Regresó la dueña del rancho

GUADALAJARA, JALISCO (02/ABR/2016).- No es la pickup más costosa de la familia Lobo, por encima tiene a la Platinum Crew Cab 4x4 por casi 50 mil pesos más, pero lo que sí es un hecho, es que es la más emblemática de esta popular gama. Estamos hablando de la Ford Lobo King Ranch, que como su nombre lo dice, es la que reina en todo el rancho de las pickups, o al menos así lo podemos comprobar cuando vemos las cinco estrellas que brillan en su corona gracias a los ratings de preferencia en Estados Unidos. ¿Y en México? También domina.

Lo que hace especial a esta Lobo King Ranch es su tradición. Es la cereza que le hacía falta al pastel para complementar las opciones que Ford ofrece con sus Lobo en México. Porque esa lista se sentía algo vacía hasta que llegó el alma de la fiesta, la cual tuvimos la oportunidad de manejar y que prácticamente tuvimos que desempaquetar porque llegó a nuestras manos con escasos kilómetros en su odómetro para estrenarla en esta prueba de manejo.

Otra cosa que marca clara diferencia, entre muchas otras que aquí describiremos con respecto al resto de la familia, incluso de sus competidores con orientación de “rancheras de lujo” —como la Chevrolet Cheyenne High Country, que cuesta casi 100 mil pesos más, y Ram Longhorn que llega a los 800 mil pesos— es un diseño muy clásico. Vemos la combinación de colores en el exterior y sabemos que se trata de una Lobo King Ranch. Luego nos asomamos al logotipo que está estampado en su carrocería y lo confirmamos: es la dueña del territorio.

En nuestra pickup encontramos elementos, como ya dijimos, con el color distintivo de este modelo bañado en blanco y un tono café oscuro en el contorno inferior. Luego abrimos la puerta y la King Ranch nos saluda con sus asientos tapizados en piel portando orgullosos el sello distintivo de este exclusivo modelo (del “Running W”) tanto en los respaldos como en la tapa de la consola central.

Al sumergirnos en el ambiente campirano que se respira, esta pickup nos recuerda que también está pensada para ofrecer amplitud. Mucha amplitud. Y es que en la parte posterior caben cuatro adultos sentados, porque tres personas irán muy sobradas de espacio, sobre todo para estirar las piernas. Adelante sólo queda disfrutar el panorama que nos otorga la altura y buena visibilidad (a pesar de las bromosas dimensiones).

No le falta nada

Tanto la King Ranch como la Platinum, más que cualquier otra Lobo, son consideradas de uso personal. Esto quiere decir que difícilmente la veremos en el trabajo como tal, aunque no por esto dejan de tener las mismas capacidades que el resto de la familia. En el área de carga puede con 917 kilogramos, suficiente para llevar lo que quiera de viaje o simplemente para transportar lo que sea gracias a su cubierta de plástico que evitará daños en su caja.

El equipo de esta pickup abarca todo lo práctico y funcional que puede ser. Desde los espejos retrovisores con iluminación direccional (en la oscuridad cuando gira el volante proyecta la luz sobre la curva) hasta la posibilidad de abatirlos; asientos con calefacción; cámara de reversa; toma de corriente de 110 voltios; pantalla táctil de ocho pulgadas con My Ford Touch; sistema SYNC; acceso y arranque del motor “sin llave”; y sobre todo seis bolsas de aire y frenos con sistema antibloqueo ABS y EBD, hacen de esta pickup muy completa.

Y si de tecnología hablamos, su construcción en aleación de aluminio la hace más ligera. Su beneficio directo al contar con este material se refleja en un menor consumo de combustible, pero en contra aún sigue teniendo el costo de reparación en caso de necesitarlo.

Una vez que la manejamos nos damos cuenta de que ese motor V6 con tecnología Ecoboost nos hace olvidar muy pronto el V8 que alguna vez portó esta versión. Su manejo se siente ligero y ágil, una combinación difícil de encontrar en pickups de estas dimensiones. Llévela a carretera y sabrá del aplomo con el que se desplaza. En ciudad se vuelve un dolor de cabeza encontrar espacios cada vez más reducidos para aparcarla, incluso en estacionamientos públicos, ya que maniobrar con ella nos debería dar puntos extra en la licencia.

Fue entrañable reencontrarnos con esta vieja amiga de origen ranchero, la cual algún día nos gustaría disfrutarla mucho más fuera de una urbe, que nos lleve al campo, a su sitio, a ese lugar donde nadie está por encima de ella.