INFORMADOR / GUADALAJARA, JALISCO (29/MAY/2016).- Leí hace días un despacho periodístico que informaba del asesinato de un aficionado al futbol a manos de otro, entusiasta del equipo rival. Me temo que todos conocemos esas historias de pleitos deportivos. Aunque no necesariamente acarreen la eliminación física de uno de los contendientes, suelen terminar en golpizas, cargas policiacas y destrozos en propiedades de terceros. No: no es mi intención esbozar el enésimo intento de análisis de los riesgos del apasionamiento futbolero sino destacar el carácter irracional y violento de los fanáticos en general. Un talante que no es monopolizado de ninguna manera por el futbol sino que alcanza cualquier extremo de la actividad humana. Pongo un ejemplo. Hace unos meses, un reportero de un portal web entrevistó a un sujeto que se dedica a la literatura. Le preguntó, sabrá Dios por qué, su opinión sobre los volúmenes de la serie llamada “Los juegos del hambre”. Él tipo respondió que sólo había leído parte del primero y su impresión era que no se trataba precisamente de una obra maestra, sino de un producto de consumo popular como tantos otros, por ejemplo, esa saga de vampiros y hombres-lobo púberes llamada “Crepúsculo”. Se permitió profetizar: “No creo que la mayoría de sus lectores vayan a pasar de allí a Proust”. Unos días después, cuando la entrevista se publicó, sus redes sociales se llenaron instantáneamente de mensajes de adolescentes furiosos. ¿Por qué? Porque al “crítico” no le gustaban los mismos libros que a ellos los ponían en éxtasis. Algunos de los recados eran moderados y solamente le deseaban que se cayera de la cima del monte Ararat. Otros lo acusaban de esnob, de despreciar a los lectores, a la literatura juvenil en su conjunto, y, de paso, a la infantil, a toda la literatura fantástica y también, faltaba más, de insultarlos, humillarlos y sobajarlos (esa palabra, debo confesar, me da risa, porque un profesor, hace años, la utilizaba como muletilla reprobatoria: “No sobaje nuestra inteligencia, compañero”, les decía a los que se equivocaban al responder un examen antes de tronarlos). ¿Qué era lo que ofendía tanto a los inconformes? Que un objeto de su afecto, el libro en este caso, fuera puesto en tela de juicio. Vaya: uno de los furiosos quiso sintiera en carne propia su dolor y le espetó: “Ese Brust (sic, por Proust) ha de estar tan tarado como usted”. ¿Por qué creamos esos lazos de hierro con equipos, libros, grupos musicales o peinados? ¿Por qué nos sentimos personalmente ofendidos por un comentario que sintamos que los denigra? No hay respuestas tajantes. Todo mundo tiene derecho a amar lo que le pegue la gana y a sentirse afectado si le place, pero es ridículo que reclamemos un “respeto” exagerado y gratuito por todas y cada una de las cosas que nos gustan. Del mismo modo que cortarle la cabeza a un blasfemo por “ofender los sentimientos” de los creyentes parece, a estas alturas del progreso humano, desproporcionado, parece absurdo que dos fanáticos al futbol se peguen de tiros o trompadas por lo que hacen en una cancha dos docenas de tipos que nos los conocen. O que los chamacos aficionados a tal o cual best-seller se tornen enjambre de abejas para aguijonear a quien ose opinar que el objeto de su devoción no es precisamente la “Divina Comedia”. Claro: en el fondo todos somos como el profesor al que me referí, quien luego de cometer un error fue corregido por un alumno con su tradicional argumento (el de “No sobaje nuestra inteligencia”), y se puso como un loco. “Ahora sí es bronca”, dijo. Y tronó al insolente aunque tenía la razón. Temas Tapatío Antonio Ortuño Lee También Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas La gran estafa que nos hizo “americanos” Chivas Femenil, a una victoria de asegurar su lugar en Liguilla Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones