Sábado, 11 de Octubre 2025
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Los Mogotes: interesantes paisajes de Cuba

No son parte del recorrido habitual de los turistas, pero sí se convierten en un recuerdo entrañable para quienes los conocen

Por: EL INFORMADOR

Los bohíos soñolientos de Viñales se acurrucan entre los Mogotes milenarios. EL INFORMADOR / P. Fernández

Los bohíos soñolientos de Viñales se acurrucan entre los Mogotes milenarios. EL INFORMADOR / P. Fernández

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAR/2015).- Los Mogotes están al poniente de la isla de Cuba. Viendo un mapa, estas tierras están en el lado izquierdo de La Habana, hacia donde casi nadie va. La mayor parte del turismo se dirige a las zonas turísticas de Varadero cercanas a la capital; o bien a los cayos del Norte en donde —confieso— están las más hermosas playas de arena blanca que he conocido.

Bellas playas de aguas cristalinas son de verdad, lugares prístinos que por fortuna han quedado resguardadas por las consecuencias de la misma revolución (algo debía tener de positivo). Sin embargo, igualmente debo confesar, que algunas de ellas desgraciadamente están comenzando a ser aprisionadas por los grandes hotelones “todo incluido”, con su carácter “internacional”  que pudieran estar en cualquier parte del mundo, ya comienzan a estropear el hermoso carácter amable y pueblerino que se ha conservado en casi toda la isla.

Además… es precisamente en esos lugares donde, irónica y cruelmente se contradicen los principios de la, tan famosa como infame, revolución cubana. En esos sitios… ¡no se permite entrar a los cubanos! quienes son cruelmente segregados por sus mismos paisanos curiosamente ubicados en ciertos puestos de vigilancia. No, ahí no son gratos los cubanos debido al alto costo dolarizado de los servicios, y el escaso poder adquisitivo de ellos. !Viva Fidel! que todavía se regodea en su conocido mal de Hibris.

Otro destino muy solicitado, es la atractiva ciudad de Santiago de Cuba, casi al otro extremo de la isla, y contrincante eterno de la Habana, tanto en los deportes como en los albures. Santiago, habrá que decirlo, es una muy bella y alegre ciudad que vale la pena visitar.

En fin: cada quien tiene sus gustos, preferencias e intereses; pero lo que a nosotros más nos impresionó, fue el lado poniente de la isla, que es muy diferente al resto. Palmeras barrigonas, pinos, montañas, valles, plantíos de tabaco, escaso tráfico motorizado y ambiente suave y relajado.

Bien pareciera como si la vena artista y perezosa  de la bella Cuba, se hubiera extendido aflojerada, hacia el lugar en donde, día con día, con toda belleza, ceremonia y calma, se dedica solamente al deleite de ver al redondo sol naranja cuando va a acostarse sobre la inmensidad azul del mar Caribe.

Si me preguntaran a donde quisiera ir a vivir, en caso de que me quitaran a este bello México… sin duda escogería algún pequeño bohío entre los paisajes, el clima y la gente linda del valle de Viñales en la zona de Pinar del Río al poniente de Cuba.

Un bohío es como un ranchito, por decirlo así, en medio de campos cariñosamente cultivados con parcelas de tabaco, con pequeños caneyes (cabañas) con sus techos de guano (palapa), sin carreteras pavimentadas ni coches apresurados; en donde se disfruta al máximo el día de hoy en medio de un gozoso olvido del ayer y del mañana; donde la alegría del vivir se hace patente en cada momento y en cada actitud de los dicharacheros y jacarandosos guajiros (rancheros).

Risas, carcajadas y piropos, cuelgan con desenfado entre las delicadas hojas de tabaco, que siendo enrolladas en las fálicas formas de los enormes cigarros puros, contrastan con el azúcar producido con los chorros de sudor (y sangre) que escurren en el otro lado de la isla.

Curiosas montañas de escarpadas y extrañas formas, sobresalen en el valle de Viñales entre campos y los plantíos. Mogotes se les llama a esos enormes cerros de dura piedra caliza que dominan la vista de los llanos. Grandes piedras monolíticas que en tiempos jurásicos sostenían como pilares, las grandes planicies de los fondos marinos que, a causa de la erosión y de los embates del furioso mar, socavaron las tierras intermedias dejando tan solo los pisos y los techos que eran sostenidos por esas enormes columnas, que al colapsar estos al paso de los siglos, quedaron los extraños montes llamados “mogotes” que han sobrevivido a la historia, formando el sui géneris paisaje de Viñales que perdura hasta nuestros días como fieles testigos de la historia de la Tierra.

Hoy, cubiertos de vegetación cual monumentos vivos, no dejan de dar al ambiente un cierto aire de misterio, y el carácter tan particular que es parte de la alegre bonhomía de quienes tienen la suerte de habitarla.

Belleza única de las tierras del poniente de la Cuba hermosa.
 

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