GUADALAJARA, JALISCO (15/OCT/2016).- Para empezar, el Río Orinoco en América del Sur, es el tercer río más caudaloso del mundo después del Amazonas y del Congo en África central.Pero déjenme decirles que este río, habiendo nacido en las montañas entre Colombia y Venezuela, tiene la gracia de bajar al lado del ‘Escudo Guayanés’, que se dice son las más antiguas tierras sobre el planeta, ya que han por permanecido en la superficie desde mucho antes de separarse del continente africano. Además, al descargar sus aguas en el Atlántico, forma un enorme delta pantanoso que rebosa vida en todas las formas imaginables; y es tan enorme… que los ‘descubridores’ creyeron que seguía siendo parte del inmenso mar.Una agencia de viajes venezolana llamada ‘Cacao Travel’, prepara unos estupendos viajes a esa zona, con hospedaje en sus propios chalets en palafitos sobre el río, en donde sus excelentes guías y cocineros hacen de la excursión una gratísima experiencia.En el lugar más “angosto” del río, en sus orillas apareció para nosotros una pequeña población a quien evidentemente le llamaron (adivinaron) “Angostura”, que viene a ser una encantadora puerta de entrada (y más ahora con su magnífico puente) a las regiones selváticas y cautivadoras de Venezuela. Las callejuelas por donde tuvimos la suerte de caminar entre sus antiguas casonas pintadas de vivos colores -tan exagerados como elegantes- se mostraban tan impávidas ante el aplastante solazo del medio día, que teníamos que entrecerrar los ojos para apreciar sus acicaladas y brillantes formas. Sin embargo al atardecer, el paseo de junto al río, con sus portales coloniales mirando hacia la gran corriente, parecían hablarnos de los tiempos idos. Una singular piedra enorme y muy vistosa que sobresale en medio de la corriente, es el marcador que utilizan los ‘angosturenses’ para calcular a simple vista las variaciones del enorme torrente. Von Humboldt, la bautizó merecidamente como ‘el Orinocómetro’.Otra curiosidad es que ahí en Angostura fue donde nació la amarguísima bebida llamada “Amargo de Angostura”, que le ha dado el intenso sabor tan particular a los cocteles y bebidas exóticas en el mundo entero.Se cuenta que allá por el año de 1820, llegó el Dr. Siegert con un batallón de alemanes a ayudar a Simón Bolívar en su empeño por la independencia pero, al ver el malestar estomacal que padecía la soldadesca, se le ocurrió a experimentar con algunas plantas exóticas del lugar, encontrado el justo remedio para su tropa. La fama y el extraño sabor de la amarga y aromática bebida, cundió tan rápido que se dedicó a comercializarla en una pequeña botellita envuelta en una etiqueta que parece quedarle grande. La súper secreta receta -basada en canela, jengibre, cardamomo, sándalo, clavo, limón y cáscara del árbol de angostura (Cusparia trifoliata, prohibida en USA)- se encuentra celosamente guardada en cuatro diferentes bancos de la ciudad de Nueva York. -Aquí en la pared de la catedral -nos decía nuestra simpática guía- fusilaron al General Manuel Piar: vigoroso defensor de la libertad de la ‘Gran Colombia’ (Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela).- Y… ¿Quién lo mató?- preguntamos inquisitivos.-Pues el mismo Bolívar quien, desde el balcón del edificio de enfrente presenció la ejecución-. La frase “he derramado mi propia sangre…” que declaró al ejecutarse la sentencia, fue reveladora de la consanguinidad con el fusilado- aseguraba la morena como si confiara un íntimo secreto.-Pero… ¿Por qué lo mató, si ambos querían lograr la independencia?- inquirimos nuevamente.-¿Celos? ¿Sombra incómoda? ¿Antagonismo personal? ¡Sólo Dios sabe! pero el caso es que ahí en la pared está incrustada la bala que mató a ese libertador, irónicamente disparada por su hermano, también libertador- afirmaba nuestra simpática y enérgica morenita que no admitía réplicas.-Entonces… eso significa que Simón Bolívar ¿era medio ...broncillo?- le dijimos en guasa.-¿Cuándo han visto un chaparro que no sea ...brón?- contestó con picardía.-Se dice que cuando se conocieron él y Napoleón (ambos de poca estatura) los dos se abominaron con ferviente antipatía-, aseguraba presumiendo sus conocimientos.-La historia… manejada por los políticos, habrá que verla con mucha perspicacia, para poder decantar algunas gotas de verdad- comentamos al unísono.La curiosidad nos hizo caminar hasta la enorme y amarilla pared de la catedral, para ver y tocar el lugar donde la bala había quedado incrustada después de traspasar al ilustre personaje.O sea que… nada de angostas resultaron las historias en el pueblo de Angostura.Pedro Fernández Somellera pfs@telmexmail.com