Jueves, 09 de Octubre 2025
Suplementos | 32 Domingo Ordinario

''Se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de poco valor''

En este domingo trigésimo segundo ordinario del año, el Evangelista San Marcos presenta dos temas, sin aparente relación del uno con el otro. El primero es una desaprobación del Señor Jesús a la religiosidad de algunos fariseos, y en particular los escribas. La novedad en la predicación de Cristo en cuanto a la ley, es vivir el amor y la interioridad de cumplimiento del corazón —lo íntimo del ser humano— brota en el bien —lo bueno— o el mal —lo malo— si el corazón es puro de allí saldrán obras luminosas; si el corazón está enfermo de lujuria, soberbia o codicia, mostrará al exterior lo que por dentro se lleva. Cristo compara a los hombres con árboles: el árbol bueno da frutos buenos; malos frutos da el árbol malo.

Por: EL INFORMADOR

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La ley de Cristo exige justicia desde adentro, no de exterioridades.

Causa grande alegría encontrar cristianos —y los hay en buen número— que transparentan en su sencillez, su modestia, su humildad, ese interior limpio donde tienen origen sus actos externos.

Los cristianos del siglo XXI no deben caer en la ostentación de largos rezos para ser vistos, ni presumir de virtuosos.

Tal vez muchos jóvenes de estos tiempos no aceptan vivir plenamente el seguimiento de Cristo —eso es ser cristiano— porque no  ven testimonio de quienes les predican; más que con palabras, el testimonio debe ser con un auténtico estilo cristiano de la vida.

“Se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de poco valor”. Es este el segundo tema del Evangelio de hoy, el óbolo de la viuda indica un camino: sumar la pobreza personal a la infinita riqueza de Dios. Es la sabiduría de los que han aprendido a orar desde lo hondo de su ser: “danos hoy el pan de cada día, para volverlo a pedir cuando vuelva a salir el Sol”. Esa es una virtud cristiana que muchos santos han cultivado: la confianza en Dios.

Virtuoso era aquel que tenía una sola palabra para hablar con Dios y ésta era Amén, que significa “así sea”; si hacía frío decía amén; si hacía viento o calor, decía amén. Amén repetía cuando, tirado en su lecho, padecía terribles dolores.

Una parte de la misa es el espacio en que se presentan las ofrendas y así cada uno puede ofrecer mucho, como luchar para no caer en la tentación o disponerse para una buena obra.

Y luego pasa el canastillo y así se pueden depositar monedas o billetes. La palabra apropiada es “ofrenda” y no colecta, y mucho menos limosna, porque esa aportación, aunque sea una o dos moneditas de poco valor económico, es un signo de la ofrenda interior, y según sea la intención —el acto interno— será el valor espiritual.

José Rosario Ramírez

LO DIO TODO

Vivimos una realidad en la Iglesia católica de la que muchos de sus miembros no son conscientes, debido a que una gran cantidad de ellos son pasivos y tienen muy poca  conciencia de pertenecer a ella. Eso se debe, sin duda, a la falta de un compromiso serio en todos los ámbitos y, específicamente,  en lo económico. En cambio, otros grupos religiosos son sumamente exigentes en este aspecto, y por ello avanzan tanto en sus obras materiales y de caridad, así como ofreciendo muchos servicios de manera digna y eficiente. Por lo demás, es frecuente que católicos que nunca han colaborado económicamente de manera seria e importante, con su Iglesia, la dejen y se pasen a uno de esos grupos, e inmediatamente se comprometan a pagar el diezmo.

Muchos católicos a veces colaboran con la Iglesia dando una limosna en la Misa o con motivo de una colecta especial. Sin duda que esto es bueno y hay que hacerlo, pero ninguna de estas colaboraciones dispensa del compromiso formal con su comunidad. En nuestro país el porcentaje de católicos comprometidos con su Iglesia es muy bajo. Tenemos que comprometernos, porque comprometerse con el Cuerpo Místico de Cristo, es  comprometerse con Él.

La Iglesia nos llama a asumir este compromiso con sentido misionero. Cuántos misioneros laicos y sacerdotes se comprometen de por vida con el Señor.

Preguntémonos: ¿Hasta dónde llega nuestro compromiso con Cristo? ¿Somos de los que tan solo solemos  recibir de la Iglesia y damos lo mínimo posible, o somos de los que estamos prontos a cooperar y lo hacemos con gusto, para que la causa del Reino siga avanzando?

Si todos cumpliéramos, la obra del Reino iría creciendo día a día,  y nuestra Iglesia avanzaría. Si no cumplimos, mucho quedará por hacer.

El Evangelio de hoy nos recuerda un pasaje que nos ayudará a hacernos más sensibles a la voz de Dios para obedecerle; en  él, el Señor observa a una ancianita pobre, pero con un corazón desprendido de todo, incluso de sí misma, capaz de entregar todo lo que tenía a quien, de hecho, era su Dueño, que deposita en la alcancía del templo las únicas monedas que poseía, y Jesús la alaba diciendo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros,  porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir». (Mc. 12, 43-44)

Es preciso pues, que los católicos asumamos el ejemplo y el espíritu de esa viuda pobre, que es el espíritu que Jesús nos pide; Él, quien lo dio todo por amor a nosotros y para salvarnos.

Francisco Javier Cruz Luna

Una oración

MBS, fsp


Señor Dios, en tus manos pongo mi anhelo de ser más, alegría y el gozo de saber que no estoy solo en este complejo universo de seres y de cosas

que se mueven y giran en torno a un proyecto definido, que Tú mismo has trazado desde el inicio de los tiempos

y que tendrá su plenitud cuando todos lleguemos a Ti.

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