Viernes, 10 de Octubre 2025
Suplementos | Maravillosa hacienda entre el aire del pasado

Ojo de Agua

Entre las casonas de antaño y el tranquilo aire del pasado, se encuentra una maravillosa hacienda que nace ante la mirada de los viajeros

Por: EL INFORMADOR

La Hacienda Ojo de Agua, con su belleza intacta. EL INFORMADOR / V. García

La Hacienda Ojo de Agua, con su belleza intacta. EL INFORMADOR / V. García

GUADALAJARA, JALISCO (29/MAR/2015).- Al suroeste del Cerro Colotepec, se encuentra la cautivadora hacienda Ojo de Agua. En junio de 1856, floreció la Ley de Nacionalización y Desamortización y, con ello, tierras de la comunidad de Ayotitlán, pasaron a ser de la Hacienda Ojo de Agua. Gabriel Agraz García de Alba la refirió en 1950: La hacienda de “El Ojo de Agua” (que antes era lo que había dejado el Benefactor Dn. Cristóbal Rodríguez de Obejo) la formó Dn. Florencio Merino como a mediados del siglo pasado; quien la vendió el año de 1884 a Dn. Manuel Gómez de la Fuente y él se la heredó a sus hijos.

Para 1910, era de Rosalío Ruiz y contaba con 2 mil 747 hectáreas. Posteriormente paso a ser de Filemón Arias Gallardo. Para 1935, la estancia era del Banco Nacional de México, S. A. y ante el reparto agrario, la defendió el abogado Efraín González Luna, quien señaló que: “los vecinos de Ayotitlán cuentan con las tierras suficientes para llevar sus necesidades”.

En julio de 1937, el presidente Lázaro Cárdenas firmó los documentos de expropiación y para noviembre se benefició a 157 ejidatarios, a través del telegrama 1654, se notificó de dar: posesión definitiva total por concepto de dotación de ejidos a poblado “Ayotitlán”, Municipio de Tecolotlán, Jalisco, de 2 mil 088 hectáreas afectándose fincas terrenos propiedad José Ma. García con 976 ha. temporal; hda. San Miguel fracción las atarjeas, propiedad Rafaela Anguiano viuda de Lepe con 672 ha. de las que 228 ha. son de temporal y 444 ha. agostadero cerril y hda. Ojo de Agua propiedad Banco Nacional de México con 440 ha. terrenos agostadero y cerril, sin incidentes. Nacionalidad propietarios mexicana.

Un día de tantos, fui para Tecolotlán, pasando Lindavista, la carretera empezó a serpentear y a bordear el cerro Colotepec, Luis Vázquez Correa citó: “Colotepec (de colotl-alacrán, tepetl-cerro y c-contracción de co-en), en el cerro de los alacranes”. Librando el cerro viré a la izquierda, rumbo a Tamazulita, más al Sur, se localiza Tamazula Alto y al Suroeste, Tamazula, en la ladera Norte del cerro Potrero Nuevo. Al pasar la primera curva se dejó ver a la izquierda el casco de Ojo de Agua sobre la orilla de una loma, delimitada por la cañada del arroyo Ojo de Agua, arroyo que alimenta la presa de igual nombre cuesta arriba.

Una subida empinada me llevó al hermoso casco, del lado derecho aprecié el trapiche y las trojas y, del izquierdo, la casa grande. Detrás de un viejo chasis de tractor, con ruedas de rayos, miré dos chacuacos de ladrillo aparente y al fondo un muro de adobe con tres arcos en su parte baja, y al costado izquierdo, tres arcos de medio punto y arriba tres ventanas verticales.

La fachada principal del trapiche la comprenden dos portones rematados en arco escarzano y con cornisa, enmarcados por contrafuertes, tres ventanas verticales, arqueadas y con cornisa, separan los portones. El interior es de planta rectangular, fue dividido a lo largo por columnas cuadradas, que soportan un arco en medio punto por lado.

Frente al trapiche, admiré la preciosa casa grande, de color amarillo con guardapolvo rojizo, que presume de un portal de ocho arcos en medio punto, sostenidos por capiteles toscanos y columnas redondas, bonitas canteras. Al agradable espacio se asoman: una puerta, tres ventanas verticales con forja, la puerta del zaguán, de dos hojas, y otra puerta. Al costado derecho, hay un arco escarzano tapado y al izquierdo, un portón.

Del portal sigue un muro con una puerta de dos hojas, con un postigo redondo cada una. Me senté sobre un peldaño a contemplar aquel portal y luego me fui a comer al Restaurante Antiguos, degusté una rica ensalada de camarones y unas deliciosas  crepas, que acompañé con una copa de vino tinto, de mi mesa miraba los follajes de la plaza y la parroquia de Tecolotlán, y al fondo la silueta de la Sierra de Tapalpa. Posteriormente observé casonas de antaño.

Suplemento Pasaporte

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones