Suplementos | La arquitectura de Rafael Urzúa estuvo inspirada en su lugar de origen Una simbiosis arquitectónica entre sierra y ciudad La arquitectura de Rafael Urzúa estuvo inspirada en su lugar de origen —Concepción de Buenos Aires— y las influencias que adquirió en el tiempo que habitó en la Perla tapatía Por: EL INFORMADOR 13 de septiembre de 2015 - 05:23 hs Casa Farah. Construída en 1937, la finca es considerada una de las obras maestras de Rafael Urzúa Arias. EL INFORMADOR / A. Hinojosa GUADALAJARA, JALISCO (13/SEP/2015).- Rafael Urzúa Arias creció viendo pinos, robles y encinos localizados en laderas que conforman paisajes de ensueño, avistando panoramas llenos de figuras geométricas trazadas por la naturaleza y que inspiran hasta a las almas más sencillas y soñadoras, como la suya. Quizá fue en Concepción de Buenos Aires —un poblado cercano a Mazamitla—, pueblo natal del arquitecto, en donde al mirar la armonía de la Sierra del Tigre descubrió la importancia de que las cosas tengan un equilibrio, y bajo esa línea construyó sus obras . Este próximo viernes 18 de septiembre es el aniversario número 110 del nacimiento del arquitecto jalisciense Rafael Urzúa, uno de los creadores de la llamada escuela tapatía de arquitectura junto a Luis Barragán, Ignacio Díaz Morales y Pedro Castellanos, quien es reconocido por el equilibrio y la armonía de sus obras y por la sencillez de su persona. El arquitecto Carlos Correa Ceseña, investigador de la Universidad de Guadalajara, recuerda que Rafael Urzúa Arias llegó de Concepción de Buenos Aires a vivir a Guadalajara cuando aún no existía la Escuela de Arquitectura, por lo que se formó en la entonces Escuela Libre de Ingenieros, en donde se encontró con Luis Barragán. “Ahí hubo una simbiosis entre el trabajo de uno y otro, cada quien hacía su trabajo: Rafael diseñando, Barragán en la promoción de su arquitectura; entre los dos hicieron esa simbiosis que les permitió crear una cultura propia de Jalisco”. El investigador rememora que en ese entonces la ciudad tenía una influencia arquitectónica de carácter europeo; sin embargo, los arquitectos propusieron voltear a ver lo nuestro, causando un impacto cultural muy fuerte que devino en el movimiento llamado “regionalismo”: “Esto permitió que Guadalajara se convirtiera en una provincia con cultura arquitectónica propia que enriqueció a la cultura de México”. Correa Ceseña destaca que Urzúa Arias aportó a esta corriente códigos formales muy característicos que se pueden observar en la casa del doctor Luis Farah (Vallarta 1697), así como lo que hizo en su pueblo natal en su casa o el panteón. “Resalta la arquitectura vernácula que se da en la sierra. Rafael toma mucho las formas incluso las funciones de esta parte de Jalisco y claro, las plasma en ingresos, patios centrales, manejo del espacio abierto con el privado y el cerrado, la combinación para poder tener la posibilidad de intercambiar las funciones de la vivienda, eso le va a dar aporta al regionalismo”. El especialista subraya que Urzúa Arias utiliza el muro como un elemento estructural, no sólo de división, así como dibujos que pone dentro de este. Además, considera que fue un maestro al momento de utilizar las alturas, lo que le dio versatilidad. “Maneja lo que es un pasillo para entrar y distribuye de los espacios tanto en la zona de noche, la de día, los de transición y en especial unos triángulos que le da esa posibilidad de transparencia”. Creador de jardines El arquitecto Juan Lanzagorta Vallín, académico del ITESO, advierte que el lugar de nacimiento de Rafael Urzúa Arias influyó mucho en su obra, además de la sensibilidad adquirida por haber sido primero ingeniero y después arquitecto. “Fue el segundo después de Luis Barragán. Urzúa venía de Mazamitla donde era un hombre reconocido y pertenecía al sector social elevado, él no tenía los mismos conocidos y eso lo hizo estar a la sombra pero tanto Barragán como Ignacio Díaz Morales siempre lo consultaban”. También, puntualiza que es importante reconocer la participación de Rafael Urzúa en las primeras obras de Luis Barragán, como la Casa Iteso Clavijero. “El diseño en realidad tiene tres padres. Luis Barragán tuvo la idea pero quien orquestó la obra en sus detalles no hay duda que fue Rafael Urzúa, e Ignacio Díaz Morales también aportó una parte”. Gracias a esta amistad, Lanzagorta Vallín pondera que Urzúa conoció el libro “Los jardines encantados” de Ferdinand Bac, que le regaló Barragán al regreso de uno de sus viajes. “En el libro el ve los paisajes y el tipo de casa, no cabe duda más que haber descubierto algo se vio reflejado a sí mismo, eso es muy importante porque se apoderó de los dibujos de Bac y los empezó a interpretar y realizar con su propia visión”. Indica que de Mazamitla trasladó a su obra como las grandes vigas de madera, remates y sobre todo unos rasgos que delataban equilibrio. “Como la que hizo en Concepción de Buenos Aires la concluía con una serie de ventanas que encontraba en los huesarios y las empezaba a tomar, es ciertamente barroco dentro del regionalismo”. Para el arquitecto sí existe difusión del trabajo del arquitecto, aunque no el suficiente;así que —dice— sería importante que los estudiantes conozcan, por ejemplo, la Casa Farah que “es un proyecto singular que mereció elogios, se adelanta a la arquitectura tapatía por una serie de cubos, y hay ventanita de una estrella que vale la pena a ir a verla, estar uno minutos y retirarse”. Su labor como funcionario público En el libro “Chapalita, ciudad jardín” de Guillermo Gómez Sustaita se habla de que fue Rafael Urzúa Arias quien aprobó las obras de urbanización que arrancaron en la avenida Guadalupe el 21 de febrero de 1943, cuando el arquitecto fungía como director de Obras Públicas de Guadalajara. Carlos Correa Ceseña destaca que Urzúa Arias hizo un gran trabajo como funcionario público, porque además de ser una persona sencilla tenía una capacidad enorme de trabajo: “Él hizo escuelas, se preocupó por la situación de calles y de la planeación urbana junto con Aurelio Aceves”. Mientras que Juan Lanzagorta Vallín destaca que Urzúa hizo una gran labor en Obras Públicas, modificando planos y llevando la filosofía de los Jardines encantados a la ciudad. PERFIL Rafael Urzúa Arias nació en Concepción de Buenos Aires, población vecina a Mazamitla, el 18 de septiembre de 1905, en el seno de una acomodada familia. Su hogar se ubicaba a pocos kilómetros de la hacienda de la familia de Luis Barragán. Fue miembro de la “generación del 24”, ya que estudió junto a Ignacio Díaz Morales y Luis Barragán en la Escuela Libre de Ingeniería, donde obtuvo el título de ingeniero-arquitecto en septiembre de 1928. Fue colaborador cercano y amigo de Luis Barragán, a quienes Díaz Morales describe como: “Arquitectos natos a los que no costaba ningún trabajo tener talento”. Considerado regionalista y autor de la “Escuela Tapatía” junto con sus amigos de la generación del 24, su obra se disntingue por el uso de materiales naturales, como la reja de madera torneada, la cantera y los elementos tradicionales decorativos produciendo una arquitectura sencilla a base de juegos de volúmenes, altos dinteles, arcos, luces y sombras. v Construyó la casa del diputado Rogelio Rubio en 1935, la Casa Vázquez Arroyo en 1936 y la casa del doctor Luis Farah en 1937, considerada su obra maestra. Murió el 18 de octubre de 1991. Creador de una escuela Temas Tapatío Arquitectura Lee También El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Piedra somos y polvo seremos Año de “ballenas flacas” El maestro de la brevedad: a 107 años del nacimiento de Juan José Arreola Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones