Los mil colores de los países bajos

GUADALAJARA, JALISCO (10/ENE/2016).- No existe viajero que sea el mismo luego de unas vacaciones en los Países Bajos. Hay algo en sus paisajes, la belleza de sus ciudades y la calidez de su gente que enamora al instante. Es una delicia descubrir su cultura, su vibrante gastronomía y sus interminables caminos. Son estos los elementos que invitan a los aventureros a regresar y explorar una y otra vez cada rincón de esta nación.

La primera vez que visites este país sentirás que estás en otro mundo. Por el idioma, y algunas costumbres podrías llegar a pensar que no hay conexión alguna entre nuestra nación y ellos. Pero ojo, los Países Bajos (conocidos popularmente como “Holanda”, por su región más famosa), tienen una larga conexión con la cultura latina.

España y los Países Bajos compartieron monarca durante los reinados del emperador Carlos V y Felipe II de España. Durante un siglo (entre 1548 y 1648) las dos naciones fueron parte de la misma corona. Si bien la relación entre ambos reinos fue conflictiva, también es cierto que los intercambios culturales fueron intensos. La arquitectura de los Países Bajos, especialmente la religiosa, le debe mucho a la influencia española.

Aunque esta nación del Norte de Europa es considerada geográficamente como nórdica, la alegría y el color de sus ciudadanos es mucho más cercano a la de los países latinos. ¿Quieres descubrir por qué?

Tulipanes y flores

Una de las estampas que todos los viajeros buscan disfrutar son los campos de tulipanes holandeses. Son una belleza que tapizan el suelo con cientos y cientos de vibrantes colores, y uno de los parques florales más hermosos en holanda está en Keukenhof, enclavado entre las localidades de Lisse e Hillegom (más o menos a media hora de Amsterdam, si viajas en automóvil).

Sus 32 hectáreas de tulipanes son un deleite a la vista de los turistas, ¡y vaya que hay muchos! El parque solamente abre 8 semanas al año (de mediados de marzo a finales de mayo, que es cuando los tulipanes están en floración), lo que convoca casi a un millón de visitantes. ¿La recomendación? Compra tus entradas vía internet (www.keukenhof.nl), pues los lugares están limitados. Puede que el trámite sea un poco engorroso, pero vale mucho la pena.

Si tu presupuesto es más corto, no tienes que gastar para admirar un maravilloso escenario de flores. En los alrededores de Lisse hay varios campos de tulipanes, que si bien no son tan amplios como el de Keukenhof, ofrecen una vista que te dejará extasiado. ¡No olvides llevar tu cámara!

Los clásicos molinos de viento

Hay un mundo por descubrir en cada paisaje que te ofrece Holanda, y sin duda uno de los más hermosos son sus molinos de viento. Los más famosos están en la zona rural de Kinderdijk (a 25 kilómetros de Rotterdam).

En Kinderdijk se erigen 19 molinos de viento construidos en 1740. En aquella época se levantaron como parte de un gran plan de aprovechamiento de agua y para evitar inundaciones. Hoy siguen de pie, y son un magnífico testimonio de la ingeniería holandesa, y también de su preocupación por alcanzar un equilibrio con la naturaleza.

Entre julio y agosto es cuando los molinos se pueden apreciar en funcionamiento, pero es en invierno cuando se vuelven toda una atracción, pues las familias visitan la zona para patinar en el hielo que se forma en las cercanías. Con una postal así de hermosa (reconocida por la UNESCO desde 1997 por su gran conservación) se antoja conocerlos, ¿no crees?

Las ciudades

Aunque pequeño comparado con México, los Países Bajos han logrado que cada una de sus ciudades principales desarrollen una identidad muy propia. Si viajas a esta nación, hay cuando menos cinco urbes que debes incluir en tu itinerario: Ámsterdam, Rotterdam, La Haya, Utrech y Maastrich.

Ámsterdam es la capital, y recorrerla en bicicleta es una delicia (un transporte muy popular y respetado en esta nación, por cierto). Sus museos y galerías te garantizan horas y horas de caminata y la gastronomía es simplemente espectacular.

El ambiente portuario de Rotterdam te hechizará. ¿Qué lo hace especial? Sin duda su espíritu innovador. Aquí te toparás con la vanguardia tecnológica, donde la hermosa bahía hace juego con modernos rascacielos. Una ciudad que sirve de ejemplo de cómo se combina lo tradicional con lo moderno.

Ahora algo curioso: Aunque Ámsterdam es la capital, La Haya es la sede del gobierno. Construida junto al mar (otro ejemplo de integración urbana-ecológica), tiene otros detalles extra, pues es hogar de la famosa Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional y la Policía Europea (Europol).

Vas a reconocer la ciudad de Utrech por su construcción más grande: La Torre de Dom, que corresponde a una iglesia de Holanda y tiene 112 metros de alto. Es parte del horizonte de la ciudad, que tiene además una vibrante vida cultural y sobre todo, gastronómica.
Maastrich es de esos destinos que vas a disfrutar caminar con toda calma. Tiene campiñas, viñedos, cuevas y hermosas iglesias. Todo es un orgullo de sus habitantes y también parte de los mil colores de los Países Bajos.

SABER MÁS
Para comer

• El Rijsttafel. Arroz con legumbres, carne y a veces hasta coco. Es riquísimo.

• Erwtensoep: Sopa de guisantes. Es de lo más típico para cenar.

• Poffertjes: Postre tradicional, parecido a las crepas francesas, pero más dulce.

POR AIRE
¿Cómo llego?

Para llegar a Holanda, lo mejor es viajar por avión. Algunas opciones que te pueden ser útiles son Iberia, AirFrance y KLM. Según el tiempo de antelación con el que compres tu vuelo, será el precio que pagues. Recuerda llevar tu pasaporte y la documentacion que te sea requerida. Para mayor información, la Embajada de los Países Bajos en nuestro país ofrece su página de internet a los interesados: www.mexico.nlembajada.org.

Temas

• Pasaporte

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