Suplementos | De viajes y aventuras Pedalear con la emoción de lo desconocido A media hora de Guadalajara hay un camino que se antoja transitar en bicicleta; lo básico para lograrlo, es contar con agua y muchas ganas de lanzarse a una gran aventura Por: EL INFORMADOR 22 de diciembre de 2012 - 20:49 hs Ruta. Los deslaves del cerro hacen que la brecha sea un retador slalom de piedras y caminos desconocidos. / GUADALAJARA, JALISCO (23/DIC/2012).- Cada vez que hemos hecho alguna excursión por los cañones acantilados de Huaxtla –y más ahorita que está todo el terregal de tiempo de secas–, siempre hemos descubierto alguna novedad. La verdad es que ahí, como en botica… hay de todo: acantilados, cañones, rocas, paisajes, ríos, arroyos, cascadas, pozas, albercas, senderos, rutas ciclistas, escaladas, rappel, vegetación, cactus, agaves, flores, mangos, piedras interesantes, bichos de todas clases y… aire limpio a más no poder. ¡Y todo esto… a media hora de Guadalajara…! La cosa es salir hacia el poniente, rumbo a Tesistán. Ahí, por la carretera a San Cristóbal de la Barranca, Teúl y Colotlán; a tan sólo media hora (unos 24 kilómetros) encontrarán a mano derecha una pequeña desviación que dice “Huaxtla”. Ahí es donde empieza lo bonito. Es una brechita entre empedrada-pavimentada, que baja y baja, curveando entre bonitos paisajes hasta el mero pueblito. Pero no se precipiten; hay mucha cosa qué ver, veredas por donde caminar, y paisajes que fotografiar, mientras se recorren los siete kilómetros de trayecto, con unos 400 metros de bajada (la desviación está a los mil 460 metros sobre el nivel del mar, y el pueblo a los mil 34 aproximadamente). En la bici, la gozada será bajar hasta las albercas; darse ahí un chapuzón, y agarrar fuerzas y seguir bajando hasta “La Soledad” (donde ya se sumarán 31 kilómetros de recorrido y 530 metros de descenso) y… como las leyes de la física no mienten y “todo lo que baja tiene que subir”, habrá que pararse en los pedales para empezar a trepar por la brechita –que es de tierra– hasta llegar al pueblito de Ixcatán; para más tarde llegar hasta el entronque con la carretera a Saltillo (unos 17 kilómetros), en donde sería bueno que nuestros cuates buena onda, nos estuvieran esperando con la camioneta surtida de refrigerios, porque todavía de ahí al periférico son otros 15 kilómetros de subida, por una carretera curvosa, muy peligrosa y conflictiva. Lo ideal sería que te dejaran en la carretera de Colotlán y te recogieran en la de Saltillo, calculándole que esto será un buen par de horas –muy perronas– más tarde. Todo el camino de subida es de tierra y no tiene pendientes muy pesadas; pero los paisajes que se divisan entre los piedrones de los deslaves son de primerísima, y francamente dan ganas de pararse en cada curva para sacar una foto (buen pretexto para recuperar el aliento y sobar las “riumas” de todo nuestro adolorido cuerpecito). Lo que sí es que habrá que echarles aguas a los intrépidos, porque la brecha está un poco peligrosa por los derrumbes de los cerros que dejan caer unas piedrononas en medio del camino en menos que lo pienses. ¡Aguas…! Ahorita en tiempo de secas, curiosamente los cerros son más deleznables, y las rocas de los cerros están más sueltas. Los acantilados (que algunos de ellos sobrepasan los 100 metros de altura) son por demás atractivos para los amantes de la escalada y los descensos a rappel. Las caminatas por los cañones pedregosos de ríos y arroyos (que ahorita secos) son una buena prueba de destreza y agilidad. La geología de la montañas cortadas durante millones de años por el agua, son un libro abierto para los amantes de las piedras (el jaspe rojo es típico de la región). Interesantes cactus endémicos como la mammilaria jaliscana o el agave guadalajarensis son dignos de observar. Sabrosas flores de cocuixtle que al chuparlas te dejan la lengua como falda hawaiana, brotan de los agaves en el lugar menos pensado. ¡Hay mucha tela de donde cortar aquí muy cerquita de Guadalajara! Ojalá que se den una escapada y disfruten de tanta cosa bonita, aunque esté ahorita escondida entre tanto terregal. “Cuando sientas que ya no puedes más y parece que ya te estás muriendo… párate en los pedales y jala duro”, pareciera ser el lema del ciclismo. “No pain no gain”, le dicen los gringos. Temas Pasaporte De viajes y aventuras Lee También Entre viñedos, altares y hojas: destinos ideales para el otoño Mascota, el viaje prometido Zacatecas y La Antigua: Viaje a dos joyas históricas de México El arte de saborear Nayarit Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones