Noche de Muertos en Pátzcuaro

Pátzcuaro es uno de los destinos turísticos más interesantes de la República por varias razones. Una de ellas es la ciudad en sí, calles empedradas y casas de adobe con techos de tejas, conservando un aire colonial y con una fuerte implantación indígena; otra es el lago con islas y los pescadores. Una tercera razón, las fiestas, sumamente originales por su fuerte carácter nativo. Pátzcuaro, que significa "asiento de cúes o templos" fue elegido como el lugar de recreo de los reyes purepechas y llamado la puerta del cielo, es hoy un paraíso apacible y una joya de la arquitectura colonial ya que conserva edificios como el Templo de la Compañía, el ex Colegio Jesuita y el Museo Regional de Artes Populares que usted no se puede perder.
Lo más significativo de la región es su lago, el Lago de Pátzcuaro, punto de encuentro de la cultura que floreció a su alrededor y medio de unificación cultural y económica de la comarca. Hoy en día el lago cuenta con una nueva opción para el descanso familiar: los paseos con auténtico sabor popular y el deporte de la pesca. Uno de los lugares donde se puede practicar el ecoturismo es en la Isla Yunuén, donde encontrará cabañas, restaurantes, salones de juego que incluyen billar, ping pong y juegos de mesa, además de una tienda de artesanías. También cuenta con servicio de lanchas y recorridos especiales por el lago. Lo mejor de la cultura purepecha y hermosos paisajes dignos de una postal se encuentran en Pátzcuaro, no dude en visitarlo.

Qué ver en Pátzcuaro

Antiguo Colegio de San Nicolás. Fue fundado por Vasco de Quiroga; cuenta con una hermosa fachada y un patio interior de singular belleza. Ahí está el Museo de Artes e Industrias Populares donde se pueden admirar muestras de las artesanías tarascas, elaboradas a partir de las técnicas enseñadas por Vasco de Quiroga.

Basílica de Nuestra Señora de la Salud. El templo de mayor importancia en Pátzcuaro. Está construida sobre un centro ceremonial prehispánico, de estilo renacentista. Guarda la imagen de la Virgen de la Salud, modelada en caña de maíz y miel de orquídeas; aquí reposan los restos de Vasco de Quiroga. Anteriormente fue sede catedralicia hasta que ésta fue trasladada a Valladolid, hoy Morelia, en 1580.

Lago de Pátzcuaro. El Lago de Pátzcuaro, a dos kilómetros del pueblo, es uno de los más altos de la República y es un centro de trabajo de muchos tarascos que pescan el pescado blanco con barcas con redes de mariposa. En su centro está la isla de Janitzio, la más conocida de todas en cuyo centro está la estatua de Morelos que domina la isla. Podrá disfrutar de un paseo a través de las aguas del lago. Tiene un litoral de 55 kilómetros y está rodeado de las islas Janitzio, Jarácuaro, La Pacanda, Tecuén y Yunuén.

Museo de Artes Populares. Fundado en 1540 por el Tata Vaseo, el Museo de Artes Populares ofrece variada colección de arte michoacano. Además se muestra el proceso paso a paso de la elaboración de las artesanías; presenta también un piso de hueso de animal y piedra laja, usado en el siglo XVIII, y una troje de un pueblo de la sierra. Este edificio lo fundó en 1540 Tata Vaseo, para residencia del Colegio de San Nicolás, primer Seminario en la América Española.

Palacio de Hitzimengari. Perteneció al hijo del supremo gobernante purépecha y ahijado del virrey Antonio de Mendoza; cuenta con un bello patio interior con balconadas de ladrillo en su segundo piso.

Plaza Gertrúdis Bocanegra. Es una animada plaza en cuyo centro está la estatua de dicha independentista.
Plaza Vasco de Quiroga. La plaza Vasco de Quiroga, espaciosa y amplia con una estatua del obispo en el centro con árboles gigantescos y bellos bancos de piedra, todo ello con el inconfundible sabor colonial que le dan los palacios y portales que la rodean. Por su trazo y características, se integra a la armonía arquitectónica de la población. Es una de las plazas más bellas del continente americano.

Templo de San Agustín. Es de estilo renacentista, data del siglo XVI y tiene un extraordinario mural de Juan O´Gorman, donde se narra la historia de Michoacán.

Pátzcuaro Casa de los Once Patios. Fue un convento de las monjas dominicas de Santa Catarina. El edificio, del siglo XVII, conserva cinco patios de los once originales muy hermosos. Actualmente el edificio alberga el Centro Artesanal de Pátzcuaro y la Escuela de Pintura.

Casa del Gigante. Construcción civil de 1663 con un interesante patio de dos pisos con columnas corintias; antigua casa de los Condes de Menocal. Se ubica en la parte oriente de la Plaza Vasco de Quiroga. Debe su nombre a una enorme escultura tallada en piedra de dos metros de altura, que se encuentra en el magnífico interior, en la parte alta.

Cerro del Estribo. El Cerro del Estribo, al oeste de Pátzcuaro es un lugar ideal para ver el trazado del pueblo y el lago, según el ordenamiento para la urbanización de las ciudades de la Nueva España.

El Sagrario. Construcción del siglo XVII que tiene un hermoso atrio y murales muy antiguos.
Fuente del Torito. Según se cuenta, un caballero español paseaba a caballo cuando un toro suelto espantó al caballo, haciendo caer al jinete que cayó en la fuente y murió; las autoridades enjuiciaron a la fuente y la condenaron.

Humilladero o Capilla de Cristo. Vasco de Quiroga la mandó construir con la intención de que los viajeros que llegaban o partían, veneraran a la cruz de cantera que está a la entrada.

Noche de Muertos

La Celebración del Día de Muertos en México tiene sus orígenes en la época prehispánica, se tiene conocimiento que etnias como los Mexicas, Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas llevaban a cabo esta celebración en el noveno mes del Calendario Solar Mexica y duraba  todo un mes y era presidida por la Diosa Mictecacíhuatl (Dama de la Muerte).

En esa época se tenía la creencia de que los muertos en su viaje al más allá necesitaban comida para llegar a su destino final, por lo que al morir se dejaba junto a ellos comida, agua, ofrendas y diversos objetos.

Ya en la época de la colonia española esta tradición se mezcló y adaptó al calendario cristiano tomando los días 1 y 2 de noviembre para esta celebración; el 1 de noviembre día de todos los santos dedicado a los niños difuntos y el 2 de noviembre dedicado a los difuntos mayores, manteniendo la creencia de que en éstos días los difuntos regresaban a visitar a sus seres queridos por lo que debían encontrar comida y agua en sus hogares.

Esta tradición se sigue manteniendo hasta nuestros días, y en la mayoría de los hogares y escuelas se monta un Altar u Ofrenda colocando en ellas diversos objetos y alimentos como: pan de muerto, calaveritas, agua, dulces, fruta, veladoras, flores de Cempasuchitl y comida, además de adornos tan típicos como papel picado con figuras alusivas como  La Catrina (creada por José Guadalupe Posada).

Hoy orgullosamente esta tradición es Patrimonio de la Humanidad

La Celebración del Día de Muertos fue declarada por la UNESCO el 7 de noviembre de 2003 como Una Obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, la UNESCO dio esta distinción a la festividad por considerar que es:
“…una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del pais.”

Además en el documento de declaratoria se destaca:
“Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad…”
además de: “…aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial.”