Sábado, 14 de Junio 2025
Suplementos | Gabriela Aguilar

Mariposas en el estómago… ¿para siempre?

Creer que las mujeres y hombres pueden vivir eternamente enamorados, es hablar de una falacia

Por: EL INFORMADOR

Guadalajara dejó atrás el 14 de febrero, en muchos negocios se ofertan globos, peluches, dulces y todo aquel elemento que fue importante en el día de los enamorados.  Todo mundo hablaba del sentimiento universal, de lo importante que era demostrarlo… Cupido llegó y se fue, como el enamoramiento que se cree “dura para siempre”.

Creer que las mujeres y hombres pueden vivir eternamente enamorados, es hablar de una falacia. Algunos especialistas señalan a la palabra como la mejor definición de la realidad “enamora” y “miento”, es decir, se trata de la etapa inicial del amor en donde los dos integrantes de la pareja exponen lo mejor de sí, lo más lindo de la personalidad, sus encantos y toda aquella situación que haga que el otro o la otra, no pueda vivir sin la otra parte.

“Recientemente se ha dicho que se trata del estado alterado de la conciencia, porque la ciencia y la tecnología actuales nos han permitido descubrir que hay un torrente de sustancias químicas a nivel de cerebro cuando una persona se enamora”, menciona la sexóloga Laura Flores.

Y ahí es donde aparece una de las sustancias más importantes la feniletilamina, conocida con las siglas de FEA y que provoca en la persona euforia, hiperactividad, alteración en el sueño y el apetito.

¿Síntomas conocidos? Cuando una persona se enamora puede pasar por cualquiera de estas “expresiones de amor” sucede algo que muchos se resisten a creer que es pasajero, “nos da la sensación de satisfacción y de querer repetir las experiencias vividas”

Y claro, quién no quisiera sentir de forma permanente la euforia, felicidad y las mariposas en el estómago que revolotean cada vez que sientes “que la otra o el otro se acerca”. Y hay otras sustancias que intervienen en el proceso de enamoramiento, como la oxcitocina, que provoca apego emocional y deseo sexual.

Francisco Alberoni en su libro El misterio del enamoramiento, señala que algunas personas se enamoran cuando cambian de trabajo y de ciudad, especialmente si están separadas mucho tiempo de la mujer y el marido. Las viejas relaciones parecen lejanas, se debilitan. El marido o la mujer no participan en los problemas del otro, no pueden ser el compañero y el cómplice, mientras que en el trabajo hay un colega, un hombre o una mujer, con quien pasan días juntos, con quien luchan, con quien hacen proyectos, viajan.

 Poco a poco se vuelven amigos, entran en intimidad, incluso erótica. Y es fácil entonces que se enamoren el uno del otro, “deriva en un corolario fundamental: el enamoramiento aparece cuando hemos cambiado interiormente, intolerantes con el pasado, oscuramente insatisfechos del presente y abiertos a nuevas experiencias”.

Imbecilidad transitoria

La sexóloga Laura Flores hace referencia al filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset: “Sí, dicen que el enamoramiento se trata de una imbecilidad transitoria, porque la persona piensa en el ser amado, todo el día, siente desesperación por volverlo a ver, todo lo que haces lo haces pensando en la otra persona, se te va el hambre, todas estas hormonas favorecen el aspecto físico, se dice que hay mayor brillo en los ojos y es porque estas sustancias modifican el cuerpo, la piel se ve más humectada, el cabello, y es evidente en la gente”.

Y sí, la sensación de “mariposas en el estómago” existe y se interpreta con las contracciones en los nervios del intestino y el estómago, ambos se contraen cuando se produce la sustancia llamada noradrenalina en niveles elevados. “La naturaleza no se equivoca, esta etapa no es para siempre, es una sustancia que va haciendo tolerancia, el organismo se acostumbra a ella y cada vez las reacciones orgánicas son menores, los científicos que han estudiado esto dicen que el enamoramiento dura, en promedio, dos años, de 24 a 36 meses, máximo”.

Pero no todo son malas noticias, esta etapa sirve también para conocer más a la otra persona y reforzar lazos que permitirán continuar con una relación fuerte y duradera. El médico psiquiatra Alberto Orlandini en su libro El enamoramiento y el mal de amores, comparte las formas de evitar el desenamoramiento:

Mira a tu amado tal cual es, y trata de no idealizarlo demasiado para que luego no te desilusiones y se te “caiga del pedestal”, la desilusión es la consecuencia inevitable de la ceguera del amor.

No domestiques a tu pareja, porque cuando le quitas su libertad, su gracia y su mundo, la hallarán tan vacía que dejarás de amarla.

No le quites a tu amado sus hijos, su carrera ni su proyecto personal, porque si lo vacías le quitas tanta vida que su melancolía y rencor matarán el amor.

Los amantes no deben abandonar la atención de su apariencia, porque la pérdida de atractivo del cuerpo ayuda a matar las pasiones.

El cortejo y la coquetería, deben mantenerse a través de los años para conservar el romanticismo: no hay parejas viejas a las que no convenga el galanteo.
Controla tu malhumor, porque el maltrato acaba con cualquier pasión.

Sabemos que la gente enamorada se fusiona, pero es mejor conservar tu “diferenciación”, porque la vida de hermanos siameses, además de ser aburrida, es agobiante.
Ponle límite a tu posesividad, porque es dañina, y el celoso termina perdiendo lo que más quiere.

A manera de resumen, para todos los tapatíos que añoran el revoloteo de las mariposas, los especialistas señalan que las actitudes más destructivas para el amor son la monotonía, la pereza y el miedo al riesgo. El amor se conserva cuando se da una actitud permanente de recrearse, redescubrirse y renovarse, como lo dice también Orlandini, “necesita la ilusión del comienzo, de lo desconocido, de la sorpresa, de lo diverso, del descubrimiento, de la novedad y de la libertad”.


Suspiremos y disfrutemos pues…

Neurotransmisor
(Hormonas)

Feniletilamina
(FEA)

Dopamina


Noradrenalina
(o norepinefrina)


Oxcitocina


Vasopresina

Endorfinas

Efectos en la persona
(en emociones, memoria, aprendizaje, sueño y hambre).

Euforia, hiperactividad, falta de sueño
Altera el sueño y el hambre

Satisfacción y deseo de repetir la experiencia
Emociones positivas

Ansiedad, falta de apetito, nervios y “mariposas en el estómago”
Altera hambre y provoca incertidumbre

Apego emocional y deseo sexual
Altera la memoria y el aprendizaje temporalmente.

Fidelidad (deseo de permanecer junto a la persona)

Evitan el dolor, provocan bienestar
Sensación de felicidad

Tapatío

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