Tolimán, piedra angular de la Ruta Rulfiana

GUADALAJARA, JALISCO (22/JUN/2014).- Juan Rulfo nació en el Sur de Jalisco. El escritor de ''El Llano en llamas'' y ''Pedro Páramo'' vivió sus primeros años en Apulco, población perteneciente al municipio de San Gabriel y muy cercana a Sayula. El autor lo recordaba como un pueblo en una barranca, con las calles torcidas, empinadas, por las que trajinaban los escasos habitantes. 

Constantemente se señala la influencia que “los bajos” de Jalisco tuvieron en la obra del narrador de ''¡Diles que no me maten!'' Se dice que la gente y los paisajes de Sayula, San Gabriel, Tuxcacuesco, Tapalpa, etcétera, inspiraron su genio literario. La Ruta Rulfiana, reconocida por la Secretaría de Turismo de Jalisco, está integrada por 10 municipios del Sur. Uno de ellos es Tolimán, que significa “lugar donde abunda el tule o donde se corta el tule”.

El tule, palabra de origen náhuatl, es el nombre genérico de varias especies de plantas de tallo largo, con cuyas fibras se tejen petates y asientos de silla. Cuenta una leyenda que los indígenas de la zona en la que anteriormente se encontraba Tolimán decidieron ponerle ese nombre cuando vieron que en el borde del manantial, donde se encontraba el poblado, crecían unas flores blancas y olorosas cuyo tallo se parecía al tule.

Su historia

Antes de asentarse en el sitio que ocupa actualmente —limita al norte con San Gabriel y Tuxcacuesco, al sur con Colima, al este con Zapotitlán de Vadillo y al oeste con Cuatitlán de García Barragán—, Tolimán ocupó los alrededores de los manantiales La Palma y La Ciénega. Estaba habitado por otomíes que daban tributo al cacique que encabezaba el señorío de Zapotitlán.

En 1525, dos años después de la llegada del capitán español Alonso de Ávalos, Francisco Cortés de San Buenaventura, quien arribó a la región con el objetivo de conquistar Colima, conquistó estas tierras y fue reconocido como gran señor.

En 1890 Tolimán era comisaría con categoría de pueblo, sujeto al departamento de San Gabriel del Noveno Cantón. En 1895 se erigió en municipalidad gracias a un decreto que impulsaron algunas autoridades, entre ellas, el P. Ávila Orozco, el diputado Carlos María Gallardo y el presidente municipal de San Gabriel,  Lorenzo Michel.  En ese entonces su territorio comprendía a la comisaría de Teutlán y las rancherías de Higuerita, Puerta del Petacal, Los Tepetates, Caballada, Las Canoas, Guamuchilar y La Ceja.

Tolimán no se salvó de la violenta diáspora que generó la Revolución Mexicana. El 18 de diciembre de 1918 el municipio fue sitiado por los villistas. A éstos no les importó que los lugareños estuvieran enterrando a las personas que fallecieron a causa de la influenza española.

El 15 de junio de 1928, Tolimán marcó los límites de su territorio. Por decreto, creció. Se agregó una parte del Cerro Grande que perdió Tuxcacuesco, así como la comisaría de Santa Elena, Cópala, la ranchería El Saltillo y parte de Cerro Gordo, que perdió Zapotitlán.

Qué visitar

Entre los atractivos turísticos de Tolimán se encuentran los templos de la Asunción y el de San Francisco, ambos construidos durante la época de los franciscanos. Este pueblo cuenta también con vestigios de relevantes asentamientos prehispánicos en las localidades de Pueblo Viejo,  Teutlán, Zopoma, Las Trojas y El Rodeo.

Destacan en Tolimán los bosques localizados en la Sierra de Manantlán y los cerros El Muñeco y Toxín. Cuando llueve, dentro de la gruta “El Resumidero” —a la que es difícil ingresar, pues se necesita equipo para bucear y escalar— corre un río subterráneo. En la cabecera municipal se puede visitar el parque Las Palmas, un nacimiento de agua que inmediatamente hace convivir al visitante con el pasado de Tolimán.

Otro atractivo es el Río Ayuquila, ubicado entre las comunidades de San Pedro Toxín y Paso Real. Para María Cruz Palacios, habitante de Tolimán desde hace 70 años, el lugar más bonito del pueblo es el Manantial de la Taza, un afluente natural que le gusta visitar a menudo. Allí desembocan las aguas que el cerro recolectó durante la temporada de lluvias.

¿Qué comer y comprar?

En Tolimán se pueden degustar platillos como birria de chivo, carne de puerco, pozole, tamales, sopitos con picadillo y enchiladas con mole dulce. Pero si desea comer en la zona de la Taza, por ejemplo, se recomienda que pruebe los chacales en caldo, tatemados o bañados en salsa de tomate. Allí también podrá encontrar pescado frito, mismo que los vendedores capturarán al momento. Para beber hay mezcal, tequila, ponche de granada y agua fresca de tamarindo.

La actividad artesanal se ha mantenido en esta zona. Aunque su consumo es personal y se le identifica como una actividad secundaria sin generación de empleos o uso de tecnología, se pueden adquirir productos como sillas tejidas, chicotes, hamacas, costuras, canastas de otate, comales, huaraches, acachales, máscaras, sombreros, entre otros.

TOMA NOTA

¿Dónde hospedarse?

Algunas casas del municipio rentan pequeños cuartos.
Uno de estos espacios se encuentra en la calle Francisco I. Madero #85, a cuatro cuadras del centro. La habitación con una cama tiene un costo de 250 pesos por noche. Con dos camas el costo aumenta a 450 pesos.

¿Cómo llegar?

La forma de llegar a Tolimán partiendo de Guadalajara, es a través de la carretera No. 54 D a Colima-Manzanillo, desviándose en Acatlán de Juárez, por la carretera estatal No. 401 hasta Sayula, tomando ahí la carretera estatal No. 432 hasta Tolimán