Suplementos | San Luis Potosí no deja de sorprender a los viajeros con sus múltiples tesoros Teatro de la Paz La ciudad de San Luis Potosí no deja de sorprender a los viajeros con sus múltiples tesoros y sorpresas a cada paso Por: EL INFORMADOR 23 de agosto de 2015 - 05:31 hs Maravill. Las postales que ofrece el Centro de San Luis Potosí son una delicia para los turistas. EL INFORMADOR / V. García GUADALAJARA, JALISCO (23/AGO/2015).- En San Luis Potosí, la Plaza del Carmen es embellecida por una edificación porfiriana de influencia neoclásica, el hermoso Teatro de la Paz. Teresa Isolda Osorio Mendoza y Daniel Barrera Méndez pusieron en tinta: “Entre los años de 1889 y 1894 se construye el Teatro de la Paz, bajo la dirección del arquitecto José Noriega, mismo que construyera el célebre Teatro Juárez de Guanajuato. El teatro de la Paz, de marcada influencia de un neoclásico tardío, se mezcla con elementos ecléticos: se estructura por dos cuerpos horizontales, y por varias calles moduladas con manejo formal de tamanillo, localizado en las pilastras inferiores; el acceso principal con su gran nártex está rodeado de columnas estriadas con capiteles mixtos, el entablamento se encuentra decorado con símbolos clásicos de artes musicales y grandes cornisamientos, rematando con un frontón de gran proporción y belleza”. Cabe evocar el Teatro Alarcón, que data de 1825, obra del arquitecto Francisco Eduardo Tresgruerras, siendo uno de los primitivos teatros del México Independiente, con tres puertas en su fachada, en su friso se lee: “TEATRO ALARCON”, sobre la cornisa dentada, una barbicana con volutas y un medallón con una cara, rematada por una balaustrada con almenas, “tiene forma de herradura para óperas, la cubierta era una bóveda plana, una innovación para su época, que fue destruida por un incendio a principios del siglo XX (1900). La fachada de cantería es sobria y rematada con esculturas alusivas a la comedia”. Para 1910, se construyó el Teatro O’Farrill del ingeniero Joaquín Ibarra, de dos pisos, con cinco vanos en su primer nivel, delimitados por columnas dóricas, vanos que se repiten en su segundo nivel, con balcones sencillos a los extremos, en el friso: “1910 TEATRO O`FARRILL 1910”. Luego se edificó el Teatro Alameda, inaugurado en 1941, proyectado por Carlos Crombe, con vistosa torre en su esquina, octagonal, de dos cuerpos, con un vano arqueado por cara y cubierto en cúpula, abajo, un portal arqueado da acceso a la sala, que fue animada por varios estilos. Posteriormente se levantó el Cine Avenida, de grandes dimensiones, abrió sus puertas en 1947, con sala de dos niveles, concha acústica y elegantes cortinas azules. No hay que olvidar el Cine Othón, ni el Cine París. Al atardecer fuimos a la Plaza del Carmen, nos acercamos a una escultura encapuchada de la Santa Inquisición y después a una dedicada al padre y detrás de ella contemplamos el atractivo Teatro de la Paz, levantado sobre un zócalo, ocho peldaños suben a él, y uno a su señorial portal, delimitado por gruesas y altas columnas estriadas con capiteles corintios, haciendo cortes ochavado en sus esquinas, el friso dentado y en relieve: “TEATRO DE LA PAZ”, arriba un frontón triangular y dentado, detrás, una bonita cúpula de hierro forjado con un águila en su cresta y al fondo, un muro a dos aguas con un vano circular. A los lados del portal, una ventana vertical y una puerta arqueada. Al portal se asoman cinco puertas y arriba cinco ventanas. Subimos a aquel sensacional portal y tuvimos la suerte de ser invitados a la obra, “El Cascanueces” de Tzhaikovsky, interpretada por el Ballet Teatro Nacional de Serbia. Observamos en el vestíbulo la escultura de la Bailarina, creación de Arias y en las escaleras los murales de mosaico, obra de Fernando Leal. Aledañas al teatro se encuentran las salas: Germán Gedovius, para exposiciones y Flavio F. Carlos, para recitales. El 5 de febrero de 1901 se celebró en el agradable Teatro el primer Congreso Liberal, encabezado por Juan Sarabia y Camilo Arriaga, manifestándose en contra de la dictadura porfiriana. Para 1949, se renovó el querido espacio, contando con una capacidad para mil 450 espectadores. Gozamos de la Navidad celebrada por Clara y su familia, “de pronto llega el enigmático tío Drosselmeyer, quien le lleva a la niña un cascanueces con la gallarda figura de un soldado; el tío les cuenta a los niños historias maravillosas”. Temas Pasaporte Lee También Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Abrazo otoñal en la Riviera Nayarit Pasaporte: la vocación de contar el mundo Cuatro imperdibles para tu primera visita a Madrid Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones