“Que se siente la gente”

Los cinco mil hombres y los doce discípulos, tenían serias dudas sobre lo que iba a pasar al final de la reunión en el campo, porque era evidente que la gente no tendría comida disponible. Lo peor es que no había un plan alterno, alguna posibilidad de que se pudiera resolver la necesidad, y eso provocaría que la gente se desmayara al caminar largas distancias hasta las aldeas circunvecinas.

Humanamente era imposible conseguir pan para tanta gente. Todos lo sabían, pero correspondió a Felipe, uno de los discípulos de Jesús, dar voz a la incredulidad colectiva: “Maestro, ni siquiera doscientos denarios bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Con todo, Jesús sabía que en unos minutos, el amoroso Padre celestial resolvería las necesidades de todos, permitiendo el milagro de que el poco pan disponible se multiplicara, al grado de recoger doce canastas con los pedazos que sobrarían.

Pero antes del milagro, hay una frase que revela el profundo amor y cuidado que Dios tiene para los necesitados: Jesús dijo a sus discípulos: “Háganlos sentar”. Lo que parecería una simple orden de organización y logística, posiblemente para evitar una aglomeración y un tumulto peligroso, en realidad muestra tenuemente el deseo de Dios de producir reposo en el corazón de sus hijos, incluso antes de que atienda sus necesidades. El rey David lo expresó en uno de sus salmos: “Dios es nuestro pastor, y nos hace descansar en delicados pastos y junto a las aguas de reposo; prepara una mesa para nosotros, incluso en la presencia de lo que nos angustia”

Podemos descansar en nuestro Dios, incluso antes de que Él resuelva nuestra necesidad.
 
Angel Flores Rivero
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