Suplementos | El caserío forma parte de las comunidades que le dan vida a la zona norte del Estado Mamatla El caserío forma parte de las comunidades que le dan vida a la zona norte del Estado Por: EL INFORMADOR 20 de abril de 2014 - 00:26 hs Estampa. Labriego cruzando el encantador río, que brinda insólitos parajes. / GUADALAJARA, JALISCO (20/ABR/2014).- Al pie de la mesa El Coyaute y al margen del río Bolaños, se asentó el legendario poblado precolombino de Mamatla. En 1825, Victoriano Roa anotó: “San Martín, a cuya municipalidad están subordinados los pueblos de Mamatla, Tepizuac y Pochotitán”. Y en 1843, Manuel López Cotilla citó: “San Martín, mineral cuya población es de 646 habitantes dedicados a la minería, la labranza y cultivo de hortalizas; tiene juez de paz, sub-receptoría de rentas y fondo municipal que en 1840 produjo 84 pesos. Pertenece en lo eclesiástico a Chimaltitán… Pochitán, Mamatla y Tepizuac, pueblos comprendidos antes en la ex-municipalidad de San Martín”. De San Martín de Bolaños, seguimos plácidamente el sendero con dirección Sur, pasando la Planta Siderúrgica de Beneficio el Pilón, apreciamos el cerro El Tambor, lo fuimos bordeando y mirando laderas verticales, unas conformadas por diversas capas de arena y con cavidades profundas, altas y verticales. Más adelante atisbamos la mesa El Guache, con riscos a plomo en su cresta. Después de La Joya nos detuvimos a contemplar el bonito arroyo El Limón, que al girar alimentaba una buena fosa y luego bajaba al puente del camino de tierra, enseguida formaba una tinaja y chocaba con un paredón, que lo obligaba a virar al Norte, donde chocaba vimos un arco escarzano de piedra, con un canal, que seguía el rumbo del arroyo. Del arroyo la brecha ascendió un llano y al alcanzar la cima, súbitamente se abrió el horizonte mostrándonos el río Bolaños y en su borde el caserío de Mamatla, su capilla al centro, enseñándonos su fachada lateral Oriente, al fondo la mesa El Coyaute, acompañada a la siniestra por los cerros, El Calvario y El Otate, y en el primer plano de la derecha vimos un fértil potrero delimitado por mezquites en su parte baja y por huizaches y órganos en la alta. A un corto trecho miramos unos techos, el río y un puente colgante, luego bajamos a Los Copales, con sus moradas diseminadas en una loma, una finca miraba a una tumba, la loma delimitada por el fascinante río. En el porfiriato se evoca a los siguientes ranchos: La Cofradía, de Mariano Frausto; La Higuera, de Martín Martínez; Plan de los Bravos, de Cristino Fregoso; Los Copales, de Pascual Barrera; Plan de Los Brayos, de Juan Guzmán y Mezquite, de Florencio Galindo. Subimos emocionados aquel puente colgante, que nos fue brindando encantadores paisajes, río arriba, exuberantes frondas enmarcaban el ancho lecho marrón, enseguida peñascos inclinados, como queriéndose tocar y a lo lejos, los cerro, El Manzanillo y El Chivo. Río abajo, el cauce acariciaba un atractivo paredón blanco, arriba, plantas, que subían a la cumbre, un tanto curveada. Un campesino atravesaba el río montado a caballo, el agua cubría su panza, observamos cómo fue cruzando lerdamente la ancha y bella corriente de agua, se veía diminuto en ese caudal. Nos quedamos en el puente de Mamatla hasta que la oscuridad reino. A finales del siglo XVIII, Mamatla contaba con 44 familias, sumando 180 almas y para 1990, 171. Celina Guadalupe Becerra escribió: “el reparto de las tierras comunales no había concluido para 1848, cuando un informe de los ayuntamientos mostraba avances muy desiguales. En ciertos lugares, como Mezquitic, ya no quedaba nada más por repartir, en Mamatla se había dotado a 77 indígenas”. Y Beatriz Rojas: “El lozadismo seguía ganando adeptos: en 1872 el gobierno tuvo que reconocer que Huejuquilla, Bolaños, Santa María de Los Ángeles, San Martín y Mamatla no aceptaban más autoridad que Lozada”. A nuestro regreso a Bolaños, en La Joya se estaba festejando a una quinceañera, el padre de San Martín acababa de celebrar la misa. Cenamos en Los Portalitos, unos deliciosos sopes, nos atendieron Chela y Milín. Al pasar por el casino llegó una camioneta con botes de birria recién desenterrados, se celebraba a otra quinceañera. A pocos pasos escuchamos por un buen rato a un trío de huicholes que amenizaba una serenata. Mamatla, legendario poblado a la vera del río Bolaños, que serpentea con garbo a su paso. Temas Pasaporte Veredas Lee También Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán Abrazo otoñal en la Riviera Nayarit Pasaporte: la vocación de contar el mundo Cuatro imperdibles para tu primera visita a Madrid Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones