Martes, 14 de Octubre 2025
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Un coronel que pintaba y coleccionaba cosas

Los amantes del arte encontrarán en zacatecas un santuario

Por: EL INFORMADOR

Impacto. El Museo de Pedro Coronel en Zacatecas guarda maravillas para sorprender a sus visitantes.  /

Impacto. El Museo de Pedro Coronel en Zacatecas guarda maravillas para sorprender a sus visitantes. /

GUADALAJARA, JALISCO (06/ABR/2014).- En Zacatecas –para variar– soplaba el viento. No hacía mucho frío, pero el viento incesante de la mañana hacía sentirse muy cómoda una chamarrita por ligera que esta fuera.

Caminando unas cuantas cuadras desde el Mesón del Vasco, el agradable hotelito en donde nos hospedamos, con su patio central de doble altura y balcones adornados por decenas de jaulas con aves canoras y macetas colgantes –como se usaba en las casonas coloniales para mostrar su hospitalidad– llegamos a la pequeña plaza que está, no digo cerrada sino agredida por el ostentosísimo y barroco templo de Santo Domingo, cuyos recargados retablos interiores labrados en madera y recubiertos con laminilla de oro alardean de las infamias cometidas en aquellos tiempos en nombre del cielo; y por el aparatoso Colegio de San Luis Gonzaga del otro lado, que habiendo estado en manos de los jesuitas hasta que fueron expulsados a fines del 1700, pasó a manos de los dominicos, y posteriormente a mediados del siglo XIX, fue confiscado por el gobierno para ser utilizado como cárcel.

Ahora, por fortuna, ya magníficamente rescatado y restaurado, es en donde podemos maravillarnos con el espléndido e impecable museo que alberga los trabajos y las colecciones que logró reunir durante su corta pero productiva vida (63 años) el mentado Coronel del que les platico.

Pedro Coronel se llamaba este hombre que habiendo nacido en 1923 en el mero Zacatecas, se dedicó primeramente a “estropear piedras” con gran éxito según el y sus admiradores (dixit), para convertirlas en bellas  “esculturas” siguiendo las técnicas aprendidas en los talleres de Brancusi en Paris. Mas tarde, grandes lienzos blancos e inmaculados fueron “embarrados” de pintura siguiendo las técnicas “parisiennes” aprendidas en el taller de Victor Brauner, pero sin apartarse un ápice de las tradiciones, las luces y los colores mexicanos. No se puede negar que algunas de ellas podrían recargarse en los tamayos, los diegos, los siqueiros, y muchos y larguísimos etcéteras que con fuerza relampagueaban en la mente mexicana del artista.

Algunas de las obras que logró este –ahora famoso– Coronel, que lo han colocado entre las grandes figuras del arte mexicano contemporáneo; y orgullosamente se exhiben en el colegio jesuita y dominico, ahora convertido en el espléndido museo que lleva su propio nombre: Pedro Coronel.

Y si digo que “sólo algunas” de sus obras, es porque en su incesante viajar por el mundo, como ávido coleccionista que era, se dedicó con paciencia y sabiduría a intercambiar sus obras por otras que él juzgaba que valían la pena, quedando aquellas en los lugares y museos más inverosímiles del mundo, y estas en el museo zacatecano en donde están soberbiamente exhibidas.

La sensibilidad que tenía por las formas primitivas expresadas por la humanidad, lo llevaron a adquirir desde obras de arte prehistóricas del mundo, hasta joyas de acreditados artistas de la actualidad: Picasos, Diegos, Mirós, Weisbuchs, Chagalles, Vassarelys y hasta Goyas, que se encuentran al caminar por los larguísimos pasillos del museo en donde, en las salas aledañas súbitamente aparecen sin decir “ni agua va” algunas bellas piezas del arte elemental africano; maravillas de las culturas griegas, romanas y egipcias en sus primeras épocas; ejemplos de culturas asiáticas, y un sinfín de los tesoros que este admirable hombre pudo coleccionar durante su corta vida.

El carácter de su pintura y su colorido pudiera ser el resumen tanto de los temas, colores y sentimientos  de su carácter decididamente mexicano, como de la abstracción y dramatización del mismo arte que iba encontrando y bebiendo en su constante viajar, estudiar y sentir por el mundo entero.         

Vale mucho la pena dedicar, unas buenas y largas horas al elegante y bien puesto Museo de Pedro Coronel en Zacatecas.

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